Asunción Gómez-Pérez, experta en inteligencia artificial y académica electa de la RAE.

Asunción Gómez-Pérez, experta en inteligencia artificial y académica electa de la RAE.

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Asunción Gómez-Pérez, la ingeniera informática que llevará la inteligencia artificial al corazón de la RAE

"Se necesitaba una financiación como la del 'PERTE de la economía de la lengua' para poner al español en su sitio", afirma la investigadora, que ocupará un sillón de la histórica academia.

8 mayo, 2022 03:17
Madrid

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Se cumplen casi tres semanas desde que Asunción Gómez-Pérez (Azuaga, Badajoz, 1967) recibió la noticia de haber sido elegida para ocupar el sillón ‘q’ de la Real Academia Española (RAE) cuando recibe a D+I en su despacho de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Aquí está su lugar habitual de trabajo como vicerrectora de Investigación, Innovación y Doctorado.

Inicia la conversación manifestando aún su sorpresa ante “algo totalmente inesperado”. Cuenta que fue Pedro García Barreno [académico de número que ocupa el sillón ‘a’] quien le propuso presentar su candidatura.

“Me explicó que la Academia se encuentra en proceso de incorporar la inteligencia artificial a sus métodos de sistematización y uso de la lengua”. Y el perfil de esta licenciada en Informática y doctora en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial parece haber encajado a la perfección.

Gómez-Pérez reconoce que desconoce cuál será su misión concreta, prefiere ser prudente, pero durante la entrevista da algunas pistas: “La digitalización hoy lo impregna todo y en el caso de la Academia este es un camino con dos direcciones”. 

“Por un lado –aclara–, los recursos que tiene la RAE sirven de entrada para los programas de inteligencia artificial que van a poder generar un español correcto, entender aquellos textos que estén escritos en ese español correcto y detectar aquellas expresiones que no se ajustan a la norma, tanto en textos escritos como en mensajes hablados”. En la otra dirección, “las herramientas computacionales ayudarán a los filólogos y lexicógrafos a acelerar sus investigaciones”.

Una mujer ingeniera en la RAE

Esa simbiosis entre lenguaje e inteligencia artificial ha marcado la carrera profesional de la académica electa (no pasará a ser numeraria y tomar posesión de su plaza hasta que no pronuncie su discurso de ingreso, para el que aún no tiene fecha).

Su perfil –mujer e ingeniera– es una excepción dentro de esta institución centenaria que se ocupa de regular los cambios que experimenta la lengua española. Será el primer miembro de la RAE con formación tecnológica y una de las siete mujeres entre los actuales 44 sillones ocupados de los 46 existentes desde su fundación en 1713.

Las herramientas computacionales ayudarán a los filólogos y lexicógrafos a acelerar sus investigaciones.

Por eso, es inevitable que durante la conversación se mencione la falta de esa presencia femenina, no únicamente en la Academia, también en el sector tecnológico. De hecho, es una cuestión a la que no vive ajeno el ámbito universitario. “Coincido con otros colegas, que también cursaron sus estudios superiores en los años 80, en que entonces no percibíamos esa diferencia entre hombres y mujeres. No estábamos a la par, pero la presencia femenina no era tan baja como ahora, que ronda el 10%”, advierte.

Licenciada en Informática por la UPM, Gómez-Pérez sostiene que en aquel momento estos estudios “tenían una base más matemática y científica que, probablemente, invitaba más a las mujeres a matricularse”

Crear el portal de la BNE nos llevó diez años de investigaciones en los que, entre otros desarrollos, integramos tres bases de datos con tecnologías semánticas.

También hace mención a los estereotipos que ha contribuido a fomentar el mundo del cine en películas de los años 90 y principios de este siglo: “Presentan a un tipo de persona que no se corresponde con la realidad, con pocas habilidades sociales y que se desenvuelve en un ambiente de trabajo rodeado de cables y de máquinas, lo que ha creado una visión incorrecta de la profesión”. 

Ahora mismo la informática –la digitalización– es horizontal y se aplica a cualquier sector: medicina, agricultura, finanzas, contaminación atmosférica, análisis del agua… En todas las empresas se necesitan desarrolladores de tecnología”, defiende.

Estudiar las palabras

En su caso, tras licenciarse en Madrid, realizó una estancia posdoctoral en la Universidad de Stanford en relación con la ingeniería ontológica, la rama de la inteligencia artificial que se dedica a estudiar el léxico. “Se trata de modelos computacionales que utilizan palabras y que permiten a los sistemas inteligentes razonar con los datos para representarlos posteriormente en un determinado dominio sin necesidad de la intervención humana”, explica esta experta en IA. 

Como ejemplo, recurre a una escritura de compraventa en la que figura un comprador, un vendedor, la propiedad objeto de la transacción, la fecha en la que se produce, el precio…

“Con la ontología se crean modelos computacionales que utilizan este vocabulario y, a partir de esas palabras, extraen información de los textos cuando se realiza una consulta al sistema del tipo ‘número de transacciones realizadas en 2022’ o ‘cuánta propiedades ha comprado X’”. 

Cuando se empezaron a ofrecer estas ontologías a las empresas y administraciones españolas, el problema fue que esos modelos estaban en inglés, mientras que las aplicaciones que empleaban estaban en español. Para resolver esta incompatibilidad, Gómez-Pérez fundó el Grupo de Ingeniería Ontológica.

Siempre hemos trabajado en proyectos punteros que tuvieran una aplicación a medio plazo dentro de la industria o de las Administraciones públicas.

“Así es como me acerqué al mundo del lenguaje, para desarrollar ontologías que se construyen con palabras”, recuerda. Y empezaron a hacer dos cosas: generar texto en lenguaje natural en español a partir de modelos para que las personas pudieran entenderlo; y, por otro, crear algoritmos de traducción automática para que esas ontologías que estaban en inglés estuvieran disponibles en español.

Actualmente, este grupo está formado por 38 investigadores, todos ellos lingüistas computacionales. “Siempre hemos trabajado en proyectos punteros sobre los que aún no hubiera mucha literatura y que, además, tuvieran una aplicación a medio plazo dentro de la industria o de las Administraciones públicas”. Algo que también les ha obligado a desarrollar herramientas y tecnologías específicas.

Uno de esos proyectos es el portal de datos enlazados de la Biblioteca Nacional de España, en pleno funcionamiento, y cuya investigación les ocupó diez años, entre 2000 y 2010. “Integramos tres bases de datos con tecnologías semánticas y se incluyó el multilingüismo, entre otros desarrollos”. 

El portal de datos abiertos del Ayuntamiento de Zaragoza y el de la Diputación de Aragón también han salido de este grupo de investigación de la UPM. La investigadora es más discreta con la empresa privada “con quienes hacemos múltiples desarrollos. Ahora mismo estamos trabajando en una ontología para una empresa de seguros”, pero no especifica cuál.

Lengua española “de calidad”

Para trabajar en el campo de la ontología es fundamental contar con recursos de calidad. Posiblemente no sea casualidad que el mismo día del anuncio de Asunción Gómez-Pérez como académica electa, el pasado 7 de abril, también se firmara el convenio para impulsar el proyecto Lengua Española e Inteligencia Artificial (LEIA).

Un proyecto que se presentó en 2019, respaldado por la RAE y el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, y al que también se han unido grandes tecnológicas como Microsoft, Google, Telefónica y Amazon Web Services (AWS), para potenciar el español en el desarrollo de la inteligencia artificial.

Se necesitaba una financiación como la del 'PERTE de la economía de la lengua' para poner al español en el sitio que le corresponde.

Tampoco puede ser casualidad que hace poco más de dos meses el Gobierno anunciara el ‘PERTE de la economía de la lengua’, dotado con 1.100 millones de euros. Su objetivo: que el español se convierta en un referente en áreas como la inteligencia artificial, la investigación y la ciencia.

Se necesitaba una financiación como esta para poner al español en su sitio, para generar una serie de recursos, de modelos, de plataformas, que permitan a terceros empezar a utilizarlos e incorporarlos dentro de sus sistemas”, asevera la académica electa. 

“Para eso, la clave también es que los principales actores en esta tarea se pongan de acuerdo y definan cuál va a ser esa plataforma y cómo se va a construir”. Y aunque no lo sabe con certeza, seguramente esta doctora en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial tendrá mucho que decir para que las máquinas sean capaces de comunicarse en español y nosotros podamos entenderlas. 

Trayectoria y reconocimientos

El currículo de Gómez-Pérez abruma. Licenciada en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), se doctoró en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial en 1993. Tras fundar el Grupo de Ingeniería Ontológica y desarrollar un periodo de intensa investigación, obtuvo la cátedra de Inteligencia Artificial en la Universidad Politécnica de Madrid en 2007.

Su carrera se centra en tres ámbitos: ingeniería ontológicaweb semántica y datos enlazados.  En 2003 escribe ‘Ingeniería ontológica’, seleccionado como el mejor libro de texto en 2004 en la UPM.

En cuanto a investigación, ha participado en 106 proyectos y su nombre aparece en la lista del 2% de los científicos más citados del mundo en todas las áreas de conocimiento publicada en octubre de 2021 por la Universidad de Stanford. Tiene consolidados 33 registros de software.

En el campo de la IA, dirige el nodo de Innovación Digital en Inteligencia Artificial y Robótica para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, uno de los 30 nodos de innovación digital en inteligencia artificial seleccionados por la Comisión Europea en este campo.

En 2018 fue nombrada miembro de los grupos de expertos que asesoran al Gobierno español en los temas de inteligencia artificial y big data. En 2019 participó en el desarrollo de la Estrategia Española de I+D en Inteligencia Artificial, a la vez que fue miembro fundador de la asociación EBRAINS. También fue miembro fundador de OdiseIA (Observatorio del Impacto Social y Ético de la Inteligencia Artificial).

En 2015, recibió Premio Nacional Ada Byron a la Mujer Tecnóloga y ese mismo año le otorgaron el Premio Nacional de Informática ARITMEL, que la Sociedad Científica Informática de España (SCI) concede desde 2005.