Victor Manuel Arbeloa es poeta, sacerdote y escritor. Refundó el Partido Socialista de Navarra en la clandestinidad.
El fundador del PSOE navarro lanza su chupinazo: "Sánchez y Chivite deben irse. Es imposible regenerar el partido en el poder"
Víctor Manuel Arbeloa: "Debería haber una alianza de socialdemócratas y democristianos que haga todo lo posible para proteger la Constitución".
"Me parece imposible que Sánchez no conociera el verdadero talante de Koldo, Ábalos y Cerdán después de recorrer España con ellos en un coche".
"Tengo una gran aversión a la entrada de Vox en el Gobierno. No creen en la España autonómica ni en Europa".
Hace tanto calor que tenemos que entrevistar casi a oscuras. Nos recibe el padre fundador del socialismo navarro en un piso tan alto que, al mirar por las rejillas de las persianas, la luz nos abrasa la mirada, como si estuviéramos en el trastero del sol.
–¡Joder, vaya sol, la hos… la órdiga!
–Sí, sí, es la Higa de Monreal. Qué bien se ven las montañas, ¿eh?
Víctor Manuel Arbeloa (Mañeru, 1936) lleva una camisa de manga corta y ha envuelto su apartamento en la negritud para que podamos salir de aquí con vida. Se le ve un experto en el deambular de sombras, quizá por sus trabajos políticos en la clandestinidad.
Para llevarnos a su despacho, ha ido jugando con las persianas como el que hace señas con una linterna en la noche del monte. Nos topamos con su biblioteca, que está adornada de crucifijos. Víctor Manuel es sacerdote, político, poeta, escritor.
Nos acercamos primero a la balda que contiene un ejemplar de cada una de sus obras. Estas baldas son muy típicas en las casas de los escritores.
Vemos los poemarios con las canciones de libertad y lucha; las de la utopía, esas a las que pusieron voz y guitarra los cantautores. También están los estudios sobre el PSOE de los años treinta. Los análisis de la masonería. Las averiguaciones sobre la relación Iglesia-Estado.
En los sesenta, publicó un libro con testimonios de los heterodoxos del franquismo y de la república –cosa muy rara– vaticinando el futuro de la Iglesia. No es que la censura lo secuestrara, es que lo destruyó.
Lo defendió en un juicio Peces-Barba, padre de la Constitución, prohombre socialista. Luego lo metieron en la cárcel, a Víctor Manuel, por escribir villancicos profetizando la libertad. Le multaron, no quiso pagar y a chirona.
Víctor Manuel Arbeloa empezó a convencer a los Peces-Barba, Múgica y compañía de que visitaran Pamplona… y así empezó todo.
Hemos venido a verle porque su criatura política ha vuelto a exportar una gran trama de corrupción. Él dejó el partido allá por el 2000, cuando salió escaldado de la gestora que intentó regenerarlo.
Celebraba misas con Gabriel Urralburu, que también fue cura, el primer presidente autonómico que acabó en la cárcel por aquellos sucesos que tanto nos recuerdan a los de ahora: una red a medio camino entre gobierno y Partido Socialista, la adjudicación amañada de obras públicas.
En Pamplona, todo lo hacen los curas. La cleromilitarina, decía Baroja.
Sus licenciaturas nos abruman un poco. En realidad, bastante. No las mencionamos todas por empezar cuanto antes con la entrevista. Pero pasó por Roma y Madrid. Luego fue capellán de exiliados en Centroeuropa. Tras la fundación del PSN, mejor dicho, refundación, fue el primer presidente del Parlamento de Navarra.
"Oiga, soy cofundador, no fundador, que hubo mucha más gente", se queja.
Después, senador y eurodiputado. Hasta que llegó el lío de la corrupción y él, en consonancia con Madrid, propuso que su partido, ¡está totalmente loco!, dejara el poder para regenerarse.
Como es verano y hace mucho calor, esperemos que se nos disculpe utilicemos un sustantivo que nunca hay que utilizar por lo prostituido que está: es un intelectual. Todo es prostitución en estos días de vino, puño y rosas.
De repente, se pone a recitar el poema de Alberti: "¿Es que ya Andalucía se ha quedado sin nadie? ¿Es que acaso en los montes andaluces no hay nadie? ¿Que en los mares y campos andaluces no hay nadie?".
–¿Disculpe?
–Lo recito pensando en Navarra y en quienes quisimos socialdemocracia. Pero me vale también para Ferraz. ¿De verdad no hay nadie dentro que diga nada? ¡Cómo es posible que nadie alce la voz!
En un retrato, lo vemos de niño, cuando fue "Manolín". Así lo llamaba su padre, un voluntario carlista muerto en el frente de Amorebieta.
Acaban de publicarse las cartas de amor, que iban del frente a casa de los Arbeloa en plena guerra. De marido a mujer, de mujer a marido: "Las últimas cartas del requeté. Correspondencia de guerra. Edición de Pablo Larraz y Pilar Sáez de Albéniz (Editorial Almuzara).
Tiene mucho que contar Víctor Manuel. Este hombre alto, grueso, con aspecto de guardabosques y acento de caserío, que suele ir a los montes que se ven desde su casa para pasear los noventa años que va a cumplir.
Tiene mucho que contar del pasado, de la clandestinidad, de la cárcel, del descreimiento de las utopías, del renacer del PSOE en Navarra, de la corrupción que lo hundió. Pero también del presente. De una organización que conoce tan bien como las dos palomas recién nacidas en el alféizar de su terraza, a las que ha llamado Antonio y Antonia. Por el día de su santo.
¿Qué vamos a hacer esta mañana sino hablar de Santos?
Nos anudamos el pañuelico rojo antes de empezar. ¡Viva San Fermín! Qué rojo, este Víctor Manuel, le decían. ¡De qué aljibe roto bebes las aguas, Víctor Manuel!
"Despierta, mi niño, que ya viene el Che".
Las nanas que le escribí al Che. Una utopía. Qué tiempos. Creíamos en una utopía malentendida.
Cuente, cuente. ¿Cómo era aquella utopía?
Éramos creadores muy imaginativos, muy utópicos. Aquella revolución, que luego supimos no fue trigo limpio del todo… La veíamos con gran idealismo.
Ese poema que usted cita y otros en esa línea de lucha por la libertad tuvieron su influencia en aquel tiempo porque les pusieron voz los cantautores.
¿Y la caída del caballo?
La viví de manera pausada y con tranquilidad. Creo que he vivido así la mayoría de las cosas en la vida. Fue una caída que requirió muchos años de práctica, de experiencia y de contrastes.
Veíamos esas revoluciones desde muy lejos. Creíamos en ellas porque aquí no había libertad y porque soñábamos con ayudar a los pobres, con traer la justicia y acabar con las desigualdades. Es un fenómeno que ha sido muy habitual en la historia.
Fundó usted, con otros compañeros, el socialismo navarro en la clandestinidad.
Me fui a Roma a estudiar. Allí fui capellán de emigrantes españoles. Luego en Holanda, en Alemania, en Inglaterra… Después regresé a Madrid, donde estuve varios años.
Cuando volví a Pamplona, vi que esa música socialdemócrata que a mí me gustaba… allí no sonaba. Estaban todas las músicas menos esa.
En aquellos años, acababa de escribir un libro sobre el futuro de la iglesia, lo que me había permitido conocer a muchísima gente. Aquel libro, por cierto, lo destruyó la censura. Ahí tengo un ejemplar que pude rescatar.
Ruiz Giménez, por su condición de ministro del régimen, logró quedarse con otro. Total, que había hecho amistad con Gregorio Peces-Barba, Pablo Castellano, la viuda de Besteiro…
Peces-Barba, padre de la Constitución después, fue el abogado que le libró de la cárcel, ¿no?
Sí. Me procesaron por un artículo que escribí en la revista Signo sobre la Guerra Civil. Hablaba de la reconciliación -que en esos años era nuestro lema fundamental- y también de la represión en ambos bandos. Los atropellos de la República, en aquel tiempo, ya eran muy conocidos, pero no los del franquismo.
Aquí, debajo de su casa, en la Vuelta del Castillo, se fusilaba.
Así es.
El PSOE navarro, en cierto modo, empezó en el funeral de la viuda de Besteiro, ¿no?
Sí. Allí coincidí con Peces-Barba y otros compañeros. Los convencí para que vinieran a Pamplona. Después, pasaron por aquí Nicolás Redondo y Enrique Múgica. El partido se refundó en el seminario de Tudela en mayo de 1974. Era habitual aprovecharse un poco de la iglesia para hacer esos encuentros clandestinos.
¿Cómo era hacer algo en Navarra en la clandestinidad? Es una tierra muy pequeña, todo el mundo se conoce.
Sí, pero al final encontrabas los espacios. Si me tuviera que quedar con un solo recuerdo, sería con el del mes que estuve en la cárcel de Pamplona junto a tres compañeros. Nos encerraron porque no quisimos pagar una multa. Hubo una recaudación de amigos, que pagaron para que nos pusieran en libertad.
¿Por qué le habían puesto la multa?
Por haber publicado unos poemas bíblicos, de tono profético, sobre la libertad y la democracia. Todo era profético entonces, ¿saben? Los leímos en una eucaristía y se montó el lío.
En Navarra, las cosas de la política siempre las hacen los sacerdotes, ¿no? Lo mismo el franquismo que el antifranquismo. Usted es sacerdote.
Sí. Yo animé a Gabriel Urralburu a entrar en política. Colaboraba conmigo en una misa que hacíamos en el barrio pobre de Echavacoiz. Él tocaba la guitarra y cantaba; yo celebraba la eucaristía.
Me preguntan ustedes por el papel protagonista de los curas: teníamos la posibilidad de ser más libres, éramos algo ilustrados tras haber pasado por el seminario, no teníamos compromisos familiares que nos ataran… Todo eso ayudaba.
Victor Manuel Arbeloa va camino de los noventa. Escribe todos los días y da paseos por el monte.
¿Sigue siendo socialista? Abjuró del marxismo. ¿Abjuró también de la socialdemocracia?
Ya en los años setenta, me consideraba socialcristiano. Me sentía vinculado a lo que se llamaba la "doctrina del Rin", que representaban los socialdemócratas belgas, holandeses, luxemburgueses…
Sigo siendo entre socialdemócrata y socialcristiano. Intenté que el Partido Socialista se llamara "socialdemócrata", pero no lo conseguí.
¿Y hoy? ¿El PSOE se puede llamar socialdemócrata?
Es un partido social-populista, un partido sanchista.
Se dice mucho eso de "sanchismo", pero ¿qué significa?
La conversión de un partido socialdemócrata en un partido populista que gira en torno a un jefe único, de nombre Pedro Sánchez. Algunos lo llaman déspota, tirano. Yo no llego a tanto. Sin querer insultar a nadie, lo defino como un autócrata. Creo que es el término que mejor se aproxima a su figura.
"Sánchez ha hecho de un partido socialdemócrata un partido social-populista de jefe único"
¿Mantiene relación con los dirigentes del socialismo navarro de hoy?
No, ninguna.
¿Ni siquiera con Santos Cerdán, que tiene nombre eclesial y nació en Milagro?
Jamás lo he tratado. Es mucho más joven que yo.
¿A Koldo lo ha tratado?
Tampoco.
Es un personaje barojiano. Se le definió en los medios como un esclavo y ahora es quien marca el ritmo detonando sus grabaciones.
Efectivamente, es un personaje muy barojiano, muy típico de la trilogía La lucha por la vida. Además, físicamente, a Baroja le habría encantado. Aizkolari, grande, enorme.
¿Y si necesitan un camarada que los confiese? ¿Los atendería?
No creo que tengan interés en conocerme. Además, hace tiempo que yo dejé de ejercer en ese sentido. Que Dios los perdone y que funcione el Estado de derecho.
Se le ve triste de veras.
Es que es la segunda vez que ocurre. La segunda gran trama en el PSN. Tres si contamos la de Roldán, que empezó en Navarra.
Me produce una gran tristeza y una gran decepción. Aunque tiene cierta lógica. ¿Queríamos un partido así? Pues ahí lo tenemos. Si cultivamos la erótica del poder por encima de todo, el culto al jefe, el todo vale para permanecer, pues acaba valiendo todo.
Estoy algo acostumbrado a estos acontecimientos. Salí del partido en el 2000, luego comentaremos por qué, supongo. Desde entonces, escribo con total libertad sobre el partido que ayudé a refundar.
Hay antiguos compañeros que no me lo perdonarán nunca. Pero, en realidad, en el Partido Socialista de Navarra de hoy casi no quedan afiliados que ocuparon cargos en la Transición.
No habrá entre usted y el PSN parábola del hijo pródigo.
Es una metáfora demasiado elevada. Demasiado difícil, por no decir imposible.
Más imposible parecía que aquel hijo regresara a casa.
Tienen ustedes razón, pero ya les digo que… me temo que no. No.
Supongo que usted sería el ídolo de juventud de muchos de los hoy dirigentes del PSOE navarro. Comenzaron a militar cuando usted era un peso pesado. ¿Lo ven hoy como a un fascista?
Seguro. Eso seguro. Ya lo fuimos a mediados de los noventa, cuando estalló el segundo escándalo en el seno del partido.
Primero fue lo de Urralburu. Pero después, cuando el PSOE recuperó el gobierno mediante una coalición con el CDN de Juan Cruz Alli, apareció una cuenta en Suiza a nombre de Javier Otano, que había sucedido al frente del partido a Urralburu y era presidente del Gobierno de Navarra. Tuvo que dimitir.
Cuando sucedió aquello, se puso al frente del partido una gestora. La Ejecutiva de Madrid, ¡fíjense qué diferencia con lo de ahora!, nos pidió que saliéramos del gobierno para que pudiéramos llevar a cabo un buen proceso de regeneración. Pero nos hicieron la vida imposible.
¿Quiénes?
Algunos compañeros del partido aquí en Navarra. Esos que creyeron -esto también les sonará- que había que conservar el poder por encima de todo. La mayoría de asambleas locales del partido no toleró que dejáramos gobernar a la lista más votada.
Todavía hoy nos siguen recriminando que entregáramos el gobierno a la lista más votada, la de UPN. Les diré una cosa más sobre esto.
Diga.
Algunos de los que pensaron entonces que, efectivamente, había que dejar el poder para acometer una regeneración piensan hoy lo contrario, que hay que conservarlo. Esto es algo que me genera una gran perplejidad.
¿Por qué es importante dejar el poder para acometer una regeneración?
Porque, teniendo poder, es muy difícil diseñar esos cambios. La gente no quiere dejar sus puestos, sus privilegios.
Y porque no son sólo las personas que ocupan las portadas las que hacen posibles esos casos, hay ramificaciones. Nos pareció bien asumir el castigo, dejar el gobierno y ponernos a disposición para que se aclararan las cosas.
Deben dimitir porque la regeneración en el poder es imposible.
Dejar el poder es la asunción máxima de responsabilidad. Perder a corto plazo para ganar la credibilidad a medio-largo plazo.
Exactamente. Pensaba así entonces y pienso así ahora.
Arbeloa sigue con ojo avizor los designios de la política de su tierra.
¿Cómo es posible que aquella gran trama de los noventa no dejara en el socialismo navarro una gran conciencia frente a la corrupción?
Me he hecho muchas veces esa pregunta estos días. No lo sé.
Yo tuve que dimitir de la gestora porque las presiones fueron insoportables. Por querer dejar el poder y buscar la regeneración nos llamaron franquistas, derechistas, fascistas, cómplices de UPN… Esa herida, ya lo ven, se cerró mal.
De aquellos polvos, estos lodos. Esa manera de pensar se acabó imponiendo: gobernar a cualquier precio. Mientras no gobierne la derecha, gobernar el PSOE con quien sea. Se empezó con el nacionalismo moderado y se ha acabado abrazando a Bildu, a los herederos de ETA. Santos Cerdán parece que ha sido su mayordomo. El de Bildu y Puigdemont.
De todos modos, en mi opinión, la corrupción política ha sido mucho más peligrosa para el país que la corrupción del dinero. Haber hecho la ley de amnistía con quienes dieron el golpe y haber llegado al gobierno gracias a quienes nos quisieron matar me parece mucho más grave porque tiene más consecuencias políticas.
"Santos Cerdán ha sido el mayordomo de Bildu y de Puigdemont"
Desde la caída del carismático Urralburu, cuando el PSOE llegó a ganar las elecciones dos veces, el socialismo navarro tiene un problema: es incapaz de ser un partido de mayorías. Eso le sitúa en una encrucijada muy complicada: o ser oposición siempre o gobernar con los nacionalistas.
El socialismo navarro, desde entonces, es débil. Primero, tuvimos la suerte de que se hundiera la UCD, que aquí también fue el partido hegemónico durante la Transición. Pero, al hundirnos nosotros con la corrupción, permitimos un crecimiento repentino y brutal de UPN.
¿Está usted huérfano de representación política en Navarra?
Me niego a dividir el mundo en dos. Eso, como premisa. ¿Qué es la izquierda? Porque puede ser Mao o Palme. ¿Qué es la derecha? Porque puede ser Franco o De Gaulle. Abascal o Churchill.
Como ve, es una división maniquea y absurda. Hay tantas izquierdas como izquierdistas, y tantas derechas como derechistas.
Leo un rato a Ortega todos los días. Miren, lo tengo aquí en la mesa. Es muy divertido cuando critica la hemiplejia de España. Yo quiero tener dos ojos, dos brazos, dos piernas… No estoy huérfano. Tomo de cada proyecto lo que me interesa. Pero entiendo su pregunta: sí, soy socialdemócrata. Pero soy ante todo un humanista.
Hable más de su credo.
Creo que los partidos que respetan la Constitución deberían tener un pacto de amistad y colaboración. Lo sigo deseando, para Navarra y para la política nacional. Una alianza de socialdemócratas y democristianos que haga todo lo posible para proteger la Constitución, que es el legado más importante de la España reciente.
Ha escrito que le preocupa que la falta de sentido nacional de la izquierda esté provocando un auge de la extrema derecha.
Por supuesto. Es que me preocupa muchísimo el resurgimiento de esas ideas.
¿Le preocupa una hipotética entrada de Vox en el Gobierno?
Sí, mucho. Porque están en contra del Estado autonómico. Y eso es un gravísimo error histórico. España es diversa. Y luego, además, Vox rechaza la idea fundacional de Europa. Tengo una gran aversión a la entrada de Vox en cualquier gobierno.
No hemos hablado de UPN, que también se derrumbó: incapacidad para generar mayorías, incapacidad para generar un liderazgo claro, incapacidad para diseñar un proyecto que mire al futuro…
Sí. En tiempos, solíamos decir: hay cuatro columnas que sostienen Navarra… El PSN, UPN, la UGT y Diario de Navarra. UPN atraviesa un momento de debilidad. Le deseo lo mejor.
¿Y al PSN?
Por supuesto. Le deseo lo mejor al PSN. Espero que se recomponga y que vuelva a ser un partido socialdemócrata. El debate político de hoy es un desastre. Como decía Donoso Cortés, detrás de cada cuestión política hay una cuestión teológica: nosotros somos el bien y el adversario es el mal.
La entrevista a oscuras.
Es verdad que debería protegerse el legado de la Constitución, pero muchos de los socialistas de su generación lo hacen al mismo tiempo que santifican el felipismo. Aquellos gobiernos tuvieron muchísima corrupción.
Tienen razón. Yo no santifico aquel tiempo. Porque, aunque había más debate, también se practicaba un fuerte culto al líder, un fuerte culto al poder.
Les contaré una anécdota. Cuando estaba en el Parlamento europeo y se planteaban algunos asuntos que merecían el voto en objeción de conciencia, nos decían desde el aparato: "La objeción de conciencia es el programa del partido. Y lo demás, pollas en vinagre".
Es un ambiente eterno en los partidos.
El PSOE debería hacer una penitencia larga y, después, una declaración pública diciendo que se equivocó, pidiendo perdón.
He publicado en dos tomos un estudio sobre el PSOE de Largo Caballero, un momento fascinante de la historia. Indalecio Prieto, desde México, reconoció su participación en la Revolución de Asturias y pidió perdón. Dijo que el socialismo no era eso y que había que elegir otro camino.
"Tengo aversión a la entrada de Vox en el Gobierno. No creen en la España autonómica ni en Europa"
Ya empiezan los sanfermines, Víctor Manuel. Todo son Santos en Pamplona.
Sí, los dos son santos. Pero Santos Cerdán ha existido y San Fermín parece que no.
Pero los dos han acabado decapitados.
Sí, sí [se parte de risa]. Lo de San Fermín es muy interesante porque la evidencia histórica nos lleva a concluir que no existió. Me gusta decir que lo que celebramos en estas fiestas es al primer obispo de Pamplona, fuera quien fuese. Tenemos la constancia histórica de que existió Liliolo, en el siglo VI, que acudió al Concilio de Toledo.
Usted, que se dice humanista, cuando analiza la política, presta atención a la psique de los que la protagonizan. Es fascinante la figura de Urralburu. Estaba siendo un gran presidente, admirado por González y Guerra, por la oposición, respetado en todas partes y de repente…
Era un hombre muy valioso, en eso coincidimos todos. Yo creo que le malearon desde fuera. Alguien le enseñó a hacer lo que no debía. Se dejó tentar y cayó en la tentación. Espero que esté arrepentido. Le deseo, de corazón, toda la felicidad. Aunque lo metí en la vida política, luego nuestros caminos se separaron. Me refiero a antes de que estallara todo. Vivíamos en ambientes distintos.
¿Qué paralelismos existen entre la trama de los noventa y la actual?
Primero, los perfiles. Siempre he creído que a un partido no debería poder entrar cualquiera. Esto de que cualquiera pueda aspirar a cualquier cargo… Los filtros deberían ser mucho mayores.
También pienso que quienes están en política deberían recibir una formación humanista de alguna manera. Se les va toda la fuerza en pensar cómo ganar las elecciones.
El poder de hoy es la fuerza y el engaño. ¿Se da cuenta de que ningún partido habla de los pobres? Se habla de las "clases medias", pero no de los pobres, porque no tienen ninguna fuerza electoral. De los pobres sólo hablan los papas. Cuando dices esto, te llaman utópico, soñador, iluso…
¿Concede el beneficio de la duda a Sánchez y a Chivite? La posibilidad de que no supieran lo que ocurría.
Tengo dudas. Y el mero hecho de tener dudas ya es…
Me parece imposible que Sánchez no conociera el verdadero talante de Koldo, Ábalos y Cerdán después de haber recorrido España de arriba abajo con ellos en un coche. Y de Chivite con Cerdán, pues lo mismo.
Pero, entonces, a usted se le podría decir que es imposible que no supiera nada de lo de Urralburu. Incluso celebraron misas juntos.
Sí, tienen razón. Aunque, ya les digo, cuando él fue presidente, apenas tuvimos relación personal. Pero, como les digo, yo no sé si Sánchez y Chivite sabían o no sabían. Lo que pasa es que la política debe ser el arte de la ejemplaridad y, si quieren ser ejemplares, deben dimitir por todo lo que ha ocurrido bajo su gobierno, bajo su responsabilidad.
A quienes dicen que no deben dimitir porque no hay causas penales abiertas contra ellos… Hombre, sólo faltaba. La moral del derecho penal es la moral mínima. Si la moral que determina la política es la frontera de la cárcel, estamos apañados. Yo aspiro a la moral más alta en política.
Victor Manuel Arbeloa, a contraluz.
Usted ha criticado la metamorfosis del socialismo navarro, que pasó de ponerle un cordón sanitario a la izquierda abertzale a convertirla en socia de gobierno. Pero me gustaría preguntarle por su propia metamorfosis. Usted, teniendo ya cuarenta años, defendía la integración de Navarra en Euskadi. Luego se convirtió en el impulsor de la autonomía Navarra frente a Euskadi.
Yo nunca fui partidario de la integración de Navarra en Euskadi. ¡Nunca!
Le leo una entrevista que concedió usted a 'Punto y Hora' en 1977: "La mayoría de nosotros somos partidarios de la integración de Navarra porque Navarra es parte del País Vasco". Y luego le preguntan: "¿Se siente usted vasco?". Respuesta: "Sí, por supuesto que me siento vasco. Con cuatro apellidos vascos… uno, ¿qué es?"
Yo nunca hablé de la integración.
Aquí lo pone, mire.
Aunque lo ponga, no es cierto.
¿Se lo inventó el periodista?
Yo nunca quise la integración. Nunca. O me quiso entender mal el periodista o yo me expresé mal. Pero yo fui enemigo de eso en todo momento. Puede preguntar a mis amigos.
Yo solía hablar de la vinculación cultural evidente entre Navarra y Euskadi, nada más. Siempre he sido partidario de la autonomía de Navarra.
El socialismo navarro estuvo integrado en el socialismo vasco hasta 1982 porque así lo decidieron en Bilbao, sin preguntar a nadie. La gente se dejó llevar por Txiki Benegas, que era el que mandaba.
Yo me siento vasco culturalmente, no políticamente. Me siento de los lugares donde he vivido y cuya cultura he bebido: me siento español, belga, navarro, estellés, europeo, inglés, madrileño…
Esta entrevista ha sido un chupinazo.
Si ustedes lo dicen… Los sanfermines son maravillosos, se conocen por un sinfín de aspectos. Espero que se siga hablando de ellos por esos motivos y no por otros que hemos comentado.
¿Qué pecados recomienda cometer en San Fermín?
Esa frontera entre el pecado y la alegría… Me gustaría despedirme con el mensaje del arcángel Rafael a Tobías: "Dios te dé alegría".
Luego lo copiaron los caballeros de la Edad Media, que se saludaban así: "Dios te dé alegría". ¿No les parece bonito? La alegría es uno de los fines de la vida del hombre. Y del Reino de los cielos también. Hale, ¡alegría, alegría!