Ana Pontón, candidata del BNG, y José Ramón Gómez Besteiro, del PSOE, posan al inicio del debate electoral en RTVE.

Ana Pontón, candidata del BNG, y José Ramón Gómez Besteiro, del PSOE, posan al inicio del debate electoral en RTVE. Efe

Política ELECCIONES 18-F

El PSOE utiliza la ausencia de Rueda en el debate de TVE para confiar en que la historia del 23-J se repita

Ana Pontón y José Ramón Gómez Besteiro compartieron el 'prime time' de la televisión pública durante una hora sin oposición.

15 febrero, 2024 02:46

La situación de Alfonso Rueda en la recta final de las elecciones gallegas es, al menos sobre el papel, muy parecida a la vivida por Alberto Núñez Feijóo los días previos a las generales de verano. Nadie duda de que ganará las elecciones, pero el 23-J demostró que ganar no es sinónimo de gobernar, y el presidente de la Xunta no se la quiere jugar. 

Al igual que hizo Feijóo cuando todas las quinielas le hacían presidente del Gobierno, Rueda declinó participar en el debate electoral organizado por TVE este miércoles. La razón es, como pasó en julio, evitar cometer errores que puedan ahondar la tendencia de una campaña que no le está sentando bien. Ante ello, el PSOE espera que la historia se repita. 

El espacio de anoche en TVE tuvo sólo dos actores, la nacionalista Ana Pontón y el socialista José Ramón Gómez Besteiro, que amenazaban tanto con echar a Rueda de la Xunta como con protagonizar el debate más absurdo de la historia de la democracia, con ambos deseando pactar el uno con el otro. El 23-J la situación fue prácticamente idéntica, con el dúo Sánchez-Díaz planteando su idea de país ante la vía libre de Vox y la incomparecencia del PP. 

Feijóo rechazó ir a aquel debate, pero su nombre estuvo siempre presente en boca de los candidatos; y con Rueda ha ocurrido exactamente lo mismo. Esta vez tampoco estuvieron Podemos, Sumar y Vox porque la Junta Electoral de Galicia rechazó sus recursos y avaló la decisión de RTVE de hacer un debate con los partidos con representación parlamentaria.

Con esto sobre la mesa, la cita en los platós estaba llamada a ser un pasacalles del BNG y el PSdeG, que no ocultaron sus ganas de unir fuerzas en un Gobierno de coalición en caso de que Rueda no consiga la mayoría absoluta, situada en 38 escaños. La gran mayoría de encuestas ven difícil que la izquierda sume, sobre todo ante las bajísimas perspectivas de Podemos y Sumar.

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Así, ocurrió el debate pero no se debatió. Pontón y Besteiro se dejaron hablar, compaginaron propuestas compatibles e incluso se turnaron para criticar al "candidato ausente" con alusiones constantes. La calma chicha entre ambos era tal que el moderador de TVE, Xavier Fortes, tuvo que repreguntar hasta en tres ocasiones "en qué se diferencian" o incluso si había voluntad explícita de pactar un Gobierno. Sin éxito.

Porque, en esencia, el debate de este miércoles ni siquiera pudo venderse como la pugna en directo sobre quién será tercero, ya que Pontón aventaja a Besteiro en todos los sondeos. Y, con Rueda fuera de la ecuación, es poco probable que el voto entre los bloques se mueva.

Este armisticio entre ambos daña sobre todo al PSOE. Para los socialistas está siendo una campaña difícil, sin confrontar directamente con los nacionalistas —temen que un desmarque se interprete como una manera de poner en riesgo la posibilidad de cambio en la Xunta— y sin rumbo propio. Entretanto, Besteiro se limitó a dejar balones templados para que Pontón los rematara. Por momentos, sólo parecía estar cómodo cuando criticaba a Alfonso Rueda.

"¿A qué tiene miedo?", se preguntó horas antes el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero durante un mitin en Lugo, una frase que Besteiro repitió en varias ocasiones. "¿Es que le tiemblan las piernas a estos del PP con los debates?", incidió, recordando las dos veces que Mariano Rajoy rechazó debatir con un candidato socialista. La primera con él, en 2004, y otra con Sánchez, en 2015.

Además del expresidente del Gobierno, es una situación que sólo ha ocurrido tres veces en democracia, dos con Javier Arenas en Andalucía y una con Isabel Díaz Ayuso en Madrid, el pasado mes de mayo. Curiosamente, la estrategia de la silla vacía pareció funcionar y los resultados de ambos fueron extraordinariamente buenos en esas elecciones. No así el 23-J.