Vox da a Tamames por imposible: "Le vence el ego, es incapaz de controlarse"

Ante esta tesitura, a Vox no le ha quedado otro remedio que resignarse. Los intentos por embridar a Tamames, según las fuentes consultadas por este periódico, están resultando infructuosos.

"Le vence el ego. Es incapaz de controlarse. Está pletórico y le encanta hablar con la prensa. No hace caso cuando se le aconseja que no se exponga", revela alguien presente en las conversaciones entre la dirección de Vox y el candidato de la moción de censura.

Pasaron varias semanas desde el momento en que se filtró el ofrecimiento hasta que las partes llegaron a un acuerdo. Aquella situación exhibió maneras similares a la actual. Mientras negociaban, Tamames radiaba en directo –literalmente– el minuto y resultado. De ahí que, en una de las reuniones, los representantes de Vox le rogaran discreción. Y lo consiguieron.

Sin embargo, en cuanto Abascal y él posaron en la sede nacional de Vox para anunciar la candidatura, se levantó el cerrojazo informativo. Y Tamames lo ha llevado a sus máximas consecuencias. El cambio climático, la ley de la violencia de género, el franquismo y hasta la unidad de España son algunos de los conceptos troncales acerca de los que el catedrático de Economía ha mostrado sus diferencias con el partido que le va a brindar la tribuna el 21 y el 22 de marzo.

En una reunión celebrada en casa de Tamames, el equipo que rodea a Abascal explicó, pacientemente, a su candidato que la gira mediática que había emprendido le perjudicaba a él y también al partido. Tamames se avino a callar, pero luego aceptó el ofrecimiento a cambio de ser "independiente". Es como si la letra del contrato suscrito impidiera a Vox exigir prudencia o cercanía ideológica al hombre que va a encarnar su moción de censura.

La sorpresa de Vox

Los de Abascal tratan de defenderse estos días con argumentos de este tipo: "Se mofan de que Tamames no piense lo mismo que Vox. ¡Si es lo que llevamos diciendo nosotros desde el principio! ¡Es independiente!".

Pero detrás de esa excusa se encuentra la sorpresa con la que se desayunan los dirigentes de Vox cada mañana. La última, una entrevista con El Mundo, donde el catedrático ha celebrado España como "nación de naciones".

En las entrevistas que da Tamames, se habla de manera desacomplejada de que no existe ninguna coordinación entre partido y candidato. Ningún trabajo por unificar el mensaje. El propio catedrático ha revelado, por ejemplo, una conversación con Iván Espinosa de los Monteros, quien le debió de mostrar su estupefacción tras la calificación de Vox en El País como "un partido con extremosidades".

"Se le ha pedido a Ramón que no se exponga. Se le ha intentado explicar cómo funciona esto de los medios. Pero siempre se acaba metiendo en la boca del lobo. Está pletórico, sabe que es su última oportunidad. Es incapaz de contenerse, su carácter es ése y no se puede cambiar", apunta otra fuente que admite el daño que las intervenciones de Tamames están haciendo a Vox.

Tanta es la independencia que exhibe Tamames que, de tener la moción de censura el impacto deseado, sería difícil para Vox atribuirse el mérito. Sobre todo si el candidato, en la tribuna, propone una España que nada tiene que ver con la que impulsa Abascal.

Los dos últimos coletazos que han exasperado a la dirección de Vox han sido, precisamente, dos entrevistas. La ya mencionada y otra anterior, que lleva por fecha el pasado 7 de marzo y se produjo en El País, un medio al que Vox tiene vetado. Titular: "Yo no defiendo a Vox".

En esa conversación, el economista ironizó acerca de las opiniones de los de Abascal sobre el cambio climático, se postuló en contra de ilegalizar partidos independentistas y criticó el veto de Vox a distintos medios.

Cualquiera que conozca la trayectoria de Tamames se sorprendió al saber que sería él quien encabezara la moción de Abascal. Habitual de los medios con motivo de sus libros, nunca el catedrático había adoptado en público posturas similares a las de Vox.

De hecho, el exdirigente del PCE solía encuadrar a los de Abascal como un partido de raíces nacionalistas. El objetivo último de Tamames siempre fue un gobierno centrado con fuerza suficiente como para prescindir de populismos y nacionalismos. Abogó por una gran coalición a la alemana hasta que Sánchez dio un giro al PSOE.