Mónica Méndez, madre de Raquel, joven de 15 años que se suicidó tras sufrir abusos en redes sociales.

Mónica Méndez, madre de Raquel, joven de 15 años que se suicidó tras sufrir abusos en redes sociales. EL ESPAÑOL

Política DÍA DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

"Mi hija se lanzó de un noveno piso horas después de denunciar abusos, no se actuó a tiempo"

25 noviembre, 2018 09:19

Mónica Méndez ha sacado fuerzas para evitar que otras mujeres vivan situaciones como la de su hija, y ha decidido contar su historia. Durante meses, la joven de 15 años sufrió abuso sexual a través del móvil por parte de un hombre que pedía insistentemente que le enviara fotos desnuda. Horas después de denunciar los hechos en una comisaría, se suicidó lanzándose de un noveno piso en su vivienda familiar de Madrid. Ocurrió en el año 2013.

La madre se dio cuenta de que la adolescente estaba ausente, preocupada, "como ida". Le avergonzaba contar a su madre lo que estaba ocurriendo, pero finalmente lo hizo porque una amiga le dijo que sería lo mejor. "Cuando me enseñó aquellos mensajes y aquellas fotos...se me cayó el alma a los pies", cuenta Mónica Méndez a EL ESPAÑOL. 

El hombre, un carnicero de Pinto de 25 años que había conseguido el número de teléfono de la joven a través de su perfil de Badoo (red social para buscar pareja), le enviaba multitud de mensajes y la amenazaba con difundir sus imágenes de contenido sexual si no le proporcionaba más. Una situación cíclica que provocó ansiedad en la joven. 

Madre e hija acudieron a una comisaría madrileña para denunciar los hechos, mostrando los mensajes como prueba y la identidad de quien los enviaba. Sin embargo, los agentes explicaron que debían seguir un procedimiento, llamar a la Policía Científica para que analizara el contenido e identificar al autor. Recomendaron a las denunciantes que se marcharan a casa hasta entonces.

Puesto que la joven sufría ansiedad, la madre la llevó a un centro médico donde le proporcionaron un analgésico y también la enviaron a casa, según relata Mónica Méndez. A la mañana siguiente, Raquel se arrojó por la ventana de un noveno piso del barrio de Begoña, al norte de Madrid, y murió. 

"Aquel día, con mi hija ya fallecida, me llamaron de la Policía, me dijeron que era importante que vinieran a mi casa para hacer un rastreo de su ordenador y su móvil. Les dije que ya no me corría tanta prisa. Mi hija estaba muerta. Lo que intentaba evitar un día antes, ocurrió", lamenta.

Contando lo ocurrido, Mónica busca que otras mujeres no pasen por el mismo calvario. Le ha animado su otro hijo, que tenía 17 años cuando su hermana murió trágicamente. Ha estudiado criminología y ahora trabaja, precisamente, intentando ayudar a las víctimas de violencia machista. Es el principal apoyo para su madre.

"El sistema no funciona"

El hombre, I.S.M., ha sido condenado por un delito de coacciones a una multa de 2.000 euros tras un acuerdo judicial. La madre de Raquel solicitaba también al principio que fuera castigado por inducción al suicidio (penado con entre cuatro y ocho años de prisión) pero acabó aceptando el acuerdo para acusarle sólo por coacciones. 

"Tuve que sentarme frente al agresor de mi hija que se reía en mi cara. Me empujaron a llegar a un acuerdo. La Fiscalía me dijo que no habría manera de demostrar que él condujo a mi hija al suicidio", argumenta.

Mónica considera que el caso de su hija se podría haber evitado si el Estado tuviera los medios para detectar situaciones de abuso a tiempo. Por eso, dirigió una carta al Defensor del Pueblo para denunciar que "el sistema no funciona".

"El Estado no protege a los menores. Yo pensaba que con los medios que tiene el Estado se podría haber salvado la vida de mi hija, pero no fue así, no se actuó a tiempo".

Mónica Méndez es una de las personas que, con su caso concreto, participa en la campaña de Aministía Internacional 'Ya es hora de que me creas', en la que se denuncia el camino de obstáculos y prejuicios que recorren las mujeres y niñas víctimas de violencia sexual al denunciar sus casos. 

En un informe elaborado durante dos años para dicha campaña, la organización alerta de la atención desigual a las mujeres según la comunidad autónoma en la que se haya producido la agresión y el miedo a no ser creídas así como a la estigmatización que sufren.