María Dolores de Cospedal, Pablo Casado y Javier Maroto en una imagen de archivo.

María Dolores de Cospedal, Pablo Casado y Javier Maroto en una imagen de archivo. Efe

Política LAS CINTAS DE VILLAREJO

Cospedal, despedida en diferido: se aferra al escaño con razones que no convencen a Casado

6 noviembre, 2018 01:54

María Dolores de Cospedal nunca imaginó un final político tan amargo. La exsecretaria general del PP, que hace tan solo unos meses peleaba por hacerse con el control de la presidencia de su partido, tuvo que acudir este lunes a primera hora a Génova a explicar al presidente del PP los nuevos audios revelados por Moncloa.com. De momento, la dirección nacional ha conseguido que Cospedal renuncie a su puesto en el Comité Ejecutivo Nacional. Queda lo más importante: que renuncie también a su escaño -que le permite seguir siendo aforada- y libere así al Partido Popular de una tensión que cada día es "más insoportable" y con unas explicaciones insuficientes para el presidente, en boca de un miembro de la dirección nacional. 

"Es un tema delicado para Casado. Ganó a Soraya gracias a Cospedal, pero tiene que mirar hacia el futuro y soltar lastre con el pasado. Si no, el PP está condenado a no ganar". La reflexión de un miembro de la dirección nacional explica la tensión que hoy existe entre la cúpula del PP y su exsecretaria general, que rindió explicaciones personalmente a Casado en su despacho de Génova, al lado de donde la grabó Villarejo, y le pidió tiempo para tener una salida airosa y no vincular su final político con las escuchas del comisario Villarejo. 

La dirección nacional tomó las riendas de esta crisis y este lunes emitió directamente el comunicado de Cospedal minutos antes de la comparecencia del nuevo secretario general, Teodoro García, que esquivó todas las preguntas sobre el caso y se limitó a decir que su salida del Comité Ejecutivo era "de mutuo acuerdo". El secretario general no quiso desvelar si el presidente Casado pidió expresamente el escaño a la exministra de Defensa y se refugió en que la renuncia al escaño es "personal" y que, por lo tanto, Casado no la puede obligar. Sin embargo, por el tono que utilizó su sucesor para explicar esta salida se sobreentendió que el gesto que esperan de Cospedal es su marcha definitiva.    

Mientras Casado concede un tiempo extra a la exministra para irse del todo, las cintas de Villarejo han dinamitado las aspiraciones políticas que aún le quedaban. La expresidenta del PP de Castilla-La Mancha envió hace unas semanas otro comunicado para desvincularse de las voces internas que la colocaban como cabeza de cartel para el Ayuntamiento de Madrid. Un puesto en el que la veían quienes la conocen desde hace tiempo. "Le hubiera encantado ser alcaldesa de Madrid, como a Esperanza Aguirre. Pero no quiere que le pase lo que le ocurrió a ella, y mucho menos si se cumple la profecía y el PP tiene que hacer alcaldesa a Begoña Villacís para echar a Manuela Carmena del Palacio de Cibeles", resume un alto cargo del partido. 

El puesto en Europa

Cospedal también mantuvo en suspense si aceptaría ser cabeza de cartel para Europa en el caso de que Pablo Casado se lo pidiese. Personas de su entorno le animaban a dar ese paso para continuar vinculada a la política. "Vendría los lunes al comité de dirección. Ella fue una gran ministra de Defensa muy valorada en Europa. Sin duda hubiera sido el mejor cartel electoral para el PP. Y podría descansar del foco mediático con un puesto muy jugoso", resume una persona de su entorno. 

Los audios de Villarejo, sin embargo, han cavado su tumba política. Sobre todo por el dudoso papel que desempeñaba su marido, Ignacio López del Hierro. "¿Qué hacía él haciendo encargos en nombre del Partido Popular a un comisario? Es muy feo", se quejan desde el PP, donde la imagen del esposo de la secretaria general siempre fue muy gris. Preguntado por esta cuestión, García Egea aseguró que "no me consta" que Cospedal hubiera pagado con dinero del partido los "trabajos puntuales" que le pidió a Villarejo.

El escaño

Ahora que Cospedal atraviesa su momento más delicado desde que entró en política, la indignación que recorre al PP es "por qué se presentó a liderar el partido con lo que tenía detrás". La sensación más compartida es que lo mejor para "Casado y para ella es que deje el escaño y acabar ya con esta agonía".

Ella, sin embargo, es la que quiere marcar el tiempo. Casado será quien tenga la última palabra: si nuevos audios comprometen aún más al PP y Cospedal no cede, en el partido no descartan que el presidente le pida que se vaya al grupo mixto. "Esperemos que el caso no se enquiste como sucedió con el caso de su amiga Rita Barberá", concluyen.

Según ha dicho este lunes en el aniversario de La Razón, Cospedal se ha ido del Comité Ejecutivo para "ayudar" al PP, pero no piensa admitir haber hecho "nada malo" porque cumplía con su "responsabilidad" como secretaria general.

Y dicha responsabilidad, ha añadido, era "intentar conocer lo que podía ocupar o preocupar" al PP e intentar, como ha hecho "siempre", según ha dicho, "luchar contra la corrupción en todas partes".

Después, y ante las reiteradas preguntas sobre si piensa renunciar al acta de diputada, Cospedal ha recalcado: "Que no, que no, ya os he dicho que no".

Y ha respondido con otro "no" a la pregunta de si el líder del PP le ha pedido que dejase su escaño en el Congreso.