Homenaje a las víctimas del terrorismo.

Homenaje a las víctimas del terrorismo.

Política Conmemoración europea

El País Vasco homenajea unido a las víctimas del terrorismo en una concentración de cuatro horas

Todos los partidos, desde PP a Sortu, participan en un acto en el que el Gobierno vasco se compromete a “no pasar página” tras el final de ETA "sin una crítica explícita sobre lo sucedido".

10 marzo, 2017 18:36

Durante cuatro horas ininterrumpidas, desde las nueve de la mañana hasta la una de la tarde, el centro de la capital alavesa ha acogido este viernes una concentración en memoria de las víctimas del terrorismo, promovida por el Gobierno vasco. A diferencia de otras convocatorias más abiertas ha sido secundada por todos los partidos políticos del arco parlamentario, el Gobierno español y una amplia representación social de la comunidad autónoma.

La movilización tenía como objetivo adherirse a la conmemoración del Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo – que se celebra el 11 de marzo tras el atentado de Madrid de 2004 - y ha sido llevada a cabo en la plaza de la Vírgen Blanca mediante relevos de un cuarto de hora por los que han pasado algunas víctimas, numerosos cargos institucionales y representantes de los ámbitos de la judicatura, la economía, la universidad, la cultura, el deporte, el periodismo, y distintas confesiones religiosas, incluida la comunidad musulmana.

Los participantes han permanecido en silencio y al término de la concentración se ha leído una declaración del Gobierno vasco, contenida en un testigo que ha ido pasando de turno en turno. En ella se hace autocrítica por “llegar tarde a la causa de las víctimas” y se llama a “no pasar página” tras el final de ETA sin realizar “una crítica explícita sobre lo sucedido”.

DESDE PP A SORTU

El acto ha contado con la asistencia de distintos colectivos de víctimas y la presencia de todos los partidos políticos, desde el PP hasta Sortu, la formación de la izquierda abertzale, que ha estado representada por los parlamentarios Julen Arzuaga y Jone Gorizelaia.

Víctimas del terrorismo

El amplio grado de adhesión ha proyectado una imagen de unidad imposible de conseguir en el Día de la Memoria, que el País Vasco celebra el 10 de noviembre, donde la indefinición de la convocatoria, bajo la que se pretende agrupar a los damnificados por todo tipo de violencias incluida la policial, genera divisiones y la ausencia del partido presidido por Alfonso Alonso.

En este caso los paneles levantados en la plaza recordando a las “Víctimas del Terrorismo”, bajo el lema “Memoria y futuro. Elkarrekin eraiki (construir juntos)”, no dejaban lugar a duda sobre los homenajeados, entre los que no sólo se incluían a las víctimas de ETA y de los atentados yihadistas sino a las producidas por el Gal y otras bandas como el Batallón Vasco Español, cuyas acciones están catalogadas igualmente como terroristas.

Al homenaje se ha sumado también el Gobierno español a través de su delegado en el País Vasco, Javier de Andrés, y del director del Centro Memorial de Víctimas impulsado desde Madrid, Florencio Domínguez.

La concentración ha arrancado con la presencia del lehendakari, Íñigo Urkullu , y los miembros de su Ejecutivo, que han estado acompañados por Alfonso Sánchez, presidente de la AVT, la principal asociación de víctimas a nivel estatal, y su homólogo al frente de la Asociación Plataforma de apoyo a las Víctimas del Terrorismo (APAVT), Miguel Folguera.

Sánchez ha destacado la importancia de homenajes como el celebrado y ha defendido que el “verdadero relato” sobre el terrorismo de ETA es el de sus víctimas, oponiéndose a cualquier “mezcolanza” que pretenda diluir lo ocurrido en otras realidades, en respuesta a que el Instituto de la Memoria, Gogora, creado por el Gobierno vasco, retrotrae su ámbito de actuación hasta la Guerra civil española.

El presidente de la AVT ha recordado que "aquí no ha habido guerras", sino asesinos con armas e “inocentes que pusieron la nuca”.

COVITE DENUNCIA “CINISMO”

Por el contrario, el acto no ha sido secundado por el Colectivo de Víctimas, Covite, presidido por Consuelo Ordóñez, muy crítico con las políticas de memoria del Gobierno vasco y su Secretaría de Paz y Convivencia, por considerar que el homenaje estaba fundamentado “en el cinismo”.

“No podemos participar en un homenaje organizado por el mismo gobierno que en los últimos meses ha criticado la detención de etarras en búsqueda y captura, ha apoyado a procesados por terrorismo como Hasier Arraiz o que promueve una política de memoria basada en la teoría del conflicto. Menos aún podemos participar cuando el País Vasco se ha convertido en un espacio de impunidad para el culto al terrorista”, ha declarado a El Español un portavoz de Covite.

Quienes sí han asistido a la concentración han sido distintos familiares de víctimas asesinadas por ETA, como las hijas de Fernando Buesa e Isaías Carrasco o la viuda del sargento de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea. También lo ha hecho Iñigo Muñagorri, gravemente herido en 1982 por una bomba colocada por la organización terrorista.

“CRÍTICA EXPLÍCITA DE LO SUCEDIDO”

En la declaración institucional leída al final de la concentración por el presidente del Consejo de Participación de las Víctimas del Terrorismo, José Luis de la Cuesta, el Gobierno vasco ha vuelto a hacer autocrítica por la desatención que sufrieron las víctimas por parte de las instituciones durante las décadas de los años 70 y 80. “Hoy volvemos a manifestar que debimos reaccionar antes y hacerlo mejor y más unidos”, se explicita en el documento.

El texto recoge la voluntad del Gobierno vasco de aplicar sus políticas bajo el doble principio de “evitar” cualquier discriminación entre las víctimas y rechazar al mismo tiempo “cualquier equiparación justificadora sobre las causas de su victimización”.

Su compromiso se extiende a no relegar el pasado y a unir el reconocimiento a las víctimas con el esclarecimiento de la verdad. “El final de ETA no puede suponer pasar página sin crítica explícita sobre lo sucedido”, se asegura textualmente en la declaración.

El Ejecutivo de Urkullu considera necesario “un ejercicio pedagógico de deslegitimación del terrorismo” para que “nunca más” se repita y reitera una vez más que “no hay nada que justifique” el sufrimiento de las víctimas y que nada tiene “mayor valor” que la dignidad humana.

Finalmente vincula la exigencia de preservar la memoria con la necesidad de encarar el presente y el futuro, haciendo hincapié en el papel que en “la construcción de la convivencia” deben jugar a partir de ahora las víctimas del terrorismo.