Susana Díaz, esta semana en Sevilla.

Susana Díaz, esta semana en Sevilla. Efe

Política

Los presupuestos de la "estabilidad" de Susana Díaz

Andalucía se convierte en la primera comunidad en tener presupuestos que le sirven de munición a la presidenta andaluza para vender estabilidad política, diálogo y seguridad.

22 diciembre, 2016 15:48

Andalucía se ha convertido en la primera comunidad autónoma en listos los presupuestos de 2017. Las cuentas están aprobadas en “tiempo y forma” para que entren en vigor el 1 de enero, lo que le da munición a la presidenta andaluza, Susana Díaz, para presumir de estabilidad política e institucional, diálogo con sus aliados de Ciudadanos, le sirven para desgastar a una oposición a la que ha convertido en una triple pinza, ya que desde hace meses coloca a IU junto con Podemos y de la mano del PP, y porque le sirve para vender gestión. Un modelo de gobernar que quiere contraponer al de Mariano Rajoy, que sigue con los PGE en el aire.

Estos 33.239 millones, un 6,2% más que este año (84% a sanidad, educación y dependencia), además, tienen otra lectura puertas adentro del PSOE. A Díaz le viene bien para demostrar que, si finalmente aspira a la secretaría general, sabe gobernar y le brinda una imagen de solidez por esa estabilidad política, además de confianza, igualdad y seguridad que es el mensaje que se ha repetido insistentemente a lo largo de este debate presupuestario. En un marco de inestabilidad variable dentro del partido, esos valores adquieren una mayor dimensión.

Ya en clave externa, le viene a Díaz para erigirse en el principal rival de Rajoy. Porque aparte de ya tenerlos bajo el brazo, los ha sacado adelante a pesar del "chantaje", que es como desde la Junta se ha calificado la actitud del Gobierno central. Como prueba, el gesto de retener al máximo posible, hasta que se desbloqueó la investidura, las entregas a cuenta y la liquidación de 2015, algo que ha acabado (llegaron a considerar que estaban convirtiendo a las comunidades autónomas en sus “rehenes políticos”), según fuentes de Hacienda, porque ahora al Ejecutivo central le interesa para sacar adelante los suyos y porque el clima de negociación no se puede enturbiar.

Mientras el Gobierno tenía congelada la información que era precisa, el Ejecutivo andaluz seguía adelante preparando unas cuentas desde la "prudencia". De hecho, esperan que una vez haya PGE, Andalucía pueda contar con más recursos.

La cara B de estos presupuestos es lo que la oposición en bloque ha denunciado: el rodillo. Con Ciudadanos como cómplice, el PSOE no ha aceptado ni una sola de las 900 enmiendas presentadas por PP, Podemos e IU. Los populares son los que han estado más beligerantes. Creen que Díaz demuestra su “soberbia” al no aceptar ni una sola de sus propuestas, lo que consideran una prueba de carga de que su capacidad de diálogo es nula y más ahora en los tiempos que corren, cuando el diálogo entre gobierno y oposición deben ser más fluido. Es más, consideran que los presupuestos aprobados no están al servicio de los andaluces, sino de la propia Díaz en su carrera política hacia Ferraz e insisten en que, hoy por hoy, Andalucía es para ella "segundo plato".

Al alimón, Podemos e IU han criticado la falta de audacia de unos presupuestos que no van a revertir la situación actual de recortes ni van a contribuir a la recuperación económica, pero que también sirven para definir la estrategia de Díaz de poner un muro para frenar a otros grupos progresistas, mientras se alía “con las derechas”: con Ciudadanos en Andalucía y con el PP en Madrid.

Desde Ciudadanos se saca pecho por los 1.400 millones que consideran que han arrancado al Ejecutivo de Díaz, siendo su mayor logro el hacer contribuido a la reforma del impuesto de sucesiones y donaciones, que llevaba más de 30 años sin tocarse en Andalucía. Aunque desde IU se haya criticado el papel de la formación naranja por ese “pacto de sangre” con el PSOE, Ciudadanos sigue defendiendo su papel, porque son aliados, que no socios, y no están en el Gobierno de Díaz, pero sí contribuyen a dar un nuevo mensaje de “tranquilidad” a los andaluces.