Echenique y Santisteve analizan los incumplimientos de Lambán.

Echenique y Santisteve analizan los incumplimientos de Lambán.

Política ARAGÓN

Lambán, Echenique y Santisteve: un triángulo ingobernable

Las relaciones entre el PSOE y Podemos pasan por su momento más crítico desde el inicio de legislatura en la comunidad aragonesa.

17 octubre, 2016 02:24

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Podemos Aragón ha reabierto su particular 15-M en el momento más crítico desde su nacimiento. “Debemos mover ficha”, apuntan desde la formación. Volver a repensar cuál es el papel que debe adquirir la formación liderada por Pablo Echenique en Aragón, de manera abierta, junto a sus bases, para concretar la posición política que deben tomar a corto plazo.

En el horizonte, decisiones como una posible entrada en el Gobierno de Aragón (PSOE –Chunta Aragonesista), la relación con la formación municipalista de Zaragoza en Común o la repercusión de una posible abstención socialista que facilite un gobierno de Rajoy.

Podemos busca renovar su posición en un amplio documento político tras sentirse “defraudado” por el PSOE de Javier Lambán después de otorgarle el Gobierno de Aragón a los socialistas.

Desde la Plaza del Pilar, en el Ayuntamiento de Zaragoza, la ausencia de diálogo entre Zaragoza en Común (Podemos e IU) y el PSOE puede propiciar una moción de confianza que podría establecer un punto final a una relación “pésima” entre ambas formaciones desde la formación del gobierno local.

Y junto a ello, las dos figuras políticas más destacadas en Aragón con responsabilidad institucional, ni se hablan. Javier Lambán y Pedro Santisteve se han dedicado durante la legislatura al insulto y a la descortesía. En la mesa, debates importantes para el futuro de la comunidad encallados por la falta de diálogo entre ambos.

Quince meses después del “cambio político” en Aragón y en Zaragoza, la falta de acuerdos, las deslealtades y la inestabilidad política reinan en este viejo reino gobernado por la izquierda.

LA TIERRA DEL PACTO SIN PACTOS

Tras las elecciones municipales y autonómicas se abrió un nuevo escenario político en una tierra habituada a la pluralidad, a la ausencia de mayorías absolutas y al consenso. Al pacto. Pero pese a las promesas en campaña electoral de una nueva forma de hacer política, de “ventanas abiertas con el ciudadano” o de diálogo pese a las diferencias, en los últimos quince meses lo que ha llegado a la opinión pública son las disensiones y los rifirrafes entre el PSOE y Podemos.

Dos PSOE y dos Podemos. Muy diferenciados. Un PSOE-Aragón con el peor resultado de su historia. Que gobierna la Comunidad Autónoma con el apoyo de Podemos (a cuatro escaños de diferencia, menos de 7.000 votos). Junto el apoyo testimonial de Izquierda Unida, con un escaño, y la complacencia de Chunta Aragonesista, socio de gobierno con dos escaños.

Y en Zaragoza, la fórmula municipalista de Podemos e IU (Zaragoza en Común) gobernando en la capital aragonesa con nueve concejales. Y lo hace gracias al apoyo del PSOE en la investidura, con 6 concejales, y Chunta Aragonesista, con dos escaños en el consistorio.

Inevitablemente, durante la legislatura, lo acontecido en una institución ha tenido su eco en la otra. Dos gobiernos que actúan como vasos comunicantes generando inestabilidad política y desconfianza entre socialistas y miembros de Podemos. El intento de acuerdos en ambas instituciones para conseguir un pacto de gobernabilidad nunca ha prosperado y los sucesivos acuerdos de mínimos para otorgar cierta estabilidad han sido criticados por uno u otro partido.

ARAGÓN, 'LABORATORIO' INESTABLE

El “dichoso” decálogo, como definió Javier Lambán al acuerdo de investidura con Podemos, fue para la formación morada el primer síntoma de desconfianza en el PSOE tras su tibieza para cumplirlo. Algo que evidenció el papel de oposición de Pablo Echenique al suspender sistemáticamente el gobierno de los socialistas, pese a ser el socio prioritario que avala el ejecutivo autonómico.

Javier Lambán junto a Pablo Echenique.

Javier Lambán junto a Pablo Echenique. EFE

La aprobación, a finales del año pasado, de una reforma fiscal planteando una subida de impuestos y la tramitación parlamentaria de los presupuestos del año 2016 parecía acercar políticamente a Lambán y Echenique. Pero no fue así. Según el PSOE se avanzaba en políticas de izquierdas. Según Podemos, no era suficiente para aniquilar la austeridad y los recortes del PP-PAR.

Pablo Echenique, sin dejar nunca de lado la perspectiva electoral de unas posibles segundas elecciones, mostraba el rechazo de su formación a las políticas que aplicaba el gobierno socialista en Aragón. Y sin duda, demostraba ser la única oposición a la acción del gobierno de Lambán al tener enfrente a un PP en interinidad esperando la renovación y la salida de la expresidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi.

El PSOE, semanas antes de encarar unas nuevas elecciones generales, necesitó el apoyo parlamentario suficiente para modificar cinco grandes partidas del presupuesto que aprobó junto a Podemos, Izquierda Unida y Chunta Aragonesista. Pero no obtuvo el voto favorable de los catorce diputados de Podemos. Fue el PP quien pactó un acuerdo con el “criticado” PSOE de Lambán. Un hecho que otorgó a Echenique la capacidad de demostrar que la posible gran coalición ya se había instaurado en Aragón en precampaña electoral.

“CARICIAS VERBALES”

La campaña rumbo al 26-J fue el momento más critico en la relación entre ambos partidos de izquierdas hasta el momento. Entre sus líderes se profirieron todo tipo de insultos y descalificaciones. “Lo que podamos llegar a decir de Podemos son sólo caricias verbales frente a lo que Podemos ha dicho de nosotros. Podemos nos ha relacionado con la cal viva o según Echenique con un nido de ladrones y hatajo de sinvergüenzas”, decía Javier Lambán, el pasado junio.

Por su parte, la cabeza de lista por Zaragoza del PSOE, Susana Sumelzo, en un mitin durante la pasada campaña electoral expresó que “los salva patrias de Podemos sólo tienen un proyecto claro: el poder” y continuó diciendo que son “gente que rezuma resentimiento hacia el Partido Socialista”. Sin embargo, en el mismo mitin fue Javier Lambán quien mostró las “caricias verbales” hacía el partido de Echenique. “Pretenden adueñarse de la palabra 'cambio' quienes no la merecen. Su modelo es Venezuela y la antigua Unión Soviética”, dijo.

La crispación y la tensión política de la campaña tuvieron como diana la figura del alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve (Zaragoza en Común). De hecho, el líder de los socialistas aragoneses llegó al insulto para calificar a Santisteve. “Un alcalde y un equipo de gobierno que no tiene ni capacidad intelectual, ni capacidad política para hacerse cargo del gobierno de la ciudad. Lo único que han demostrado es capacidad para la extravagancia”. Y remató: “Santisteve no tiene nada en la cabeza”.

PODEMOS: “DESCONFIANZA ABSOLUTA EN LAMBÁN”

Fuentes del partido liderado por Iglesias defienden que “Podemos no busca ser el PSOE”. Pretenden evitar los malos vicios que, en su opinión, han demostrado los socialistas en Aragón durante más de 30 años. “Un PSOE con estructura clientelar en el territorio, con deudas personales y tratos de favor a la CEOE”, cuentan desde Podemos. Una forma de hacer política que “no comprendemos ni queremos compartir”. Desde la formación morada siempre han defendido su “oposición responsable” y dejando claro que “hay una desconfianza absoluta hacia el gobierno de Javier Lambán”.

La reciente situación en el Comité Federal del PSOE junto a la dimisión de Pedro Sánchez quebró un reciente acuerdo que firmaron las fuerzas de izquierda (PSOE, Podemos, IU y Chunta Aragonesista) el pasado 13 de septiembre. Un acuerdo tibio, de tres folios, en el que esgrimían la necesidad de un diálogo permanente entre las fuerzas de izquierdas para avanzar en la tramitación parlamentaria de las leyes más necesarias.

“Tengo la sensación de que no se ha leído el decálogo”, le decía Echenique a Lambán en el debate de la Comunidad, hace escasos días. El líder morado explicaba la visión que tenía Podemos del ejecutivo socialista al considerar que “tienen propuestas vaporosas con un proyecto que no existe”. Y Echenique matizaba la crítica a Javier Lambán al entender que “tiene a Aragón en vilo”.

“En este país han ocurrido más cosas que la irrupción de Podemos o las mareas”, contestaba Lambán durante el debate de la Comunidad. “Usted no está al tanto de lo que pasa en Aragón, el único que ha incumplido ha sido usted. No ha propuesto nada”, le reprochaba a Echenique.

La postura del PSOE-Aragón respecto a su relación con Podemos es más positiva. Desde el entorno cercano a Javier Lambán defienden un “óptimo funcionamiento entre las fuerzas de izquierdas”. Por otro lado, según fuentes parlamentarias del PSOE, el trato en las Cortes de Aragón con Podemos es “continuo y satisfactorio pese a las diferencias”.

UN AYUNTAMIENTO “POR LOS AIRES”

El gobierno de Zaragoza, en manos de Zaragoza en Común (Podemos e IU), tuvo el apoyo de investidura de las fuerzas de izquierdas, PSOE y Chunta Aragonesista. Desde el inicio de la legislatura, la relación de los socialistas con Zaragoza en Común “ha sido pésima por la incapacidad del gobierno de Santisteve”, afirman fuentes socialistas. Pocas veces ambas formaciones han llegado a acuerdos de calado para el futuro de la ciudad y discrepan notablemente en los grandes proyectos.

Desde el PSOE municipal creen que Zaragoza en Común (ZeC) “se aisló desde el primer momento”. Y entienden que su comportamiento con ZeC ha sido de respeto y afirman desde el PSOE que “facilitamos el primer presupuesto municipal para que ejercieran su política económica”.

Sin embargo, en el resto de grandes acuerdos –salvo las ordenanzas fiscales para 2017– han chocado frontalmente. No comparten la misma posición política respecto a la remunicipalización de servicios, la implantación de un outlet en la antigua factoría Pikolin –la otra operación Chamartín-, el futuro del estadio de fútbol municipal de La Romareda, entre otros.

El PSOE achaca la discrepancia con ZeC a su “falta de cultura negociadora así como su ausencia de modelo de ciudad”. Aseguran fuentes socialistas que “se han dedicado a sacar banderas ideológicas y nada más”. Cierto es el eco mediático que han tenido varias de las “políticas de gestos” del Ayuntamiento de Zaragoza, como el cambio del nombre “Príncipe Felipe” a un pabellón municipal o los viajes de ZeC a mítines de la órbita de Podemos pagados con dinero público.

Desde ZeC califican la relación con el PSOE de “pésima”. Según ZeC, los socialistas “pretenden volver a la vieja política cómoda de contacto directo con la oligarquía zaragozana”. La crispación es tal que en las últimas semanas desde el PSOE pidieron cambiar el orden de los escaños para no tener un “encontronazo físico con el comandante Cubero”, actual concejal de ZeC y secretario general del PCE (Partido Comunista) en Aragón.

Un distanciamiento político y una dureza en el discurso que se plasmó hace pocos días en el debate sobre la remunicipalización de servicios. El concejal de Zaragoza en Común, Alberto Cubero, se expresó en estos términos a los socialistas: “Me avergüenzo de Felipe González que cada vez que habla apesta a puertas giratorias, me avergüenzo de ustedes”.

La fórmula municipalista de Podemos e IU reconoce la falta de acuerdo con el PSOE en cuanto al modelo de ciudad y no esconden su intención de plantear el escenario de la moción de confianza. “No hay una decisión firme ni inminente pero planteamos todos los escenarios para llegar a acuerdos por el bien de Zaragoza”, remarcan desde ZeC.

LAMBÁN Y SANTISTEVE, NI PALABRA.

Ni una reunión. Quince meses después de formar gobierno ambos dirigentes políticos no han mantenido ningún acercamiento para tratar los grandes temas que deben impulsar ambas administraciones. Pendiente está el acuerdo de la Ley de Capitalidad o el pago comprometido de los 14,8 millones del Gobierno de Aragón al consistorio zaragozano por el tranvía, entre otros.

En el pasado debate del estado de la Comunidad, el líder socialista en Aragón, Javier Lambán, esgrimió que “el Ayuntamiento de Zaragoza insulta y desprecia al PSOE e impone con amenazas sus propuestas”, así como consideró que “el Gobierno de Aragón hace más por Zaragoza que su ayuntamiento”.

Por su parte, el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, sigue esperando la reunión con el presidente aragonés “desde hace meses”. Entiende Santisteve que “hacen falta gestos y no palabras que se las lleva el viento” y alude a que el Ayuntamiento de Zaragoza ha cumplido todas sus obligaciones con el Gobierno de Aragón. Y le recordó en el citado debate del estado de la Comunidad al Consejero de Hacienda, Fernando Gimeno, que “si tiene el talón, que lo envíe. Todos necesitamos superar esta asfixia económica”, respecto a la obligación del pago por el tranvía de Zaragoza.