Carlos Fabra, en el Aeropuerto de Castellón. EFE

Carlos Fabra, en el Aeropuerto de Castellón. EFE

Comunitat Valenciana TRIBUNALES

Carlos Fabra, el ex barón del PP que ahora simpatiza con Vox, irá a juicio otra vez por soborno

Una juez concluye que Fabra recibía el 10% de contratos de publicidad del Aeropuerto de Castellón cuando no llegaban aviones.

13 septiembre, 2022 02:44
Valencia

Un patrocinio deportivo firmado por el Aeropuerto de Castellón hace más de diez años volverá a llevar al banquillo de los acusados a Carlos Fabra, esta vez señalado por un presunto delito de cohecho: quedarse con una comisión del 10% del total de la subvención, 360.000 euros.

Por primera vez, el barón de la corrupción del PP que se fue a Vox se verá frente a frente con un jurado popular, porque el cohecho es uno de los delitos que corresponde ser juzgado por ciudadanos anónimos. La decisión no es firme y Fabra puede recurrirla, pero todo apunta a que será juzgado otra vez en los próximos meses.

La investigación se inició hace seis años. Tras las diligencias practicadas desde 2016, la juez ha concluido que existen "indicios racionales suficientes" de que el Álex Debón -expiloto de motociclismo, director del Team Aprilia Racing y administrador de la empresa Motosport69- pagó al expresidente de la Diputación de Castellón 360.000 euros.

El dinero se abonó "en consideración a la cantidad total de 3.653.000 euros que aquel percibió por los contratos de patrocinio deportivo", apunta la juez. A cambio, Fabra habría recibido el 10% en forma de comisión.

Alguna de esas transferencias bancarias, que tenían como concepto "préstamo", se realizaron días después de un pago del Aeropuerto de Castellón, entonces presidido por Fabra, a Motosport69, la empresa de Debón.

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No obstante, la juez ha archivado las diligencias abiertas contra el resto de consejeros por presuntos delitos de malversación y prevaricación porque la asesoría jurídica del aeropuerto no advirtió de la ilegalidad.

Carlos Fabra acaba de cumplir 77 años, y fue presidente de la Diputación de Castellón entre 1995 y 2011. Es uno de los personajes más controvertidos de la política valenciana y máximo exponente de la corrupción del PP. 

Su futuro judicial es incierto y acumula un rosario de investigaciones para averiguar su verdadero patrimonio. Se investiga si obtuvo dinero después de repartir subvenciones o contratos del Aeropuerto de Castellón y si simuló operaciones para ocultarlo.

Amigos y prestamistas

Carlos Fabra siempre ha tenido muchos y buenos amigos. Durante 16 años, nadie fue capaz de moverle su sillón en la Diputación de Castellón. Sus amigos, muchos de ellos grandes empresarios valencianos, no lo dejaron tirado ni siquiera cuando entró en prisión en 2014 y siguieron financiándole.

Debón, nacido en la localidad castellonense de La Vall d'Uixò, realizó una exhibición en las pistas del aeropuerto para presentar su motocicleta poco después de haber firmado el contrato de patrocinio.

El acuerdo publicitario se firmó cuando el aeropuerto de Castellón no tenía aviones. De hecho, el primer vuelo no llegó hasta septiembre de 2015.

A partir de ahí, el deportista pasó a formar parte de esa nutrida red de prestamistas y amigos con los que Fabra obtenía liquidez. 

El piloto llegó a reclamar judicialmente los 360.000 euros y aseguró que se trataba de un préstamo que Fabra se comprometió a devolver. El juzgado de Primera Instancia número 4 de Castellón estimó la demanda de Debón y reconoció por la vía civil la deuda en 2016, poco antes de iniciarse esta investigación.

La resolución judicial establecía que el deportista prestó un total de 360.000 euros a través de cuatro entregas desglosadas. En 2010 le entregó 125.000 euros, en 2011 la cifra llegó a los 150.000, en 2012 25.000 euros y finalmente en 2013 el piloto le realizó una ultima entrega de 60.000 euros.

Durante ese último ejercicio, en 2013, el exlíder del PP fue juzgado por la comercialización de productos fitosanitarios de la empresa Naranjax, propiedad de un antiguo amigo suyo, Vicente Vilar. Se le acusó de cobro de comisiones para agilizar en ministerios la tramitación, pero finalmente solo fue condenado a 4 años de prisión por delitos fiscales.

Tras la condena, Carlos Fabra se comprometió a devolver al piloto el dinero antes del 31 de diciembre de 2014. Pero ingresó en la madrileña prisión de Aranjuez a principios de mes, el 1 de diciembre del 2014, sin saldar el préstamo.

Al parecer, el deportista intentó llegar a un acuerdo extrajudicial con el expresidente de la Diputación para recuperar el dinero que obtuvo con el patrocinio. Pero según consta en la sentencia de la demanda por impagos, "los resultados fueron infructuosos, por lo que se ha visto en la necesidad de interponer la demanda", pues Fabra hizo caso omiso a las reclamaciones extrajudiciales.

Patrimonio oculto

En 2020, tres años después de salir de la cárcel, la Policía registró su domicilio en la playa de Oropesa. Los agentes se presentaron en su casa de la urbanización de Les Platgetes e intervinieron documentación y el ordenador personal.

La investigación se abrió cuando Fabra salió de prisión ante la sospecha de que seguía ocultando su verdadero patrimonio y simulaba operaciones. El caso afloró los prestamos y donaciones que recibió de muchos amigos, la mayoría grandes empresarios. La investigación eleva a 26 millones de euros los movimientos brutos de dinero de la familia Fabra.

Entre ellos también está Manuel Vicente Blay, titular de funerarias como La Magdalena, por la emisión de un cheque de 70.000 euros en 2011.

El histórico dirigente del PP tampoco devolvió este importe, y el prestador prefirió conservar la amistad con una persona y familia, a tener que demandar a un amigo en situación "grave y angustiosa", según consta en las diligencias.

El dinero prestado por el resto de empresarios se ha investigado por separado en la causa abierta para esclarecer si Carlos Fabra ocultó su patrimonio mientras estaba en la cárcel. La Fiscalía Anticorrupción solicita para Fabra 12 años de prisión por estos hechos y 7 para su mujer, María Amparo Fernández Blanes.

Molesto con el PP

Carlos Fabra reapareció públicamente en diciembre de 2018 durante la presentación de sus memorias. El acto fue utilizado para reivindicar su legado y pregonar que no fue condenado por corrupción, sino por delitos fiscales.

Sigue considerando que su condena fue injusta y se distanció de Mariano Rajoy cuando el Gobierno del PP rechazó su petición de indulto.

En estos años, Fabra ha saldado cuentas pendientes con dirigentes del PP y no ha escondido su acercamiento a Vox. Desencantado con algunos de sus antiguos compañeros, se aproximó a la extrema derecha tras su experiencia en prisión.

El dirigente asistió a varios mítines de la formación de Santiago Abascal poco antes de las autonómicas de 2019. "La irrupción de Vox es la de la gente que está harta y cansada de que no se haga nada y, por tanto, de que cada día estemos un poquito peor en España", aseguró en una entrevista a El Periódico Mediterráneo de Castellón. 

Desde el partido de Abascal se apresuraron a informar de que no es militante, sino simpatizante, y cerraron las puertas a cualquier aspiración. Al menos hasta el día de hoy.