El torero Paco Ojeda, junto al rey Felipe VI y el exministro de Cultura Miguel Iceta en las Ventas el pasado mes de junio.

El torero Paco Ojeda, junto al rey Felipe VI y el exministro de Cultura Miguel Iceta en las Ventas el pasado mes de junio. Casa Real

Andalucía

Ojeda, I Premio Nacional de Tauromaquia con ZP: "¿Los 23.000 que van a las Ventas no tienen cultura?"

Paco Ojeda critica a Urtasun porque cree que "no puede decidir por todos nosotros por mucho que sea ministro".

4 mayo, 2024 02:40
Sevilla

Dicen que se torea como se es y él se siente torero todos los días a sus casi 70 años. El matador de toros sanluqueño Paco Ojeda, un revolucionario del toreo en los años 80, se enteró ayer de pasada que el ministro de Cultura, Enerst Urtasun, había decidido no convocar el Premio Nacional de Tauromaquia.

Cuando fue consciente, reconoce que le molestó porque "los toros son cultura" que el Gobierno eliminara de un plumazo el mismo galardón que él recibió en primer lugar, precisamente por lo que supuso su figura para la Fiesta, cuando lo creó el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero hace 13 años.

Recuerda con especial cariño aquel día. "El premio no fue solo para mí, sino para la tauromaquia en general", reconoce a EL ESPAÑOL desde su finca sevillana de Villamanrique de la Condesa, su retiro espiritual donde pasa la mayor parte de su tiempo.

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"Aquí estoy con mi grupo político", asegura con ironía mientras se escuchan a través del hilo telefónico los cacareos de sus gallinas, relinchos de sus caballos y ladridos de sus perros.

"Yo me hago unas preguntas: ¿Picasso, que basó gran parte de su obra en la tauromaquia, era tonto? o ¿Las 23.000 personas que van a llenar Las Ventas estos días no tienen cultura?"

Por ello, hace especial ahínco en la actitud del ministro: "Él no puede decidir por todos nosotros por mucho que sea ministro. ¿Esa es la democracia que defienden? Sinceramente, a mí me parece más el comienzo de una dictadura".

De ahí que vea difícil que se pueda repetir la imagen que ilustra esta entrevista. Ocurrió el pasado mes de junio en las Ventas cuando acompañó al Rey Felipe VI a la Corrida de la Prensa y al entonces ministro de Cultura Miguel Iceta. Aquel día torearon en un mano a mano una corrida de Victorino Martín los diestros Paco Ureña y Emilio de Justo. "Fue muy agradable, lo pasamos muy bien".

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Ojeda se sincera al mostrar su temor de que esto pueda ir a más. "El poder lo tienen ellos y nosotros [los taurinos] no hacemos nada... Mira lo que pasó en Cataluña hace unos años". Y ahí hace una pausa el torero de Sanlúcar de Barrameda, quien también debutó como rejoneador a mediados de los años 90 movido por otras de sus pasiones, los caballos.

Los terrenos que pisaba

Unos años antes de que su toreo se convirtiera en una onda expansiva, cuando se anunciaba como 'El Latero' apenas siendo un niño, ya dejaba entrever que podría escribir un capítulo de la tauromaquia. 

¿Por qué? Porque este torero bañado por la desembocadura del Guadalquivir en Bajo Guía, donde nació, se ponía donde no se puso nadie. Unos terrenos inimaginables por donde hacía pasar al animal por lo civil o lo criminal, sin enmendar una zapatilla y con una técnica que solo anida en los genios.

Tanto que supuso un antes y un después, marcó una época en definitiva y unas bases distintas en la tauromaquia al nivel de otras figuras, del alcance de Joselito 'El Gallo', Belmonte o Manolete, que cambiaron el concepto e incluso las reglas.

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Y también atrajo a muchos aficionados, que ya se convirtieron en amantes de la Fiesta para siempre. Incluso, su toreo acuñó un nuevo término, el ojedismo, que hoy día se sigue usando cuando algún torero se acerca a esos terrenos que el maestro de Sanlúcar dominaba enroscándose el toro a la cintura como si ambos fueran un solo cuerpo.

Aquello ocurrió con el toro 'Dédalo' en la Maestranza aquel 15 de abril de 1988 con el que cimbreó las bases del toreo moderno. Y unos años también cuando se encerró con los seis toros ensabanados de Osborne en El Puerto de Santa María y en Sevilla o tras sus sonoros triunfos en las plazas de toros de Valencia o Madrid.

A sus casi 70 años reconoce que es consciente de lo que supuso su tauromaquia en aquellos años porque hay gente que se lo reconoció, incluido un gobierno socialista, y que se lo sigue reconociendo. "Mientras exista gente que lo reconozca, aquello seguirá vivo. Lo malo es que esto caiga en el olvido, que es lo que quiere el ministro".