Felipe VI en su discurso de Nochebuena de 2019.

Felipe VI en su discurso de Nochebuena de 2019. Efe

España DISCURSO DE NAVIDAD

El Rey admite su "seria preocupación" por Cataluña y pide "respeto a nuestra Constitución"

Felipe VI recomienda "no caer en los extremos" y advierte a Sánchez de que debe ir al Congreso aunque no pacte con ERC.

24 diciembre, 2019 21:11

El mundo vive "tiempos de mucha incertidumbre" y retos globales, que España comparte junto a otros muchos países. Pero, en España, hay además "serias preocupaciones" que el Rey Felipe VI ha puesto de manifiesto en su tradicional mensaje televisado por Nochebuena. [Lea el discurso completo en PDF]

Discurso de Nochebuena del Rey.

Entre ellos está el impacto de la tecnología en la "cohesión social" hasta ahora sólida en España, el "deterioro de la confianza de nuestros ciudadanos en las instituciones" y "Cataluña", según Felipe VI. "Desde luego, Cataluña", ha dicho el Monarca para reforzar una de esas "serias preocupaciones" que ha asumido como propias.

Probablemente esos tres riesgos, el daño a la cohesión de los españoles propiciado por la tecnología, la mala imagen de las instituciones y el desafío independentista en Cataluña estén interrelacionadas y, por eso, el Rey haya decidido agruparlas.

Sin embargo, es el último de los asuntos, Cataluña, sobre el que más mensajes entre líneas ha habido en el discurso del Jefe del Estado, de poco más de 12 minutos de duración. El de este año se presentaba particularmente difícil. Las expectativas sobre una investidura inminente condicionan la situación política, especialmente por la naturaleza de los pactos que Pedro Sánchez negocia para ser presidente. Incluyen hasta a ocho formaciones políticas, contando a Unidas Podemos, un partido nítidamente republicano, y a ERC, partido en abierto pulso con la Casa Real, la Constitución y los tribunales de Justicia. El Rey ha tenido que grabar su mensaje a última hora e incluir sus referencias a la actualidad política de manera más velada que nunca.

"Respeto a nuestra Constitución"

Pero las hay. Más allá de la reivindicación de España como una democracia moderna y de "liderazgo indiscutible en muchos campos", Felipe VI ha lanzado varias advertencias. La primera, sobre el diálogo político, que el Rey ha pedido que se lleve a cabo siempre desde el "respeto a nuestra Constitución".

Felipe VI recuerda que la Carta Magna ya "reconoce la diversidad territorial" del Estado, a pesar de la crítica de los partidos nacionalistas, y "preserva la unidad que nos da fuerza". "Todo cuanto hemos logrado no se ha generado de manera espontánea" sino que ha sido posible "gracias a nuestra Constitución", ha dicho.

Es la Constitución lo que, precisamente, ERC omite en sus conversaciones sobre la investidura con el PSOE. Ambos partidos han emitido comunicados conjuntos en los que ya no se menciona la ley de leyes sino que se supedita cualquier acuerdo sobre Cataluña a la "seguridad jurídica", una expresión que a ERC le permite hablar de superación del marco legal vigente y al PSOE de su amparo.

Los Reyes, con los condecorados por el Mérito Civil, a los que Felipe VI aludió en su discurso.

Los Reyes, con los condecorados por el Mérito Civil, a los que Felipe VI aludió en su discurso. Casa de S.M. el Rey

Según el Rey, no sólo las decisiones sobre España sino también "la voluntad de entendimiento" deben enmarcarse en la Carta Magna. En otras palabras: el Estado no puede hablar de todo si dentro de la conversación se incluyen elementos contrarios a la Constitución y el ordenamiento jurídico.

El Rey no cree que, pese a la fragmentación política o la presencia en el Congreso de más partidos independentistas o populistas, la estabilidad esté en juego. El Monarca cree que los españoles pueden estar "muy orgullosos" de la "solidez" del "Estado".

"Creo que es importante decirlo, no por una autoestima mal entendida sino porque es una realidad contrastada", ha dicho. En ese sentido, su discurso de esta Nochebuena, el sexto que pronuncia como Jefe de Estado y el tercero tras el referéndum ilegal de independencia en Cataluña, parece dar carpetazo a la alarma por el 1-O que le llevó a dirigirse a los españoles en una alocución contundente y sin precedentes, dos días después de la consulta en Cataluña.

Contra los "extremos"

En el mensaje de este año hay también referencias a los "extremismos". El Rey no aclara si pretenden ser una indirecta sobre la extrema derecha o, de nuevo, sobre el independentismo, pero ambos podrían darse por aludidos por sus palabras.

"No debemos caer en los extremos, ni en una autocomplacencia que silencie nuestras creencias o errores, ni en una autocrítica destructiva", según él. Para el Monarca, los valores democráticos y de progreso están bien asentados, pero "no podemos darlos por supuestos ni olvidar su fragilidad".

España no debe "encerrarse en sí misma como en otras épocas del pasado" sino que los ciudadanos deben caminar "unidos" sin "divisiones ni enfrentamientos que solo erosionan nuestra convivencia", ha dicho. Sólo así podrá enfrentarse a los "tiempos de mucha incertidumbre" que ya contienen suficientes retos globales como para añadir cuestiones domésticas o existencialistas.

El Rey también se ha referido a la investidura de Sánchez, poniendo todo el foco no en el éxito de sus negociaciones sino en que el líder del PSOE, propuesto formalmente hace casi dos semanas, acuda al Congreso.

Que Sánchez vaya al Congreso

"Nos encontramos inmersos en el procedimiento constitucional previsto para que el Congreso de los Diputados otorgue o deniegue su confianza al candidato", ha dicho. "Corresponde al Congreso tomar la decisión", ha añadido.

En otras palabras: Sánchez ha sido propuesto formalmente como candidato a la investidura y debe dirigirse al Congreso, tenga o no tenga los apoyos atados. El líder socialista, que ya se ha presentado a dos investiduras fallidas, asegura que sólo se someterá al examen parlamentario una vez tenga garantizada la mayoría en el hemiciclo.

Si las negociaciones con ERC se complicasen, eso supondría en la práctica un limbo constitucional que incluiría la retención del encargo del Rey una vez aceptado, cuestionando la misma naturaleza de la propuesta, y la paralización del Congreso y su función deliberativa, ya que es al Congreso quien le toca dirimir si Sánchez tiene los apoyos suficientes.