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Dio la impresión de que las intervenciones de fiscales, jueces, la Policía y la Guardia Civil mermaron logísticamente el referéndum ilegal sobre la independencia de Cataluña. Se llegaron a incautar casi 10 millones de papeletas en el gran operativo de la Benemérita desplegado el pasado 20 de septiembre. Sin embargo, según los datos del Gobierno catalán, 2.286.217 personas votaron el 1-O. No fueron las impresoras domésticas, como la que sacó Gabriel Rufián en el Congreso de los Diputados, las que produjeron el grueso de las papeletas de la votación. Ese mérito recae en buena medida en los militantes nacionalistas procatalanes de Francia.

Este grupo tiene a Jordi Vera a la cabeza. Él es el coordinador de Sí al país catalán, un movimiento que agrupa a ciudadanos franceses que se reivindican como catalanes. Bruno Salvador es otro de ellos. Suya es la Imprenta Salvador, en la población de Elna, muy cerca de Saint-Cyprian, a unos 30 kilómetros al norte de la frontera con España. Allí se imprimieron entre 5 y 6 millones de papeletas para el referéndum ilegal del 1-O.

“Sí, a través de la Imprenta Salvador se han impreso millones de papeletas, varios millones, entre cinco y seis millones. De aquí salieron muchas, muchísimas papeletas”, asegura Vera a EL ESPAÑOL. Salvador, militante e impresor ha explicado ya en qué ha consistido su trabajo. Por las impresiones cobró a la ANC un “precio de amigo”, unos 10.000 euros. Ahora Salvador mantiene un perfil bajo. En su empresa reconocen a este periódico que se ha hecho ese trabajo. Pero no dan más detalles.

“Salvador no es un político, no quiere protagonismo”, dice Vera, que se expresa en un perfecto español, aunque también podría hacerlo en catalán o francés. Él sí es político. Al menos lo fue durante años de actividad como concejal en el Ayuntamiento de Perpiñán. Ahora está jubilado, pero ha encontrado una suerte de segunda juventud al frente de Sí al país catalán. Esta pequeña organización política surgió en respuesta al proceso de la reforma de las regiones puesta en marcha en Francia hace tres años. En 2016 entró en vigor la cual las regiones Mediodía-Pirineos y Langedoc-Rossellón pasaron a llamarse Occitania.

“Nos impusieron pertenecer a la región de Occitania. Pero nosotros nos opusimos”, comenta Vera sobre los orígenes de una formación que pese a su juventud mantiene una visible actividad política en lo que sus militantes llaman la "Cataluña del Norte", una región del sureste de Francia otrora perteneciente a España que Felipe IV cedió a Luis XIV en la llamada Paz de los Pirineos, en 1659. Con ella se puso fin a la guerra franco-española de mediados del siglo XVII (1635-1659).

Hasta 450.000 catalanes en Francia

Esto explica que Vera reivindique hoy la existencia de "450.000 catalanes en suelo francés". Su partido cuenta con 20 alcaldes, entre 80 y 90 concejales y una militancia activa que no llega al millar de miembros. Todos ellos siguen con gran expectación el procès lanzado por el separatismo en Cataluña. Vera, que desde las ventanas de su casa contempla las elevaciones de la estación de montaña de Vall de Nuria, está convencido del éxito del separatismo.

Una rueda de prensa de Sí al país catalán con Jordi Vera a la cabeza.

Una rueda de prensa de Sí al país catalán con Jordi Vera a la cabeza. Cedida

“Incluso reconocer que en España hay varias naciones no sirve a estas alturas. Es demasiado tarde. Los catalanes se van de España. Se van este martes con la declaración de independencia que se espera del Parlamento”, dice el líder de Sí al país catalán. “A parte de mandar al Ejército y matar a no sé quién, no sé qué va a hacer el Gobierno español. Hace dos domingos, incluso con todos los golpes que se dieron, fueron incapaces de parar el referéndum”, añade, aludiendo a la votación ilegal del 1-O.

Él dice que su contribución a ese referéndum no fue importante. Pero sabe que gracias a él y a compañeros suyos como Bruno Salvador no habría sido posible que sobraran papeletas el día de la votación. “Mucha gente venía para cogerlas y llevárselas, especialmente el jueves y el viernes de aquel fin de semana, hasta Cataluña del Sur”, cuenta Vera. Con esos términos se refiere a Cataluña, la Comunidad Autónoma española amenazada por la deriva separatista de la Generalitat. Vera no dice si “esa gente” eran catalanes franceses o catalanes españoles.

Lo que sí hizo Vera fue seguir el proceso de impresión de las papeletas. “La ANC buscó imprentas y buscó entre simpatizantes catalanistas, y esto coincide con que ellos eran gente próxima a nosotros”, cuenta el líder de Sí al país catalán. Utilizando la canción venim del nord, venim del sud..., del cantautor Lluís Llach, la organización de Vera publicaba el 1-O un vídeo en el que se observa la producción y transporte de papeletas desde la Imprenta Salvador hasta suelo catalán. “La ANC es la que ha de recibir todos los méritos. Nosotros sólo hemos aportando solidaridad”, afirma Vera.

Ayudar a la autodeterminación

“Lo hemos hecho por razones democráticas, queríamos que los catalanes se expresaran, también por motivos de buena vecindad. Muchos tenemos familia al otro lado de los Pirineos. Y además somos catalanes, si no vamos los catalanes a defender a los catalanes no se quién va a ir”, explica el coordinador de Sí al país catalán. “Consideramos que ayudar a los que buscan la autodeterminación cuando el Estado se lo impide es nuestro deber”, añade.

Que la Ley del Referéndum que el Parlamento de Cataluña aprobara con fórceps el pasado 7 de septiembre hubiera sido suspendida por el Tribunal Constitucional no ha preocupado a Vera en ningún momento. “El preámbulo de la Constitución francesa reconoce el derecho de los pueblos a la autodeterminación. A partir de ahí, autodeterminarse no puede ser ilegal. Eso es parte de los derechos humanos y de los derechos de los pueblos”, razona Vera. Su movimiento político, dice, es “moderado”.

Jordi Vera, líder de Sí al país catalán.

Jordi Vera, líder de Sí al país catalán. Cedida

“Nosotros somos catalanes. Sabemos que organizar un referéndum teniendo en cuenta la actual distribución de fuerzas sería siempre algo ilegal en España. En Cataluña son once millones [en realidad son 7,5 millones], en España no sé cuántos son, pero son más. Por eso, a través de las vías que la Constitución establece no podían llegar a celebrar un referéndum con garantías”, abunda Vera. A su entender, la multitudinaria manifestación del pasado domingo que pedía en Barcelona “recuperar la sensatez” no tendrá consecuencias. “Las imágenes de la manifestación del domingo no van a cambiar nada”, asegura Vera. Cree saber que “que la mitad de los manifestantes venían de fuera, llegaron por avión, tren y autobús”.

Vera relaciona este partido a favor de la independencia de Cataluña con la tradición de movilizaciones que marcaron a sectores de la población francesa en el pasado reciente del país. “Hubo gente en la generación de nuestros padres, en los años 50 y 60, por ejemplo, que ayudaron al Frente de Liberación Nacional de Argelia”, apunta. “Nosotros nunca nos habíamos implicado tanto en una movilización, las otras eran movilizaciones lejanas”, agrega.

Movilización sin precedentes

Sin embargo, la de Cataluña no lo es. La operación policial del pasado 20 de septiembre en Cataluña que parecía desmantelar el referéndum hizo que Vera y compañía arrimaran el hombro a los separatistas. “Ver a la Policía y a la Guardia Civil, antes de la votación, entrando en los edificios del Gobierno de Cataluña, haciendo registros, provocó nuestra reacción. Al poco de saber de aquello, quisimos hacer algo”, cuenta Vera.

Él y los suyos parecen renegar, sin embargo, de otra tradición muy francesa y que no es otra que la del Estado-nación. “El Estado-nación francés se fundó hará cosa de siglo y medio, pero ahora está en una crisis política profunda, con la extrema derecha o la falta de capacidad de integrar a los jóvenes inmigrantes de segunda generación”, señala. “Francia ya no es como antes. Hay movimientos territoriales que reclaman identidades regionales”, añade Vera.

No ha de estar tan débil el Estado-nación francés. De lo contrario, el nombre por el que más se conoce la organización de Vera probablemente se pronunciaría en la lengua del poeta Joan Maragall. Actualmente suena, sobre todo, así: Oui au pays catalan. Y esa es la lengua de Voltaire.