Sánchez, este viernes en la Feria del Libro de Madrid.

Sánchez, este viernes en la Feria del Libro de Madrid. EFE

España PSOE

Sánchez, dispuesto a negociar su programa con los barones: "No son las tablas de la ley"

Desde las primarias, Sánchez ha hablado con la mayoría de los líderes autonómicos, pero no con Díaz. Pese a todo, no espera grandes problemas.

2 junio, 2017 02:52

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Pedro Sánchez tiene las manos libres. Al contundente resultado de las primarias del PSOE ha seguido la firme voluntad de los dirigentes territoriales de echarse a un lado y permitir que Sánchez tome con absoluta libertad las primeras decisiones, que tienen que ver con la organización del congreso federal y la conformación de su equipo. 

Sánchez propuso que la elección de los delegados al congreso, que son los encargados de votar los nuevos órganos y documentos del partido, siguiera la proporción de lo votado en las primarias. La mayoría acabaron aceptando, por lo que Sánchez controla el desenlace del congreso, que se celebrará estos 17 y 18 de junio en Madrid. 

Ahora, Sánchez busca conformar su Ejecutiva, que será votada por los delegados, y no está encontrando las habituales peticiones de los secretarios generales autonómicos. Según las fuentes consultadas, la mayoría no le ha pedido cuotas territoriales ni que incluya a dirigentes afines. Eso sí, con Susana Díaz no ha hablado desde la misma noche de las primarias, cuando en torno a las 21:30 la perdedora de las primarias le felicitó, según el equipo de la presidenta andaluza.

¿Lealtad al nuevo secretario general o brazos caídos para que Sánchez se las arregle sin poder culparles de nada? "Habrá algo de las dos cosas", explican fuentes cercanas a Sánchez, que consideran normal su elevado margen de maniobra debido a su contundente victoria sobre Díaz. "Para bien y para mal, lo que haga Sánchez será su responsabilidad. No le vamos a poner palos en la rueda ni vamos a hacer nada que pueda interpretarse como que nos despegamos ni un milímetro de lo que él defiende, porque sabemos que puede ser usado en nuestra contra y queremos que trabaje con libertad", explica un partidario de Díaz. 

Como el tío Ben a le dice a Peter Parker en Spiderman, "un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Y ahora, tras dos años de oposición, meses traumáticos y una victoria clara, la responsabilidad es de Sánchez. Y sólo de Sánchez, enfatizan los dirigentes territoriales, replegados en sus comunidades. 

Las patatas calientes del congreso

Con todo, Sánchez teme que algunos asuntos sean motivos de agria controversia en los debates del congreso. Los partidarios de Díaz no comparten su visión plurinacional del Estado o que abstenerse para que gobernase Mariano Rajoy fuese un error, por lo que no quieren que se exprese negro sobre blanco, obligándolos a través de la votación de delegados a hacerse un harakiri argumental

El modelo de partido es también fuente de conflictos. Por ejemplo, hacer primarias abiertas a la ciudadanía para elegir a los candidatos a alcalde. Las normas actuales, modificadas en la época de Alfredo Pérez Rubalcaba, incluyen la celebración de primarias abiertas a la ciudadanía para los cargos institucionales en municipios superiores a 20.000 habitantes y en las comunidades autónomas. 

El equipo de Sánchez, que propone ampliar esas primarias abiertas a cualquier alcaldía, por pequeña que sea, está dispuesta a "transaccionar" y llegar a un acuerdo sin imponer su criterio. Los detractores de esa medida creen que, si cualquier ciudadano o simpatizante puede votar, el intrusismo haría que en municipios pequeños, con pocos militantes, el proceso quedase desvirtuado. En ese sentido, el documento con el que Sánchez concurrió a las primarias "no son las tablas de la ley", explican desde el entorno del reelegido líder. 

Para Sánchez, lo fundamental es que el partido acepte algunas de sus propuestas estrella, como que no se pueda forzar la caída de un secretario general a menos que lo vote la mayoría de la militancia, eliminar la fase de avales en las primarias para convertir la batalla en un proceso con doble vuelta y evitar momentos de confrontación como los que desembocaron en el convulso Comité Federal del 1 de octubre.