La Policía detiene en Madrid a dos personas por enaltecimiento yihadista

La Policía detiene en Madrid a dos personas por enaltecimiento yihadista

España Niegan un montaje policial

La Policía desliza que su confidente les engañó en la operación antyihadista de Madrid

Los dos detenidos permanecen en prisión desde el 28 de diciembre mientras la Audiencia Nacional investiga las pesquisas realizadas.

20 enero, 2017 02:19
Alejandro Requeijo Daniel Montero

Los expertos en Información de la Policía Nacional ya asumen, al menos en privado, que un confidente les engañó en la investigación que derivó en el arresto el pasado 28 de diciembre de dos personas acusadas por yihadismo. En plenas fechas navideñas se filtró a los medios incluso que habían tenido acceso a un kalashnikov -que nunca apareció- o que tenían intención de llevar a cabo un atentado inminente.

La operación la desarrolló la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Policía de Madrid y su responsable, Germán Castiñeira, ha acudido este jueves por la mañana al despacho del juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, que ordenó y coordinó las detenciones. El magistrado trata de aclarar las dudas que han surgido en torno a este operativo ya que los arrestados denuncian haber sido víctimas de una trampa urdida por un confidente policial y un agente encubierto.

Cuatro investigados

El diario El Mundo informó de que los arrestados ofrecieron esa versión a los funcionarios de la prisión en la que ingresaron. Los investigadores no ocultan ahora a este periódico que parte de su explicación es verosímil. Además de los arrestados hay otras cuatro personas investigadas -anteriormente imputadas-, entre ellos el confidente, un hombre apodado 'Lolo' o 'José', quien declaró el miércoles ante el juez.

Los detenidos le acusan de ser el responsable de organizar una reunión con un presunto traficante de armas que en realidad era un agente encubierto y de haber elaborado una serie de videos de carácter yihadista. Estos vídeos fueron la prueba que convenció al juez para llevar a cabo la operación policial.

Ahora, diversas fuentes tanto de la Jefatura Superior de Policía como de la Comisaría General de Información deslizan que el confidente "se la ha jugado" a la Policía. En cualquier caso, recuerdan que todos sus pasos fueron autorizados y supervisados por el juez y el fiscal. Las fuentes policiales consultadas indican que desde el Juzgado se ha transmitido tranquilidad a los investigadores, si bien desde la Audiencia Nacional no quieren hacer comentarios.

Todas las hipótesis abiertas

Otras fuentes jurídicas consultadas por el EL ESPAÑOL informan de que todas las hipótesis permanecen abiertas y quedan muchas diligencias por practicar en un procedimiento que ha sido declarado secreto. Este viernes están previstas nuevas declaraciones en el Juzgado. Recuerdan que, pese a estas dudas, es innegable que en los registros aparecieron piezas de armas, un cargador o vídeos de contenido yihadista.

En caso de no ser cierta la versión del engaño, sólo existen otros dos posibles escenarios: que el montaje lo urdiese el confidente a instancias de sus controladores policiales -extremo que niegan tajantemente desde la Policía ya que consistiría en una inducción al delito- o simplemente un deseo de dar excesiva importancia a una operación que no lo merecía y que la versión que ofrecen los arrestados no sea cierta.

Desde el punto de vista informativo, la cobertura mediática de este caso discurrió por parámetros poco habituales desde el primer momento. Las operaciones contra el terrorismo yihadista suelen ir acompañadas de una extensa publicidad por parte del Ministerio del Interior, incluso las que dependen de Jefaturas provinciales. Esta vez tan solo dio cuenta del operativo en tres líneas de información recogidas en un escueto comunicado. Y pese a que se anunciaba una ampliación de datos, éstos nunca llegaron a los periodistas, al menos por los canales oficiales.

El juez Pedraz, en el auto en el que enviaba a prisión a los dos detenidos, hablaba de una "progresiva radicalización" o de que una persona les había facilitado un kalashnikov. "Realizaron diversos vídeos portando el mismo así como un machete militar", explicaba. "Pretendían adquirir en el mercado negro fusiles del citado tipo como armas cortas y granadas de mano llegando a tener una reunión con tercero llegando a ofrecer para los primeros hasta 6.000 euros sin que al efecto conste que los adquirieran", añadía el juez.

Perfil del confidente

Las fuentes consultadas no niegan que "Lolo" fuese confidente de la Policía, si bien afirman que dejaron de trabajar con él en el mes de septiembre aproximadamente. Es hijo de una mujer musulmana que se casó con un gitano español y, según las mismas fuentes, tuvo un familiar en prisión por delitos de yihadismo. Este verano se desplazó a Marruecos. "Los confidentes de la Policía no son profesores de universidad precisamente, siempre están en contacto con los delincuentes", se justifica un mando policial preguntado al respecto.

Otras fuentes describen a esta persona como alguien poco fiable para las fuerzas de seguridad e indican que se llegó a advertir de ello a los investigadores de la Brigada de Información de Madrid, pero la colaboración siguió adelante. Este caso se enmarañó aún más después de que el confidente de la Policía acudiese a la Guardia Civil tras la operación del 28 de diciembre. Según informan fuentes de la lucha antiterrorista, se presentó ante la Guardia Civil con intención de contar lo que sabía de los detenidos y su presunta peligrosidad.

No es una auditoria

El Instituto Armado hizo un breve informe en el que no daban veracidad a su relato y decidieron no seguir investigando. Ese informe obra en poder del juez. Las mismas fuentes consultadas aseguran que en ese documento no se apunta siquiera como posibilidad un posible montaje policial. Tampoco pretende ser una auditoría de las pesquisas del Cuerpo Nacional de Policía, sino una mera explicación de por qué no se dio credibilidad al relato del confidente.

Respecto al agente encubierto, las fuentes policiales consultadas también reconocen su participación en la investigación y que se hizo pasar por traficante de armas, pero matizan que fueron los investigados los que tomaron la iniciativa de comprarle armas sin que este llegase a vendérselas. Indican que mantuvieron una breve relación y que era necesario para las pesquisas dentro de un procedimiento habitual en este tipo de investigaciones. Niegan que les vendiese el kalashnikov que se aprecia en uno de los videos porque se grabaron antes de que entrasen en contacto con el agente encubierto.