Rajoy, durante el homenaje a la Constitución.

Rajoy, durante el homenaje a la Constitución. Chema Moya Efe

España LA CONSTITUCIÓN, A DEBATE

Rajoy se escuda en el desacuerdo de los demás para congelar la reforma constitucional

PSOE y Ciudadanos piden correcciones parciales. Unidos Podemos apuesta por un “cambio radical”.

7 diciembre, 2016 00:37

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Mariano Rajoy sólo estaría dispuesto a sentarse en una mesa para negociar cambios en la Constitución si previamente pacta "qué se quiere tocar y qué no" con PSOE, Ciudadanos y Unidos Podemos. Un mensaje que reiteró constantemente en el Congreso de los Diputados durante los actos del 38 aniversario de la Carta Magna, aunque no quiso aclarar qué variaciones estaría dispuesto a abanderar. El jefe del Ejecutivo se escudó en que son los demás portavoces parlamentarios los que enfrían las escasas posibilidades de reforma a corto plazo al no ponerse de acuerdo sobre qué puntos son necesarios alterar.

El líder del PP mostró su disposición al diálogo, pero adelantó las condiciones en las que deberán basarse esas conversaciones: “Fijar con claridad qué es lo que hay que preservar” y saber “cuál es el final” de este camino. Rajoy describió los puntos que ya recoge la Constitución y que son innegociables: la unidad de España, la soberanía nacional, la igualdad de los españoles, los derechos y libertades, la pertenencia a Europa y los pilares básicos del Estado del bienestar como la educación, las pensiones y la sanidad. “A partir de ahí se puede hablar, pero creo que debemos ser prudentes y saber claramente qué es lo que queremos modificar y lo que no queremos modificar”, advirtió.

En la misma línea se postuló la presidenta del Congreso, Ana Pastor, que recordó en su discurso oficial que “si la reforma constitucional es una posibilidad siempre abierta, la virtud de la prudencia, llamada a veces sabiduría o cordura, debe guiar los pasos de los gobernantes, pues deben responder ante los ciudadanos”. Además, la tercera institución del Estado pidió que reformar la Carta Magna no se limite a ser un cambio “por y para algunos”. A todos los parlamentarios solicitó “diálogo, altura de miras y respeto por el pluralismo”.

No abrir el melón

Mariano Rajoy quiso remarcar que son sus interlocutores, que piden acometer cambios antagónicos, los que tienen que acordar las modificaciones a abordar. “¿Con el reparto parlamentario actual se imagina usted que vamos a cambiar la Constitución?”, preguntó el líder del PP a los periodistas durante una conversación informal con ellos.

Previamente, portavoces de PSOE y Ciudadanos reclamaron cambios parciales en la Carta Magna y representantes de Unidos Podemos apostaron por un cambio radical, “un nuevo articulado”. En todas las charlas informales que mantuvo durante la mañana de este martes en el Congreso, el líder del PP dejó entrever que su esperanza pasa por no tener que abrir ese melón a corto plazo.

En el Gobierno y en el PP se amparan en que si los cuatro grandes grupos no son capaces de ponerse de acuerdo previamente en las reformas que se podrían acometer, Pablo Iglesias podría convocar un referéndum para consultar a los españoles si quieren modificar de arriba abajo la Constitución, como piden desde su partido. La misma Carta Magna recoge en su artículo 167.3 la posibilidad de que cualquier cambio en la Constitución sea consultado por los españoles si así lo solicita el 10% de los diputados o de los senadores. Una fórmula que el líder de Unidos Podemos está dispuesto a utilizar si los partidos de la 'Triple Alianza' (PP, PSOE y Ciudadanos) dan la espalda a sus peticiones.

Un pacto global

Desde Ciudadanos y PSOE también apuestan por incluir en el pacto de reforma constitucional a los partidos nacionalistas y a Unidos Podemos, aunque los votos de las tres formaciones constitucionalistas sean suficientes para sacar adelante cualquier cambio. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, recordó con los periodistas que la Comisión Constitucional en la que ella misma rindió cuentas hace unos días escenificaba el desacuerdo global que existe en el Parlamento sobre qué cambios se requieren de modo inminente. Y sin ese acuerdo previo, abrir el debate de una hipotética reforma de la Constitución es todavía inviable.