Diego Torres durante su interrogatorio en el juicio

Diego Torres durante su interrogatorio en el juicio EFE

España Caso Nóos

Diego Torres se guarda el cartucho de la Infanta Cristina

El ex socio de Urdangarin todavía no ha entrado a explicar al tribunal el papel de la hermana del Rey.

24 febrero, 2016 02:59

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Diego Torres todavía no ha disparado contra la infanta Cristina de Borbón. Su declaración era la más esperada por todos los secretos que dice tener guardados sobre la Casa Real. Asegura tener correos electrónicos que apuntan directamente a Juan Carlos I y a las personas de su máxima confianza en la supervisión y gestión del Instituto Nóos, el epicentro de la trama delictiva por la que tanto él, como Iñaki Urdangarin, y sus esposas, entre otros, se sientan desde hace días en el banquillo de los acusados. Algunos de esos correos ya están aportados a la causa, otros han sido admitidos como prueba pero todavía se desconoce su contenido, y hay otra serie más que, en el juicio, no podrá mostrar.

El cabecilla de la trama, junto a Urdangarin, fue durante mucho tiempo la bestia negra de la hija de Juan Carlos I. Desde que imputaron a su mujer, Ana María Tejeiro, hizo un aviso a navegantes: o sus mujer quedaba fuera o se encargaría que la mujer de su socio también se viera salpicada. Y finalmente lo consiguió. Durante la fase de instrucción, mantuvo por activa y por pasiva que Cristina de Borbón era vocal de la junta directiva y, por tanto, formaba parte de la toma de decisiones del Instituto Nóos. También aportó correos electrónicos cruzados entre el matrimonio en el que Urdangarín le pedía consejo sobre un evento que estaba organizando para Nóos. Y mantuvo que la infanta fue a actos de en representación del Instituto.

En uno de los correos que Torres aportó a la causa, Urdangarin le decía: "Aprovecho que estás conectada para enviarte una comunicación de Nóos que tengo pensado enviar. Hay dos versiones. Clientes, colaboradores y amigos y la otra para Octagon. (No quiero sacar ampollas...) Léelo y dime que piensas please... Ciao", escribió el 20 de febrero del 2003 a su esposa, la infanta Cristina. Este correo llevaba tres documentos adjuntos relativos a clientes de Nóos, comunicación de Nóos y Octagon, entidad en la que Urdangarin trabajó antes de impulsar su propia fundación de mecenazgo.

La infanta no era un "escudo fiscal"

Sin embargo, en su primer día de declaración en calidad de acusado no ha mencionado a la infanta. Es más, la única vez que lo ha hecho durante ocho horas de interrogatorio fue para negar que la hermana del rey Felipe VI fuera utilizada como “escudo fiscal”. La explicación de Torres era que no era necesario utilizar la imagen de la infanta de cara a Hacienda porque ellos tenían hilo directo con el organismo. Aseguró en la vista que una vez al año el secretario del Instituto, Miguel Tejeiro, se reunía con un alto cargo de la Agencia Tributaria para revisar las cuentas de Nóos.

No obstante, la expresión de “escudo fiscal”, empleada por el juez de Palma que ha instruído la causa, José Castro, era en relación a la sociedad Aizoon y no a Noos. Esta mercantil fue constituida por Urdangarin y Cristina de Borbón, y de la que eran socios al 50%, y que él utilizó para cobrar trabajos personales, como el de asesor para Telefónica.

La junta directiva de Nóos, en el epicentro

Lo que sí dijo Torres es que la junta directiva de Nóos estaba por encima del comité de dirección, donde se tomaba las decisiones relacionadas con los contratos del Instituto, que ahora están bajo sospecha. En esa junta, la infanta era vocal y, por tanto formaba parte de la toma de decisiones. Sin embargo, esa afirmación, que sí la hizo Torres durante su interrogatorio como imputado, en el juicio todavía no la ha hecho.

Ahora bien, hay que recalcar que durante la sesión del martes, Torres sólo contestó a preguntas del fiscal Pedro Horrach, quien mantiene la tesis de que la infanta no participó en el día a día de Nóos y por tanto no tiene nada que ver con el entramado montado por los dos socios, quienes habrían conseguido dinero público de manera irregular y lo habrían desviado a empresas suyas a través de una facturación falsa para simular trabajos realmente no realizados.

Corinna, incitadora al delito

El acusado lanzó varias insinuaciones sobre el papel de la Casa Real en el entramado. Incluso llegó decir que la amiga de Juan Carlos I, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, les habría instado a crear una "estructura financiera especial" para cobrar fondos "y que nadie se entere en España que se cobra ese dinero", y todo ello con el conocimiento del entonces Rey de España, algo que nunca se produjo porque "desde Nóos dijimos que ni en broma". También dijo que el asesor de la Casa del Rey, José Manuel Moreno Romero, el conde de Fontao, supervisaba el trabajo de Nóos y "están las facturas de las comidas ente Tejeiro y Romero que lo demuestran", explicó.

Sin embargo, todo hace indicar que el plato fuerte lo guardará para las preguntas de su abogado, Manuel González Peeters, una vez que ha visto que el fiscal ha hecho caso omiso a sus afirmaciones relacionadas con la Familia Real.

Horrach se mostró muy duro con Torres hasta tal punto que la presidenta del tribunal que juzga el caso en la Audiencia Provincial de Palma, Samantha Romero, exigió que moderaran el tono. El fundador de Nóos contestaba en muchas ocasiones al fiscal con evasivas, le decía no haber participado en contratos donde constaba su firma, aseguraba desconocer al gestor de su cuenta en Luxemburgo a pesar de tener correos electrónicos con él concertando citas, y tiraba balones fuera de cualquier acusación. "¡Llevamos todos el día que no sabe nada pero luego da explicaciones detalladas acerca de todo lo que ha pasado!”, le espetó el fiscal.

Torres sostuvo que no hubo facturación falsa en los trabajos realizados para la realización de los proyectos firmados con los Gobiernos balear y valenciano y que todos los trabajadores que tuvieron eran reales, con un trabajo real y con pagos reales, en contra del criterio del fiscal, quien sostiene que gran parte del trabajo justificado para cobrar el dinero púbico correspondiente en realidad no existió.