Mandiara, la joven senegalesa que logró ser campeona del mundo en viet vo d’ao.

Mandiara, la joven senegalesa que logró ser campeona del mundo en viet vo d’ao.

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Mandiara, la senegalesa que pasó de hacer curas con 12 años a campeona del mundo de artes marciales en París

Ejercía de enfermera para ayudar a su región, pero cuando el vovinam viet vo d'ao llamó a su puerta llevó al país a lo más alto de la disciplina deportiva.

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Dakar (Senegal)
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Cuando aterricé en Dakar (Senegal), dos mujeres esperaban para recogerme en el Aeropuerto Internacional Blaise Diagne. Por un lado, Aissatou Sylla, directora de la Escuela Coruña en Senegal, con la que Ecodesarrollo Gaia ha abierto oportunidades a cientos de niños y adolescentes.

Por otro, Esther Martínez, optometrista, audioprotesista y farmacéutica en Molina de Segura (Murcia) que se había trasladado hasta el país africano durante dos semanas como parte de un proyecto impulsado por Fundación Multiópticas.

Desde ahí, un coche nos lleva hasta las puertas de Yoff, uno de los barrios "más difíciles del país desde el punto de vista económico". O, por lo menos, así lo describe Mito Fernández-Obanza, fundador de la organización gallega, a mi llegada a la que ya se ha convertido su segunda casa —o incluso la primera, porque siempre anda por la zona controlando la situación—.

Allí, bajo un puente y entre dos de las carreteras principales de la capital senegalesa, nos espera una demostración de vovinam viet vo d'ao, un arte marcial vietnamita que combina golpes, patadas, llaves y técnicas de defensa con enfoque en disciplina y desarrollo físico y mental.

Y así, con la maleta todavía en la mano y el cansancio propio de un viaje en avión de casi cinco horas, me senté junto al resto de los voluntarios de la oenegé. A mi lado estaba Ana Martínez Moraña, médico en la Fundación Pública de Urgencias Sanitarias 061-Sergas, que ya había acudido a la región durante los proyectos de Coruña Cura de 2012, 2013 y 2015. Es ella quien me descubre a la protagonista de esta historia.

"La chica que está a la derecha es Mandiara. Es una crack", comienza. Y es que la joven senegalesa no es moco de pavo. Con tan solo 12 años empezó a ayudar a los sanitarios cooperantes que se desplazaban de forma periódica hasta Escuela Coruña para seguir los tratamientos durante el tiempo que ellos volvían a España y, más adelante, se adentró en el mundo del vovinam viet vo d'ao, convirtiéndose el pasado 2022 en campeona del mundo en París.

Enfermera 'autodidacta'

Fue en 2011 cuando, casi por casualidad, Mandiara se enteró por unas amigas de las formaciones que daban en Escuela Coruña y, como la curiosidad es algo que siempre le ha movido, decidió matricularse en el aula 'Aprende para la vida' con el objetivo de seguir con la educación que había abandonado años atrás por falta de recursos.

Al poco tiempo, un grupo de voluntarios llegó a Yoff y, ante la necesidad de personal para atender a todos los pacientes que acudían a consulta, Fernández-Obanza solicitó ayuda a las estudiantes que se encontraban en ese momento en el centro.

"Un día vino Mito a clase y llamó a tres chicas del aula para bajar a la enfermería para colaborar en las curas", recuerda Mandiara. Y aunque días después las otras dos jóvenes dejaron de asistir, la senegalesa continuó con la labor que se le había encomendado.

Y es que, pese a que pocos lo sabían, ella se aferraba a una motivación mucho más allá del propio aprendizaje: su abuela era diabética, tenía heridas constantemente y quería saber de qué manera podría asistirla.

Mandiara junto a Aissatou Sylla directora de la Escuela Coruña en Senegal.

Mandiara junto a Aissatou Sylla directora de la Escuela Coruña en Senegal.

Así, de un día para otro, aunque de la mano de los cooperantes, la joven empezó a atender laceraciones, úlceras y todo tipo de heridas que llegaban a consulta. Pero, poco a poco las semanas fueron pasando, los médicos tenían que regresar a sus rutinas y algunos de tratamientos que habían comenzado no habían concluido, por lo que ella tuvo que quedarse como responsable.

"Algunas veces venían con lesiones muy grandes que a lo mejor en España se operarían con un injerto de piel, pero aquí eso no ocurre. Las curas se prolongan durante muchos meses y los voluntarios no estamos tanto tiempo", cuenta Martínez Moraña. De ahí que necesitasen que Mandiara continuase con los cuidados.

"Ese año dejamos algo de material para que siguiera con las curaciones. Le explicamos algunas cosas, pero luego ella fue aprendido más y empezó a ayudar todos los años en los proyectos de Coruña Cura", explica la médico del 061-Sergas.

Entre visita y visita de los cooperantes, Mandiara iba contactando con los especialistas a través de Facebook cada vez que tenía dudas, aunque la comunicación no fue nada fácil: no sabía escribir y tan solo hablaba wolof, una de las seis lenguas nacionales del país. Pero ninguno de estos hándicaps hizo que abandonara su tarea.

Para hacérselo un poquito más sencillo, en uno de sus viajes Martínez Moraña dejó un cuaderno con una lista de palabras traducidas de su idioma materno al español y así, poco a poco —y con alguna ayuda del traductor de Google—, la joven fue resolviendo los interrogantes que le surgían.

Los meses fueron pasando y se dio cuenta de que asistir a quienes más lo necesitaban era su verdadera pasión. Tomó la iniciativa de realizar una formación en la Cruz Roja y, de la mano de Fernández-Obanza, consiguió aprender francés y español.

"Igual que los cooperantes vienen de fuera para ayudarnos, nosotros también podemos apoyar a nuestra población. Por eso decidí implicarme más en el proyecto", confiesa Mandiara.

Campeona del mundo

Sin embargo, ni descubrir una nueva profesión ni aprender dos idiomas nuevos sació su sed de conocer cosas nuevas, así que empezó a practicar taekwondo. Rápidamente logró hacerse con el cinturón rojo, proclamándose campeona de región en Dakar y nacional de Senegal en repetidas ocasiones.

De nuevo, casi por casualidad, un hombre "muy metido en el vovinam viet vo d'ao" se cruzó en su vida y la observó entrenando. "Vio en mí una persona fuerte, capaz de ganar a todos, y me dijo que fuese a su sala para prepararme. Sabía que sería una futura ganadora", asegura Mandiara.

Y así, en enero de 2016, la joven optó por volver a reinventarse y, sin miedo a nada, se arrancó en una nueva disciplina. Pero, en esta ocasión, para su suerte, la adaptación no fue difícil, pues, dice, "ya sabía dar los golpes, lo que tenía que completar era el cómo luchar".

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En su primera competición obtuvo el segundo puesto, aunque el oro no tardó mucho más en llegar. Ese mismo año, la seleccionaron para el equipo nacional de Senegal y, en 2017, fue al campeonato de África —celebrado en Malí— en representación de su país.

Los éxitos continuaron y, en 2022, se convirtió en la primera chica en llevarse tres medallas —dos oros y una plata— en el campeonato del mundo de vovinam viet vo d'ao. En total, de aquel año en París se volvieron a casa con 29 distinciones.

En 2024, volvió a liderar el podio en el campeonato de África en Malí, obteniendo el oro en la categoría de autodefensa. Ahora se prepara para una competición en 2026, donde espera de nuevo volverse a casa con otro trofeo.

Así, por un motivo u otro, el día a día de esta senegalesa se ha convertido en una rutina centrada en el trabajo en Escuela Coruña, los entrenamientos constantes y las competiciones periódicas. Sin embargo, nada de esto le quita la energía, y con sólo estar cerca de ella puedes ser testigo de la alegría constante que desprende, mostrando en cada gesto que está, precisamente, donde quiere estar.

"La diferencia respecto a otras chicas de mi edad aquí en Senegal es que yo me marco unos objetivos y hago todo lo posible para conseguirlos. Hay quienes no saben qué hacer con su futuro, pero cuando empecé a practicar deporte mi mente cambió. Emprendí una nueva forma de vivir, de pensar y de estar", concluye Mandiara.