María Jesús Puerta, ganadora del Challenge Lunar Recycle de la Nasa.

María Jesús Puerta, ganadora del Challenge Lunar Recycle de la Nasa. Cedida

Referentes

'Esperanza', la IA que empezó detectando el cáncer de mama y ahora hace historia en la NASA: da solución a la basura espacial

La ganadora del Challenge Lunar Recycle cuenta su tránsito por la enfermedad hasta culminar en uno de los certámenes más prestigiosos del mundo.

Más información: El invento de Diana Yousef, un inodoro al estilo de la NASA que convierte los desechos humanos en vapor de agua

Publicada

"Soy una ingeniera como tantas y tantas", la catalana María Jesús Puerta comienza esta conversación con ENCLAVE ODS modestamente. Este mes de octubre cumple 57 años, y acaba de ganar el Challenge Lunar Recycle de la agencia espacial estadounidense.

"Una mañana estaba tomando un café con mi marido, yo con el ordenador y él sentado enfrente de mí leyendo el periódico. Entonces vio una noticia que le llamó la atención. 'No sé si contártela', dijo. Y entonces supimos sobre este reto de la NASA para el reciclaje lunar y los tres millones de dólares de premio", explica.

"Lo que vi en realidad fue una oportunidad de plantearme un reto personal, y una forma de demostrar a mis hijos que con esfuerzo y trabajo su madre iba a hacer un trabajo lo suficientemente bueno como para que la NASA lo admitiera. Ni más ni menos".

Usando para ello únicamente su ordenador antiguo y sus conocimientos de ingeniería de minas, María Jesús Puerta se lanzó a esta aventura de final inesperado para dar un mensaje.

"Tengo dos hijos, de 18 y 16 años", señala como auténtica motivación para presentarse a este concurso. "Son jóvenes y con cierto desencanto generacional, les intento inculcar que tienen que estar en formación: si yo, con mis circunstancias y mi edad, conseguía hacer un proyecto y me lo valoraban, sería un buen mensaje".

Pero "la gente no daba crédito cuando me presenté, me decían '¿estás loca?'. Con mi mochila y mis circunstancias", reconoce.

"Ni siquiera me fijé en que los participantes internacionales del reto de reciclaje en la luna no teníamos derecho al premio económico, porque las bases tenían más de 40 páginas, y no pensaba ganar", añade. "Soñar en grande, no pasa nada por hacerlo, eso quería transmitir. Con trabajo y esfuerzo se consiguen cosas".

Ingeniera multidisciplinar

Aunque estudió Ingeniería de Minas, Puerta se define como "ingeniera multidisciplinar" por las diferentes formaciones que ha ido realizando.

Medioambiente, sostenibilidad, bioconstrucción o inteligencia artificial son las áreas de expertise que añade a su currículum básico. "Soy eso, una freelance que ofrezco servicios a empresas, asesoramiento en control de obras y direcciones facultativas de proyectos", resume.

María Jesús Puerta.

María Jesús Puerta. Cedida

"Igual es algo de mi generación, ¡porque ya tengo una edad!", afirma con ironía. "Nosotros hemos sufrido muchos cambios: de la televisión en blanco y negro hasta llegar a la IA, vivimos la llegada de internet".

En realidad, la IA, fundamental en su proyecto seleccionado ahora por la NASA, le era "totalmente desconocida hace tres años. Me formé de manera reglada y no reglada y a día de hoy sigo en continua formación. Estoy acabando un máster y varias formaciones".

"He diseñado algo innovador usando datos reales, lo cual tiene mérito con mi edad y mis recursos [hay empresas que se crean como startups y consiguen recursos elevados para competir en este tipo de concursos] pero si le añades la capa de la enfermedad, quizás la historia es singular".

'Esperanza' lunar

"Cuando cumplí 50 años, de repente, me diagnosticaron cáncer de mama en una revisión rutinaria", revela entonces. "Ves la vida de otra manera, te sientes egoísta. Los niños eran pequeños, tenía que tirar, normalizar la situación… Yo tuve mucha suerte, fui diagnosticada de forma precoz".

"Lo que me pareció molesto, aquella segunda prueba, fue clave. Ese nódulo sospechoso que se podía confundir con uno normal… si hubiera sido visto un año después el resultado hubiera sido totalmente distinto", explica.

Así fue como nació un primer modelo de IA de Puerta "para detectar el cáncer de forma precoz, para que el doctor o doctora pasara las pruebas por ese modelo y pudiera comparar. Lo llamé Esperanza, como he llamado al proyecto de la NASA para la luna".

Este modelo para predecir el cáncer se entrenó con muchos datos "con un ordenador de andar por casa y llegó a un 90% de fiabilidad". Fue compartido en LinkedIn, pero después se ralentizó su desarrollo "porque requiere centros de cálculo y es complicado obtener acceso a datos validados médicos".

Entonces llegó la nueva idea de esta Esperanza para la luna. O mejor dicho, "para los chavales: a veces piensan que es complicado, que no hay trabajo, que el futuro es incierto. La esperanza es soñar en grande, visualizar metas. Cuando gané ningún medio se hizo eco al principio, pensaban que era fake news, hasta que conté en redes mi historia: y mi historia, la NASA no la sabe".

Haciendo una tortilla

"La comunicación con la NASA ha sido siempre vía email", explica con alegría. "Una vez que aceptaron el proyecto, me contactaron para decirme que sería admitido. Lo valoraron y entró en la fase para ser juzgado. Para mí, ese ya era el premio".

"Tres semanas antes de decirme que era la ganadora empezaron a contactarme para pedirme más papeles. Lo vi raro, pero no le di importancia. No sabía que se presentaban empresas creadas para esto ni que los internacionales iban por otra parte. Y no sabía que habría 1.200 proyectos de 80 países. No tenía ni idea", reconoce.

María Jesús, una de las seis ganadoras del 'challenge' de la NASA.

María Jesús, una de las seis ganadoras del 'challenge' de la NASA. Cedida

"El día que me comunicaron que era la ganadora, contactaron conmigo para ver si me podía conectar a las 21h hora española, yo me conecté desde la cocina, estaba haciendo una tortilla de patatas", relata.

"Y más pendiente de la patata que de la señora de la NASA, escuché que decían, como en los Oscar, que el único ganador en la categoría internacional de digital twin era el proyecto Esperanza en Tarragona… Empecé a pegar saltos", describe.

Sólo en ese momento Puerta miró las bases, y pudo ver que el reconocimiento no era económico. "La realidad es que mi motivación eran ellos, mis hijos. Cuando eran pequeños yo era su mayor influencer: ahora tenía un buen argumento para volver a serlo, porque vieron que su mamá podía hacer eso".

El proyecto ganador

El proyecto, relata, consigue resolver el problema de qué hacer con la basura generada por una misión espacial en la luna. "Existe mucha preocupación por los residuos espaciales. En las bases nos los daban etiquetados, con plástico, aluminio o papel".

Y continúa: "Había una primera solución, que era clasificar la basura y bajarla de nuevo a la Tierra, pero traer de vuelta cada kilo costaba 50.000 dólares, al multiplicarlo por 4.200 Kg no tenía sentido. Se trataba de hacer algo ahí arriba, ¿y qué tenemos en la luna?".

"Existe el polvo de regolito lunar", dice en un tono más bajo. "La NASA tiene muchos satélites orbitando y existen muchos datos sobre la luna, un auténtico data set con todas las misiones Apolo. Pensé 'cojo esa info, entreno un modelo de IA con los datos y genero más datos sintéticamente para obtener patrones'".

"En paralelo, como soy ingeniera de minas, muy consciente de que los minerales tienen propiedades, creé un modelo basado en la economía circular de la Tierra. El ejemplo más fácil es que nos lavamos los dientes con pasta de dientes, que tiene flúor, de fluorita, que por ejemplo sirve para bajar el punto de fusión".

Incluso propuso con su Esperanza "mezclarlos con otros residuos para hacer subprocesos de forma que la IA predijera el mejor proceso para obtener subproductos: reutilizando el residuo, por ejemplo, para obtener hormigón lunar para las misiones".

Técnicamente, "se trató de un modelo con phyton e IA, de modo que se redujera el residuo como tal, con sólo 50 kg". Se minimizó y además se obtuvieron "subproductos que se pueden usar para las misiones, creo que esa es la razón de por qué ha ganado".

El futuro de este hito

A pesar de la ausencia del premio económico, quizás exista una segunda fase del proyecto Esperanza, o una continuación. Mientras nuevos pasos se configuran, la experta comparte algo más sobre el futuro de la IA.

Para ella, "entrenar un modelo sin inteligencia artificial habría sido imposible [en concreto con Claude 4]. Con IA lo vi factible y tardé dos meses, sólo a ratos, con datos de imágenes satelitales orbitando que con programación a los mineros nos dan mucha información".

"No tenemos que tenerle miedo a la IA", sentencia. "Para utilizarla hay que formarse evidentemente, pero para todos existe cabida. Hay mucho ruido alrededor, pero hay mucha gente buena, con buen propósito. En el perfil técnico se pueden pensar en proyectos más grandes".

Y concluye: "Hacia donde vamos a ir depende mucho de adónde quieran que vayamos. Olimpiadas de humanoides o programas para predecir enfermedades, lo que consigamos con la IA hoy, de todos modos, será siempre la peor de las versiones en poco tiempo, porque avanzamos muy rápido".