Sissel Tolaas en la nueva exposición Terrafilia del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

Sissel Tolaas en la nueva exposición Terrafilia del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. TBA21

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Sissel Tolaas, la química noruega que convirtió el olor de las trincheras de la Primera Guerra Mundial en arte

ENCLAVE ODS habla con la polifacética artista con motivo de su participación en 'Terrafilia', la nueva exposición del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.

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Es matemática, química, lingüista, políglota y, además, artista. Sissel Tolaas (Stavanger, Noruega, 1961) podría ser la mujer de las mil caras —o de las mil virtudes—. Diríamos que es la típica virtuosa que convierte en oro todo lo que toca, si no fuera porque lo que hace es transformar en arte todo lo que huele.

La vida de la noruega ha estado completamente dedicada a los aromas, y por eso también añade a su currículum la faceta de diseñadora de fragancias. Pero es ambiciosa, y su investigación no podía dedicarse a la simple consonancia de olores. 

Por eso, en 1990 creó Smell Archive, una colección de más de 6.700 olores de todo el mundo que guarda en cajas herméticas de aluminio. Pero, como cuenta la artista a ENCLAVE ODS, "toda molécula tiene olor", por lo que un archivo no era suficiente. 

Fue en 2004 cuando decidió fundar el SMELL RE searchLab de Berlín, un laboratorio pionero dedicado exclusivamente a la investigación y experimentación con olores.

Hoy, la recopilación cuenta ya con más de 25.000 muestras que, lejos de guardar polvo en cajas y probetas, recorre salas de museos tan importantes como el MoMa de Nueva York, Tate Modern de Londres, el Museo de Arte Contemporáneo de Tokio y la Fondation Cartier de París, en los que ha expuesto desde el olor de las trincheras de la Primera Guerra Mundial hasta el olor a sudor de distintas sociedades del mundo. 

Ahora, Tolaas está recién llegada a Madrid –por encargo especial de la Fundación TBA21– para poner olor y forma a la nueva exposición del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Terrafilia, presentada el pasado lunes 30 de junio. 

Sissel Tolaas, artista e investigadora noruega.

Sissel Tolaas, artista e investigadora noruega. TBA21

Para la ocasión, la artista e investigadora ha preparado una instalación donde probetas matraces contienen perlas que pondrán olor a los seis capítulos de esta colección compartida con artistas renacentistas y contemporáneos, que estará disponible hasta el 24 de septiembre de 2025 para todo el que quiera ver y comprobar que el arte también se huele. 

Pregunta: ¿Cómo define usted su posición como profesional entre la ciencia y el arte?

Respuesta: No solo entre ciencia y arte. Lo que me preocupa es lo que está entre una cosa y otra, que en este caso es el aire. Hay aire en todas partes y hay olores en todas partes, por lo que hay que combinar varias disciplinas para entender lo que hago. La ciencia es solo una de ellas.

Utilizo la metodología científica para hacer investigación, y luego son los resultados lo que coloco dentro de ese arte, pero dentro de la ciencia hay que ser objetivo. Pero la vida va más allá del arte y la ciencia.

P.: ¿Cómo ha evolucionado su trabajo en sus 30 años de carrera profesional?

R.: Bueno, al principio no había conocimiento relacionado con los olores. La industria y las grandes empresas estaban en su zona de confort y no querían compartir lo que sabían.

La neurociencia estaba en sus primeros días de desarrollo y no teníamos tanta información sobre lo que estaba pasando y cómo la información se procesaba en el cerebro, y la combinación de todas estas cosas hacía que fuera muy complicado investigar los olores.

Empecé a trabajar en el conocimiento de los olores mediante la industria y la revolución. Me dedicaba a sacar los olores de la botella, por así decirlo. Todas las partículas que hay en el aire contienen olores, información, y lo que quería conseguir era hacerla accesible. 

Lo ejemplifico con el COVID. Antes de la llegada de este virus nadie se paraba a hablar ni a dedicar tanto tiempo a una cosa que era invisible para los ojos. Y de repente todo cambió. Por primera vez dábamos importancia a los sentidos, hablábamos de aerosoles, de respiración... 

Y, en ese sentido, para mí el COVID fue un regalo, porque era la primera vez que en 25 años me decía "ah, o sea que en esto es en lo que llevas trabajando tanto tiempo, en las cosas que no se ven".

Ahora, esta exposición es una manera de que la gente contemple el arte de los olores como un organismo complementario, con una estructura que parece que está viva, que respira, que al final es lo que pretende transmitir Terrafilia, un mundo en movimiento donde la figura del hombre no es el punto central. 

P.: Tiene un archivo de más de 25.000 muestras de olores, ¿cómo decide cuáles son aquellos merecedores de ser preservados?

R.: Mi trabajo se basa en la investigación y construcción de bases de datos. Tú tienes un móvil con el que haces y guardas fotos y yo tengo un aparato que permite registrar moléculas.

Si estoy investigando, por ejemplo, el océano, hay una base de datos sobre los océanos. Hay masivas cantidades de datos que organizo en mi laboratorio, y todas estas referencias son fundamentales. Todas y cada una de ellas.

P.: ¿Existe algún olor que se le haya resistido hasta ahora?

R.: Cada nanosegundo de mi vida estoy descubriendo nuevos olores, por eso no hay un momento de aburrimiento para mí. Siempre estoy trabajando, pero en cada segundo hay millones de olores, y parece que lo que he hecho no es nada en realidad. Pero estoy motivando a otros para que hagan lo mismo que yo.

Colaboro mucho con universidades, instituciones que desarrollan proyectos que construyen nuevas bases de datos, así que confío en que esto sea infinito.

Estructura olfativa de Tolaas para 'Terrafilia'.

Estructura olfativa de Tolaas para 'Terrafilia'. TBA21

P.: Sus obras tienen un fuerte componente reivindicativo detrás, como la lucha por la paz o la acción por el clima. ¿Cómo huele la guerra? ¿O el cambio climático? ¿Cree que realmente es posible concienciar a través de los olores?

R.: Es muy complejo de definir, muy complejo. Depende de muchos factores, incluso cuando consigo registrar un olor no ha pasado ni un segundo y ya ha cambiado y huele a otra cosa, es una locura. No se puede hablar de olor a guerra o a clima, es mucho más complicado que eso.

Pero lo importante es que el olor viene de algo concreto, es muy sincero. Podemos falsificar muchas cosas, pero no el olor. Evoca recuerdos, emociones, sentimientos que nunca se van a borrar, porque no vas a olvidar lo que sientes cuando hueles algo por primera vez. Es algo que va más allá. 

P.: ¿Cómo logra convencer a los museos para incorporar nuevas experiencias olfativas?

R.: Llevo ya muchos años trabajando, y puse mis condiciones para realizar estas exposiciones. En primer lugar, si me invitáis, dejadme hacerlo a mi manera. Yo trabajo sobre una base de premisas y no se me puede decir lo que tengo que hacer antes de intentarlo.

Luego, doy al museo el protocolo científico, las cuestiones de seguridad, qué tipo de espacio voy a utilizar, mantenimiento... Todo eso lo aclaro de antemano y no suele haber problema. Y esto lo llevo haciendo tanto tiempo que tengo muchos casos de estudio que puedo presentar.

Cada sitio es diferente y hay museos muy conservadores, pero yo les muestro lo que tengo, muestro la realidad y los hechos de mi exposición, y suele funcionar.

P.: ¿Cuál cree que es el verdadero poder del olor?

R.: Tiene una conexión singular con las emociones, y es un atributo magnífico que no estamos aprovechando lo bastante. Cuando nacemos y jugamos, utilizamos muchos los sentidos como dispositivos de aprendizaje.

Estoy intentando devolver algo de la niñez al mundo. Las moléculas del olor son el alfabeto del aire, y yo hago que ese aire sea visible de alguna forma. La primera vez que olemos algo es un momento esencial y fundamental, y ese recuerdo sigue con nosotros para siempre.

P.: ¿Cómo cree que avanzará el arte olfativo? ¿Piensa que algún día se podrá oler, por ejemplo, a través de Internet?

R.: No, nunca, eso es demasiado complicado. Y menos mal, gracias a Dios. La gente podría meter cartuchos en el teléfono de olor... pero olvidemos esto porque es imposible. Pero en lo que sí que se puede avanzar es en la tecnología de la extracción, y espero que así se haga.