La arquitecta, fotografiada en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid.

La arquitecta, fotografiada en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Esteban Palazuelos

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Martha Thorne, la exjefa de los 'Oscars' arquitectónicos que aboga por "eliminar el asfalto de nuestras ciudades"

La que fuera directora de los premios Pritzker durante 15 años reflexiona sobre cómo la sostenibilidad marcará el futuro de las urbes europeas.

3 marzo, 2024 02:00
Elena Pérez Esteban Palazuelos

El urbanista es, por definición, un soñador a tiempo completo. Una suerte de imaginador profesional que plano en mano piensa en el potencial de las urbes como espacios llenos de vida. Es autor y reivindica su oficio, pero también lo entiende como algo colaborativo que se actualiza constantemente para ir acompasado con nuestros ritmos de vida. Por eso, en estos años, fórmulas como la regla 3-30-300 o la de las ciudades de 15 minutos han roto la barrera que antes separaba al sector de la sociedad a la que se dirige.

Martha Thorne (Rochester, 1953), experta en planificación urbana, es el vivo retrato de esos cambios en el mundo cuadriculado de la construcción. Licenciada en Artes de Asuntos Urbanos y directora ejecutiva de los premios Prítzker de 2005 a 2021, ha pasado de liderar lo que algunos comparan con los Óscars o los Nobel de la arquitectura a tratar con entusiastas universitarios como decana de la Escuela de Arquitectura de la IE University en Madrid.

La primera vez que ENCLAVE ODS | EL ESPAÑOL coincidió con ella fue hace dos meses, en el Ateneo de la capital. Daba una charla en la que, entre otras cosas, planteaba la necesidad de "repensar la ciudad" en una "Europa que está envejeciendo" y donde "la cultura relacional de los barrios puede cambiar drásticamente con los efectos de la migración y la emergencia climática". Reivindica lo mismo cuando este periódico se cita con ella para entrevistarla en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid

La experta en urbanismo, fotografiada durante la entrevista con ENCLAVE ODS.

La experta en urbanismo, fotografiada durante la entrevista con ENCLAVE ODS. Esteban Palazuelos

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En este momento, asegura, el sector "está construyendo su hoja de ruta, innovando para intentar comprender qué es exactamente la sostenibilidad" porque "no hay ninguna receta" todavía. Lo que está claro, a su juicio, es que las últimas dos décadas han traído consigo un cambio de mentalidad: "Hemos asumido que planificar edificios de usar y tirar en 30 años, con materiales baratos que nos vienen de muy lejos, es un error. Hasta ahora ha sido más barato hacerlo de esa forma, pero en un futuro en el que tenemos que pagar por la huella, no ser sostenible sale caro". 

Pregunta. Tras el incendio en Valencia, muchos compañeros han asegurado que el futuro del sector está en la rehabilitación. Si el 90% de las construcciones en España son anteriores a la última actualización del Código Técnico de Edificación (CTE), ¿eso en qué posición nos deja?

Respuesta. Yo no soy purista en ese aspecto, pero creo que la rehabilitación nos da unas posibilidades enormes. Tenemos demasiados edificios por restaurar, sí, pero también somos el país con más arquitectos per cápita de Europa después de Italia, así que no creo que la restauración sea un problema aquí. Y hay que establecer prioridades. Hay ciertos edificios en los que debemos respetar tanto su interior como el exterior, porque nos dan información de nuestro pasado y eso es crucial. Pero también hay otros que pueden transformarse radicalmente para vivir como lo hacemos hoy en día. 

La urbanista sonríe al objetivo de Esteban Palazuelos.

La urbanista sonríe al objetivo de Esteban Palazuelos. Esteban Palazuelos

En este sentido, arquitectos y urbanistas como ella suscriben la opinión de que la pandemia sanitaria de 2020 fue un punto de inflexión para las ciudades. "Esa época tan devastadora nos enseñó que cada individuo, cada familia y cada grupo de vecinos es importante", cuenta, "una lección que también podemos aplicar a la energía". En España, por ejemplo, Thorne asegura que el district heating es una opción de la que vale la pena estar pendientes en el futuro.

Este sistema reduce el consumo de combustible usado en calefacción a través de un entramado de tuberías urbanas de agua caliente. En España existen más de 500 redes de calefacción urbana capaces de abastecer hasta a 6.000 edificios. Aun así, somos un mercado emergente en la UE: esta vía, que podría ser parte de la solución a la reducción de gas del 15% que ha aprobado Bruselas a los Estados miembros, representa un porcentaje de la capacidad de calefacción instalada ínfimo en comparación con otros países —principalmente de Europa del Este—. 

Otra cuestión, añade, es la del agua: "Tenemos que estar más integrados en su ciclo porque somos parte del ecosistema. Necesitamos más aguas grises para regar los parques". Pero no solo eso. "Hay que quitar el asfalto en todos los rincones de la ciudad y apostar por suelos permeables", insiste, si queremos deshacernos de las denominadas islas de calor urbanas —aquellas en las que cuesta mucho disipar el calor debido a las superficies de hormigón que abundan sobre la poca vegetación—. 

Thorne fue directora ejecutiva de los premios Pritzker durante más de una década.

Thorne fue directora ejecutiva de los premios Pritzker durante más de una década. Esteban Palazuelos

El calor ya es uno de los mayores retos para la vida urbana, pero no es el único. Al planificar la construcción de una vivienda, es crucial "pensar en quienes vivirán en ella", asegura Thorne. Detalles como "si pueden abrir las ventanas, si hay ventilación cruzada, si los materiales de los interiores no emiten gases peligrosos", enumera, marcan la diferencia en la salud de las personas. Entender que "una casa en la que se pueda vivir de manera agradable puede contribuir enormemente a la sostenibilidad durante muchos años" es clave, pero para lograrlo hace falta una "mirada mucho más holística de lo que debe ser un edificio".

En un contexto de auge de la bioconstrucción en toda Europa como es el actual, "¿qué materiales nos sorprenderán en los próximos años?", preguntamos a la exdirectora de los Pritzker. "Igual que cada vez construimos más con madera también lo hacemos con bambú, que es muy resistente", dice. A largo plazo, "se habla mucho de la familia de las setas" —como el micelio, que se moldea y estabiliza para dar lugar a unos ladrillos orgánicos, hidrófugos y resistentes al fuego— "aunque creo que esto tardará unas décadas en llegar a ser algo".

Otra tendencia también interesante gira en torno a la "tierra prensada". Los bloques BTC, que desde 2008 cuentan con una norma que los define en España, solo requieren un 1% de la energía que se necesita para fabricar un ladrillo convencional y se usan, generalmente en muros y tabiques, para regular de manera natural el ambiente de las viviendas y edificios comerciales. "Se está usando y experimentando mucho con esto", asegura, aunque no cree que lleve a ningún boom por el que "de pronto todas las casas sean de arena prensada".

Martha Thorne, en las escaleras del centro madrileño.

Martha Thorne, en las escaleras del centro madrileño.

Durante su intervención en el Ateneo, Thorne también habló de la inteligencia artificial como una herramienta que puede ser una aliada para urbanistas y arquitectos, pero que requiere "cambios normativos" e "información suficiente para compaginar seguridad, sostenibilidad y salud". Estos tres aspectos son clave si se tiene en cuenta que, alertaba entonces, "el hecho de que vivamos activamente más años va a hacer que se ejerza una presión sobre el sector público-privado para que se ofrezcan nuevas alternativas" a la vivienda.

Eso, teniendo en cuenta asimismo que la proporción de personas que viven en las ciudades aumentará hasta un 13% de cara a 2050 —según estimaciones de Naciones Unidas— y que las corrientes migratorias se han acelerado en el último quinquenio, obliga a la industria a "repensar la vivienda" para adaptarse a los nuevos tiempos. Thorne defendió en enero la necesidad de trasladar la innovación hasta las denominadas ciudades temporales y los campos de refugiados. 

"No hay que ser románticos y pensar que esos asentamientos son maravillosos, pero es una realidad que una parte del mundo vive en ellos y debemos incidir en que sean dignos, seguros e higiénicos", explicó entonces. Ahora, para cerrar su conversación con este periódico, también asegura que las capitales del futuro deben ser integradoras. "La migración es algo natural que va a ir a más por las guerras y los fenómenos de la naturaleza; debemos mirarla desde la globalidad e integrar a las personas que llegan, porque no hay nada peor para una sociedad que tener grupos aislados de los demás", concluye.