ASÍ CAMBIARON LAS CIUDADES DE MADRID, BILBAO Y VALENCIA

Cómo tres ciudades se reconciliaron con sus ríos

Movimiento flecha
Madrid, España

Las cuencas de los grandes ríos de Oriente Próximo vieron surgir las primeras civilizaciones humanas. El antiguo Egipto, a lo largo del Nilo, y Mesopotamia, a la vera del Tigris y el Éufrates. Los persas, los fenicios, los hebreos… Más tarde los romanos. Los ríos siempre han estado en el centro de la vida y de los asentamientos humanos. Al menos, así fue hasta esa Revolución Industrial que lo cambió todo y que empezó a teñir de hollín los caudales fluviales.

Porque los ríos siempre han estado al servicio de las ciudades y sus moradores y, sin embargo, en las últimas décadas las urbes han dado la espalda a su agua. Sus caudales se han convertido en vertederos improvisados, lugares que explotar hasta ‘la sequedad’ y que esconder bajo el asfalto. Por suerte o por desgracia, la amenaza del calentamiento global y la emergencia climática están haciendo que la situación se revierta. Más y más ciudades han empezado a diseñar políticas públicas y planes sostenibles para volver a mirar a los ríos.

En España, Madrid y Bilbao son buen ejemplo de ello. Ambas metrópolis han tenido procesos de regeneración urbana en los que sus ríos (el Manzanares y el Nervión) han sido clave. Madrid Río o la revitalización de la ría bilbaína son muestra de ello. Sucede lo mismo con el Turia en Valencia, cuyo cauce original ha vuelto a cobrar protagonismo en la ciudad. Y es que, como explica el profesor de Geografía Urbana en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y miembro del Centro Ibérico de Restauración Fluvial, Francisco Durán, “estamos en una etapa de reconciliación con nuestros ríos urbanos”.

Madrid

El Manzanares, otrora un río escondido y evitado, ahora se busca y disfruta

De rodear la M-30 y escuchar rugidos de motor a tumbarse una tarde de verano en el césped de Madrid Río. En los últimos años, el Paseo de la Chopera, en el distrito de Arganzuela (Madrid), ha sufrido un cambio notable para los vecinos. Es habitual ver a los ‘runners’ a primera hora de la mañana o niños jugar en los parques de la zona. El Manzanares, otrora un río escondido y evitado, ahora se busca y disfruta cuál refugio en mitad de la gran ciudad.

El río Manzanares nace en la Sierra de Guadarrama, pasa por el embalse de El Pardo y atraviesa la zona sur de Madrid hasta desembocar en el río Jarama. Especialmente a partir del siglo XIX, el tramo del Manzanares que pasa por la capital madrileña se transformó en una zona “marginal”, como indica Pedro Uceda Navas, doctor en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Porque a lo largo de su historia, el río se convirtió en un símbolo de los trabajadores de la ciudad, especialmente el de las lavanderas. Ellas eran las que, cada mañana, acudían a su orilla a, como su propio nombre indica, lavar tras dejar a sus hijos en el Asilo de Lavanderas en la Glorieta de San Vicente.

mapa del río manzanares de madrid mapa del río manzanares de madrid
mapa del río manzanares de madrid barrio arganzuela mapa del río manzanares de madrid barrio arganzuela

Otros oficios compartían los márgenes del río con ellas: los agricultores, que plantaban pequeños huertos en su orilla; los bañeros, que organizaban a quienes iban a asearse a su cauce; o los areneros, que sacaban tierra de sus profundidades para la construcción durante la época de expansión de la ciudad. Durante la II República, el río se canalizó y comenzaron a surgir baños públicos en toda regla para “ofrecer el río a la ciudad”, asegura Uceda Navas. Y así hasta que se convirtió en una autovía de circunvalación que le dio fama por los malos olores. “Ha sido más un no pensar el río para la ciudad que planificar cómo integrar el río a la vida urbana”, añade Uceda Navas.

Otros oficios compartían los márgenes del río con las lavanderas

Entre 2006 y 2011 se realizaron las obras para soterrar algunos tramos de la M-30, crear más espacios verdes y regenerar la zona. Con la llegada de Madrid Río, también se han producido programas de renaturalización del río que pretenden, entre otras cosas, su integración en la ciudad o la mejora de los ecosistemas. Las consecuencias de renaturalizar un río van, como afirma Uceda Navas, más allá de lo medioambiental: “Tiene un efecto social tremendo”. Y es que, como explican desde Ecologistas en Acción, renaturalizar no es más que “recuperar la naturalidad de los tramos urbanos de los ríos dentro de las posibilidades que existen en las ciudades”.

En un Madrid en el que la M-30 parte en dos la zona de Arganzuela, Centro y Moncloa y las separa de otros barrios periféricos más degradados, como Usera, Almendrales o Carabanchel, la renaturalización del Manzanares significa también reconectar la ciudad. “Genera espacios para la convivencia, para el paseo y también da mucho empleo”, argumenta Uceda Navas. Y la transformación se sigue produciendo en Madrid. Frente a la ribera del río se encontraba el antiguo estadio del Atlético de Madrid, el Vicente Calderón, y justo detrás, la antigua fábrica de Mahou. Estas dos áreas se utilizarán para construir zonas verdes, viviendas y parques de negocios.

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En los años 60 el paisaje de Madrid era muy diferente al actual: terrenos y parques se situaban a la orilla del río

Las vías del tren ocupaban lo que actualmente es un parque rodeado de área residencial

En esta zona se encuentra actualmente Madrid Río, un proyecto para el soterramiento de parte de la M-30 y la creación de más zonas verdes

Las imágenes por satélite entre 1997-2003 muestran la zona con detalle

La M-30, que pasaba alrededor del río y bajo el estadio del Vicente Calderón, pasó a estar soterrada en algunos tramos para dar paso a zonas verdes

Cerca se encuentra el terreno destinado a la antigua fábrica de Mahou y al antiguo estadio del Atlético de Madrid, el Vicente Calderón

La imagen por satélite de 2018 muestra un escenario diferente. Los terrenos están vacíos y ya se observa la zona verde que recorre el río

Actualmente existe un proyecto llamado Ribera del Calderón que pretende construir oficinas, viviendas y zonas verdes en esos terrenos

Madrid Río recorre el Manzanares atravesando el distrito de Arganzuela. A la altura de Legazpi se encuentra el Matadero, uno de los centro culturales más activos de Madrid

En los últimos años algunas startups tecnológicas han localizado en este distrito sus oficinas

Algunos barrios del distrito de Arganzuela siguen viviendo transformaciones. Uno de los cambios que señala Uceda Navas es lo que denomina “gentrificación por construcción” en la zona de los Almendrales o Legazpi. Allí, se utilizan terrenos de casas de antiguos trabajadores de fábricas para construir nuevas viviendas más caras, más modernas y con precios superiores.

Pero el experto apunta a otro dato: la atracción de empresas tecnológicas y otros centros culturales y comerciales de promoción de la ciudad, como es el caso del Matadero. Esto supone un impacto urbano también a nivel económico, ya que estas zonas son “polos de atracción” para nuevas empresas. Por ejemplo, cercano al río Manzanares, a la altura del puente de Segovia, se encuentra el campus para startups de Google. Amazon también cuenta con un centro urbano en Legazpi. En la zona se encuentran también las oficinas de Mahou.

Pese a todo, Uceda Navas señala que estos aspectos negativos de gentrificación relacionados con la renaturalización del río son difíciles de ver en una ciudad como Madrid donde los precios de alquiler y compra-venta de los inmuebles suben en toda la ciudad. Si afectan estos cambios o no a los precios de la zona es algo que se verá en los próximos años, como explican los expertos. Este ‘reverdecimiento’ de la ciudad es relativamente reciente y los precios en la capital vienen aumentando desde hace años.

Bilbao

Su paseo lo recorren cada día vecinos y turistas de todo el mundo y se ha convertido en foco de atracción

En los años 90 se inauguró el Museo Guggenheim junto a un río en una ciudad del norte de España: Bilbao. Y así comenzó una transformación que convertiría a la capital vizcaína en el paradigma de transformación urbana con el Nervión como inspiración. 30 años después, su paseo lo recorren cada día vecinos y turistas de todo el mundo y se ha convertido en foco de atracción urbana. La conocida como ría de Bilbao, que desemboca en el mar Cantábrico y aparece tras la unión del Nervión y el Ibaizábal, ha vivido cambios significativos en las últimas décadas. Especialmente gracias a unas políticas públicas que han apostado por la sostenibilidad de la ría.

Históricamente, la orilla izquierda de la ría estaba ligada a la clase trabajadora y en ella se ubicaba la industria. A la derecha, en cambio, se situaba la zona residencial. El punto de inflexión en la ciudad fue el siglo XIX: la llegada de los Altos Hornos de Vizcaya –una de las mayores empresas siderometalúrgicas de España– y la siderurgia la cambió por completo.

mapa de la ría de Bilbao mapa de la ría de Bilbao

La industria no sólo cambió la vida de la ciudad: la ría se transformó a marchas aceleradas. El auge de este nuevo sector de producción provocó que su caudal se inundase de residuos siderúrgicos, como el metal u otros factores contaminantes. Pero entonces llegaron los 70 y la gran crisis industrial que, en una ciudad impulsada por la siderurgia, dejó unas tasas de desempleo alarmantes. Los terrenos en los que se situaban las fábricas fueron abandonados. Era el momento de darle una vuelta al urbanismo, y las Administraciones se pusieron manos a la obra: el primer paso fue un plan de saneamiento de la ría de Bilbao.

La industria no sólo cambió la vida de la ciudad: la ría se transformó a marchas aceleradas

Este plan se puso en marcha en los años 80 y provocó que “una ciudad que había estado totalmente ajena a la ría encuentra en ella un eje de transformación urbana”, como indica Itziar Aguado, profesora de Geografía de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). También se produjeron otra serie de inversiones como la estructura del superpuerto, un proceso que, como explica Aguado, tuvo lugar en parte gracias a la colaboración entre administraciones y empresas públicas.

mapa de la ría de Bilbao en el tiempo mapa de la ría de Bilbao en el tiempo

En los 90, llegó el metro a Bilbao, el Museo Guggenheim y el Centro de conferencias del Palacio Euskalduna. Y como recalca Aguado, una muestra de la renovación de la ciudad es justamente que el famoso museo está localizado donde se situaban los antiguos astilleros. “Los nuevos cambios dirigen la economía hacia una economía de innovación y de la cultura”, sentencia.

Políticas de protección ambiental, el cierre de las fábricas para mejorar la calidad de las aguas

El pasado industrial no era ajeno a la ría. Y es que esta acabó siendo el recipiente de los residuos industriales de las fábricas costeras. Algo que tuvo consecuencias en la calidad de sus aguas. Según la Universidad del País Vasco, durante las décadas de 1980 y 1990 se empezó a observar una disminución en contaminantes. El detonante estuvo en las políticas de protección ambiental, el cierre de las fábricas y la mejora de sistemas de tratamiento de vertidos.

infografía datos ría de Bilbao infografía datos ría de Bilbao

Los datos del Ubegi, el sistema vasco para medir la calidad de las aguas, recogen información sobre las condiciones físicoquímicas del agua. Al analizar una muestra cogida en el Puente de Deusto de Bilbao, se observa cómo la calidad del agua ha mejorado notablemente desde 1993 (el primer año del que se disponen registros). Pero la calidad del agua del Nervión no se refleja solo en los laboratorios: el aumento de la saturación de oxígeno en la ría ha permitido que en 2020 se identificaran 11 especies de peces y 6 de crustáceos en la zona interior del estuario de Olabeaga. En 1993, como indica el Consorcio de Aguas de Bilbao, facilitados por AZTI, no se identificó ninguna especie.

En 2020 se detectaron 11 especies de peces y 6 de crustáceos en la zona de Olabeaga

La transformación de la ría de Bilbao, derivada de la desaparición de las fábricas y la mejora de la calidad del agua, ha propiciado también un cambio en el paisaje: las zonas verdes han empezado a ‘florecer’. Algo que, a diferencia de los ya mencionados en Madrid, en la capital vizcaína no ha acelerado ese proceso de gentrificación o expulsión de vecinos. Al menos, como señala Aguado, por el momento. El motivo, explica la profesora de la UPV, es estructural: “Al tratarse de suelo industrial y espacio dedicado a fábricas, no se ha eliminado a la población”. Lo que está sucediendo, asegura Aguado, sería más bien un proceso de “elitización”. Es decir, las nuevas construcciones tienen precios elevados, pero “no se ha expulsado a la gente de la zona porque ya no había”.

mapa de la ría de Bilbao

El entorno de la ría de Bilbao ha cambiado en la últimas décadas y ha pasado de tener industrias en sus orillas a ser un referente cultural por edificios como el Guggenheim

La isla de Zorrotzaurre es una muestra de ello. Pasó a ser una península de forma artificial y finalmente se ha convertido en un plan de regeneración urbana que pretende, entre otras cosas, impulsar el desarrollo urbanístico. El Master Plan ha sido diseñado por el estudio de la famosa arquitecta Zara Hadid isla de Zorrotzaurre en Bilbao

La desaparición de los astilleros y otras industrias ha promovido la revitalización de zonas como Abandoibarra, donde ahora se pueden ver obras de arte de Salvador Dalí o el famoso “Puppy” de Jeff koons

En los años 90, en terrenos antes dedicados a las industrias, se construyó el Museo Guggenheim y el Palacio Euskalduna que proyectó la ciudad hacia fuera de España. También aquí se inauguró en 2011 la Torre Iberdrola de 165 metros de altura Museo Guggenheim palacio euskalduna y torre Iberdrola

Lo que ahora se ve como un parque antes era una fundición. La zona verde de Etxebarria es el parque urbano más grande de Bilbao con 171.797 m2. Este territorio fue una fábrica siderometalúrgica, de la cual queda una chimenea como recordatorio en el centro del parque parque de Etxebarria en Bilbao

Así, esta zona de la ría de Bilbao ha ido dejando su pasado industrial atrás

Otra de las zonas de la ría que ha visto una transformación mayor es la isla (artificial) de Zorrotzaurre, cuyo último tramo se inauguró en 2019. Las modificaciones necesarias para crear el puerto –originariamente no era una isla– generaron grandes inundaciones. Por ello, se optó por un plan para unir las dos salidas de la ría. Y es que las inundaciones en las urbes cercanas a los ríos son un problema que los asentamientos humanos llevan arrastrando toda la historia.

Valencia

El río, que antes funcionaba como separación urbana, se convirtió en un símbolo de unión

La relación de Valencia con las inundaciones viene de lejos. A lo largo de la historia, las crecidas han producido desbordamientos del río Turia que en ocasiones han terminado en desgracias, como es el caso de las inundaciones de 1891 o 1949. Como explica Ángel Martínez Baldó, exprofesor de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), ya en la época medieval existían instituciones encargadas de crear infraestructuras públicas, como puentes o muros de protección.

mapa de la ciudad de Valencia mapa de la ciudad de Valencia

Tras las riadas de 1957, que dejaron 81 muertos, se promovió la implementación del Plan Sur, un proyecto que pretendía la creación de un nuevo cauce del Turia de 12 kilómetros para sacarlo de la ciudad. Ahora, por donde antes pasaba el río, se sitúa un parque de 9 kilómetros. Este modelo cambió por completo la ciudad. El río, que antes funcionaba como separación urbana, se convirtió en un símbolo de unión con zonas ajardinadas en diferentes tramos. “Hay un cambio en la ciudad, que se vuelve más habitable”, asegura Martínez Baldó.

Sin embargo, esa remodelación del caudal original del Turia sigue en proceso de construcción. Y es que, como insiste Martínez Baldó, “quedan zonas por construir” y transformar en parque. Si algo tiene claro Valencia es el valor del agua. No por casualidad, cuenta con su propio Tribunal de las Aguas de Valencia, un organismo encargado de solucionar conflictos relacionados con los recursos hídricos, y que actualmente es considerado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Ante el temor a que se produzcan más inundaciones, la Comunidad Valenciana cuenta con el plan PATRICOVA. Con él, se señalan las zonas con riesgo de inundación. Pero, como subraya Martínez Baldó, este plan es “hiperprotector”: en muchas zonas marcadas sería “poco probable” que se produjeran inundaciones. A pesar del desvío, actualmente el nuevo cauce del río es muy bajo. “En general, el río no lleva agua”, explica el profesor. Así lo definen en una publicación de expertos de la Universidad Pública de Valencia: “Hemos de admitir que Valencia, hoy, no tiene río. Por una parte, tiene un jardín lineal, los Jardines del Turia, y por otra, un ‘canal de evacuación de avenidas’, el Nuevo Cauce, pero río, río no tiene”.

| Nivel de peligrosidad de zonas inundables

mapa evolución de zonas de peligrosidad en valencia

El Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) recoge datos de los caudales en diversos puntos. En la estación de aforo de La Presa, la más cercana a la ciudad, el caudal medio anual desde 1911 a 2018 es de 10,964 m3/s (metros cúbicos por segundo). En 2018, el caudal medio fue de 5,205 m3/s, cifra interior a la media aunque superior a los años anteriores.

A la altura de la ciudad, el caudal es aún más bajo. Como explica Martínez Baldó, la mayor parte del año no lleva agua. Algunos trabajos, como el de la Universidad Politécnica de Valencia, estudian la idea de realizar nuevos proyectos de mejora en el nuevo cauce del Turia para su naturalización y creación de espacios de ocio. Pero no es sólo el río al paso por la ciudad de Valencia el que tiene fama de contar con un caudal bajo. El Manzanares al paso por la villa de Madrid ha atraído numerosas mofas. Francisco de Quevedo lo definió como un “arroyo aprendiz de río” y “con dos charcos por muletas”. Tirso de Molina también se burló del río de Madrid tildándolo de “enano Manzanares”.

cauce nuevo del río Turia en Valencia cauce nuevo del río Turia en Valencia

Como explica Durán las riberas han sido, tradicionalmente, escenarios de “conflicto”. Ya fuese literario o real, como ocurría en esa pugna entre el crecimiento de la ciudad o la voracidad de la naturaleza. Sin embargo, remarca, ahora se están convirtiendo en “en espacios de encuentro”. Los expertos coinciden en que los ríos y sus zonas verdes son lugares donde los centros educativos y científicos pueden llevar a cabo trabajos de investigación. Pero también donde los vecinos pueden acercarse al medio natural y reconciliarse con su biodiversidad e, incluso, como hemos visto, con su propia ciudad.