Si el siglo XX fue el del petróleo, el XXI será el del sol, y esta vez, España, tiene todos los puntos para liderar la transformación en Europa.

Con aproximadamente 2.500 horas de sol al año, nuestro país se posiciona con una ventaja competitiva clara que nos debería situar como uno de los mejores para explotar los beneficios de la energía solar.

Y no es casualidad que esta transformación llegue ahora. El clima de la Tierra siempre ha cambiado: hubo bosques en el Sahara y una capa de hielo cubría gran parte de Europa.

La diferencia es que, mientras esos cambios ocurrían a lo largo de miles de años, el calentamiento actual avanza a un ritmo alarmante, marcando récord tras récord de altas temperaturas.

Quemamos hidrocarburos a una velocidad sin precedentes, liberando millones de toneladas de CO₂ que intensifican el efecto invernadero: ese equilibrio natural que hace posible la vida, pero que, si se altera demasiado, podría empujarnos hacia un escenario tan hostil como el del planeta Marte.

Sin querer exagerar ni sin ánimo de ser alarmista, la emergencia climática es tan real como tangible.

Ante esta situación, urge reaccionar. Cambiar nuestra forma de consumir y vivir, insostenible y ya interiorizada, debe convertirse en una prioridad inaplazable.

Y en el camino hacia un modelo más limpio, las energías renovables juegan un papel esencial, presentándose como una de las herramientas más eficientes para lograrlo. Especialmente la energía solar, una fuente abundante, inagotable y cada vez más accesible.

Con un ecosistema empresarial innovador y avances tecnológicos que han abaratado drásticamente los costes de producción, la energía fotovoltaica no solo es una solución climática, sino también una oportunidad económica y de desarrollo sostenible.

Apostar por ella no es solo una opción responsable: es, cada vez más, la opción más inteligente.

Además, el precio de los paneles solares ha caído más de un 99% en las últimas décadas, pasando de valer más de 200 euros por vatio a menos de 10 céntimos. Todo ello ha sido posible gracias al avance tecnológico, la producción a gran escala y el aumento de la demanda.

Es más, hoy en día, más del 95% de los módulos solares son reciclados. De igual manera está ocurriendo con las baterías, los precios disminuyen año tras año gracias al desarrollo de los coches eléctricos, nuevas tecnologías y economías de escala.

En la próxima década, muchos países podrán cubrir entre ocho y nueve meses del año únicamente con energía solar. Esta afirmación, que hace cinco años hubiera sido una idea utópica, hoy es un horizonte tangible gracias al avance imparable de las tecnologías fotovoltaicas y almacenamiento energético.

La mayoría de nosotros seremos testigos de cómo más del 90% de la electricidad mundial será generada por el sol.

Un cambio de paradigma que no solo transformará la forma en la que consumimos energía, sino también cómo entendemos el progreso, la sostenibilidad y nuestra relación con el planeta.

Y España tiene la oportunidad de liderar esta transformación. Con uno de los mayores recursos solares de Europa, un ecosistema de talento puntero y empresas innovadoras en el sector.

En definitiva, apostar por un modelo energético solar no solo es una solución al cambio climático, es un compromiso con un futuro más justo, limpio y sostenible.

España tiene todos los ingredientes para liderar este cambio y ser ejemplo de cómo los Objetivos de Desarrollo Sostenible pueden pasar del papel a la acción.

*** Manuel Cocera es cofundador de y Tú.