Nos estamos enfrentando a una de las mayores amenazas para nuestro planeta y especie y no sé si somos realmente conscientes de ello. Estoy hablando de la crisis global del agua.

Una crisis con enormes y desastrosas consecuencias. No sólo restricciones o falta de regadío, sino falta de acceso a agua potable por gran parte de la población mundial, inseguridad alimentaria, crisis sanitarias, riesgo de enfermedades, pandemias y muertes.

Y es que el agua es sinónimo de vida. Y es por ello que justamente no podemos seguir jugando con ella.

Así lo pone de manifiesto el ODS 6, agua limpia y saneamiento, que pretende lograr un acceso universal y equitativo al agua potable y a servicios de saneamiento e higiene adecuados. Es aquí donde necesitamos que gobiernos, instituciones, personas y empresas tomemos acción. Especialmente las empresas.

Cada vez es más común la opinión y visión del rol de las empresas como agentes de cambio. En un momento de una gran amenaza medioambiental, estas deben de ser capaces de redefinir su rol en el planeta y la sociedad.

Un rol que pasa por ser capaces de generar un impacto social y medioambiental positivo vinculado a su actividad y, por supuesto, convirtiéndolo en un eje estratégico y factor de negocio. La forma de vestir de las empresas, su uniformidad, prendas de ropa laboral o merchandising textil puede hacer y provocar mucho cambio positivo y valor para la propia compañía.

Actualmente, la industria textil es la segunda con mayor consumo de agua. Pensemos que para producir una simple camiseta de algodón hacen falta más de 1.800 litros de agua o 7.000 litros para unos vaqueros.

Es más, se calcula también que la industria textil es la responsable del 20% de aguas contaminadas a nivel global. Pero es posible revertir esta realidad y despilfarro de agua en la forma de vestir a nuestras personas. Es cuestión de medir y cambiar hacia opciones más sostenibles

Desde Circoolar Ethical Workwear hemos medido el ciclo de vida e impactos de nuestros productos. A fecha de hoy, podemos calcular los impactos y ahorros en diferentes materias, y entre ellas, el consumo de agua.

Así, por ejemplo, podemos afirmar que apostar por el algodón orgánico en el desarrollo de tus camisetas corporativas puede implicar una reducción de 1.516 litros en el consumo de agua utilizada. O lo que es lo mismo, reducir en un 81% la huella hídrica vinculada al textil corporativo.

Un ahorro que puede ser de 2.232 litros (-80%) en el desarrollo por de una bata de laboratorio con composición 65% poliéster reciclado y 35% algodón orgánico.

Multiplica por tu número de empleados y cuantifica cuál puede ser la contribución de tu empresa frente a esta gran amenaza y necesidad de actuación a través de un simple gesto como es el de vestirse cada día. Y es que apostar por la ropa laboral ética y sostenible contribuye a un uso más eficiente y respetuoso del agua, este bien tan preciado en un momento de emergencia climática.

Pero no sólo en consumo de agua, ya que podemos hablar de reducción de emisiones de C02, contaminación de ecosistemas marinos o empoderamiento de personas en riesgo de exclusión.

Todo ello incidiendo en la imagen de marca, ya que a través de tu forma de vestir expresas y comunicas tus valores corporativos y activismo como empresa. Y como no, involucrando a tus personas y equipos, que serán quienes “vestirán la camiseta de los valores corporativos” aumentando el engagement con tu compañía y fomentado una cultura corporativa basada en la sostenibilidad.

Así pues, a la hora de vestir a tu empresa, no sólo pienses en precio, durabilidad o comodidad. Ahora puedes pensar y decidir en función del mundo que quieres construir y en el que quieres vivir. A la hora de vestir a tu empresa, viste tus valores.

***Luis Ribo es cofundador y director de Marca de Circoolar.