Mañana, 30 de noviembre, representantes de más de 200 países se reunirán bajo la sombra del Burj Khalifa en la COP28 para una nueva ronda de negociaciones sobre el cambio climático. Esta reunión, además, está envuelta en polémica por la sede escogida: se celebrará en los Emiratos Árabes Unidos. Son muchos los que temen que los intereses del país anfitrión por los combustibles fósiles puedan poner en peligro los escasos avances conseguidos desde el Acuerdo de París.

A este punto se le suma el delicado contexto global en el que nos encontramos, marcado por los conflictos entre Israel y Palestina, Rusia y Ucrania y la elevada inflación, que pueden obstaculizar los avances. Un momento difícil, pero en el que la necesidad de progreso en la reducción del impacto del cambio climático es más evidente que nunca. Las expectativas son altas en relación con la COP28, pero ¿qué podemos esperar?

Uno de los puntos de debate girará en torno al objetivo de mantener el aumento de la temperatura media global en 1,5ºC respecto a la época preindustrial. A pesar del compromiso firme que ha demostrado la Unión Europea, compartido con otros bloques de la negociación, el primer informe de evaluación (publicado el pasado 6 de septiembre) muestra que aún estamos muy lejos de ese objetivo.

Ante esta situación, los inversores están a la espera de avances durante la COP28. Un resultado útil de esta reunión para ellos sería una mayor claridad sobre las vías de transición de los países hacia sus objetivos. Esto ayudaría a los inversores a comprobar en qué medida y de qué manera se están cumpliendo esas metas. Pese al desfase con el objetivo principal de aumento de temperatura, alcanzar ese mayor grado de transparencia sería un paso adelante muy positivo.

La financiación de las pérdidas climáticas será otro de los territorios de discusión entre países. Ya en la COP27, celebrada en Egipto, se acordó la creación de un fondo de 'pérdidas y daños'. Aunque fue una de las conclusiones más celebradas de aquel encuentro, la realidad es que la procedencia del dinero de dicho fondo quedó abierta al término de la reunión. Un comité ha tratado de determinar su funcionamiento, pero no se ha alcanzado un consenso todavía.

Sí es cierto que ya se han logrado algunos acuerdos iniciales. Por ejemplo, se ha acordado que el Banco Mundial sería el encargado de administrarlo en sus inicios, aunque de manera temporal. Ahora en la COP28 es cuando deberá aprobarse formalmente este punto. Queda mucho por decidir, pero este es uno de los elementos fundamentales de la discusión. Si las conversaciones al respecto se estancan, podría descarrilar toda la conferencia. Esperamos avances menores, pero un acuerdo al completo sobre la nueva función de financiación de pérdidas y daños en este encuentro será complejo.

Los mercados mundiales de carbono también saldrán a la palestra. Un mercado de carbono de la ONU podría ser un mecanismo muy rentable que podría reducir a la mitad el coste de cumplir los objetivos climáticos de los países, ahorrándoles 250.000 millones de dólares de aquí a 2030. Con la COP27 ya vimos ligeros avances, pero las cuestiones más espinosas se han aplazado hasta ahora: el tratamiento de la 'eliminación' de emisiones, la posibilidad de permitir créditos para 'evitar emisiones' y cuándo se pueden 'revocar' los créditos.

Con la COP28 muy cerca, el debate más candente en los mercados de carbono ha girado en torno a la conveniencia de autorizar la eliminación biológica o artificial del carbono. En general, el Órgano de Supervisión de la ONU se ha mostrado favorable a la eliminación biológica (por ejemplo, el almacenamiento de carbono en suelos y bosques) y escéptico con respecto a los métodos de eliminación por ingeniería que intentan utilizar reacciones químicas para extraer CO2 del aire. Existe ya un consenso relativamente fuerte entre todas las partes, por lo que esperamos que esto impulse el progreso continuo en esta línea. 

Menos factible de llegar a buen puerto es la discusión acerca de la eliminación progresiva del carbón, el petróleo y el gas. A pesar del acuerdo de los 27 países de la Unión Europea para avanzar en este objetivo, así como para eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles, el apoyo unilateral a esta idea es complicado.

El grupo africano ha señalado las desigualdades de una eliminación progresiva a escala mundial y aboga por una eliminación progresiva de los combustibles fósiles en los países desarrollados antes de 2030, lo que daría a los países en desarrollo la oportunidad de "cerrar la brecha de suministro mundial a corto plazo". Tal y como ocurrió en la COP27, el desacuerdo internacional en esta materia hace improbable cualquier redacción sobre este punto.

Muchos puntos de relevancia a tratar y poca claridad sobre lo que sucederá finalmente el próximo 30 de noviembre. Solo queda estar pendiente y esperar que los representantes de los distintos países sepan actuar ante la emergencia climática. Garantizar un buen futuro para el planeta implica actuar con contundencia en el presente. No podemos demorarnos más.

***Vicki Bakhshi es directora de inversión responsable de Columbia Threadneedle Investments.