En un momento de inestabilidad económica como el que estamos viviendo, la digitalización sigue siendo la mejor solución para las empresas. La tecnología actúa como habilitador para hacer más con menos, reducir costes en el medio y largo plazo, y aumentar la agilidad, competitividad y resiliencia de las organizaciones. Seguir apostando por la digitalización sostenible se convierte en una de las palancas que, sin duda, puede ayudarnos a impulsar el crecimiento de nuestra economía.

Ahora bien, los procesos de transformación digital no son posibles sin las personas. La digitalización solo será una realidad gracias al capital humano, personas potenciadas por la tecnología y con las habilidades necesarias para sacarle el mayor provecho.

Pero estamos siendo testigos de una curiosa paradoja. El impacto negativo de la Covid-19 en el empleo mundial ha sido diez veces mayor que el de la crisis financiera de 2008 y nuestro país ha sido uno de los más afectados. Con una tasa del 12,7%, España presenta el mayor índice de desempleo de Europa, por delante de Grecia (11,8 %), Chipre (8 %) e Italia (7,9 %) y duplicando el de la zona euro, que se sitúa en un 6,6,%, según los últimos datos de Eurostat.

En este contexto, LinkedIn estima que se crearán 149 millones de nuevos empleos digitales hasta 2025 en todo el mundo, de los cuales dos millones serán en España. El desarrollo de software representa la mayor parte de este volumen de nuevos puestos de trabajo, pero los empleos en campos como el análisis de datos, la inteligencia artificial y la ciberseguridad también crecerán exponencialmente.

Se trata de puestos de trabajo no son solo en compañías del sector tecnológico, sino también, y sobre todo, en organizaciones de otros sectores de actividad que buscan incorporar el talento necesario para llevar a cabo su transformación digital.

Sin embargo, las compañías de TI venimos avisando desde hace un tiempo de la carencia de profesionales cualificados para ayudar a las empresas a asumir sus retos en términos de innovación y digitalización. Necesitamos talento digital y no solo en la industria tecnológica.

Actualmente, todas las industrias se benefician de la digitalización de sus procesos. Esto ha aumentado la demanda de personal que conozca dichas industrias y que a la vez tenga suficientes conocimientos de tecnología como para poder impulsar la digitalización, creando soluciones y aplicando directamente sus conocimientos, o bien actuando como puente con los especialistas y desarrolladores.

Se trata de la figura de Consultor Funcional, que actualmente cuenta con una alta demanda y qué herramientas tales como la automatización robótica de procesos (RPA) o los desarrollos con low/zero-code, están permitiendo que esta figura sea cubierta por profesionales con estudios no técnicos.

El resultado es que dotando a estudiantes no-STEM de un conjunto de conocimientos básicos en tecnología, podemos ser capaces de extender la alta empleabilidad asociada a las profesiones tecnológicas también a un gran abanico de estudios mucho más amplio.

De ahí que, dentro de los esfuerzos de recuperación económica, tengamos que asegurarnos de que las personas tengan y aprovechen oportunidades para adquirir la capacitación necesaria para modernizar nuestro tejido empresarial y que pueda ser competitivo.

La formación en habilidades digitales tiene un impacto directo en la economía y, concretamente, en el 46% de empresas españolas que actualmente tiene problemas a la hora de encontrar los perfiles digitales que necesita, según un estudio de IDC para Microsoft.

No podemos quedarnos atrás. Tenemos que situar a España en un puesto de liderazgo sobre la base de la digitalización sostenible, pero con una clara apuesta por la capacitación digital del capital humano. Sin ello, no será posible aprovechar las ventanas de oportunidad que garanticen un crecimiento sostenido de nuestra economía.

Impulso al empleo juvenil y reciclaje para los profesionales
Creemos, que hay que favorecer la formación de los jóvenes, dotándoles de las capacidades digitales que no adquieren en la FP o la universidad. En definitiva, ayudándoles a adecuar su formación a los requisitos reales de la era digital y facilitando su incorporación al mercado laboral.

Las cifras de paro juvenil en España son muy poco halagüeñas. Con un 32,1%, es la más alta entre los estados miembros de la Unión Europea y el doble que la media de la UE, por delante del 28,5% de Grecia y del 23,7% de Italia.

Las profesiones del futuro están ligadas a las habilidades digitales y al uso de tecnología como la Inteligencia Artificial o la ciencia de datos. Cualquier empresa que quiera diferenciarse tendrá que adoptar tecnologías innovadoras como la IA o el Internet de las Cosas; por ello, es esencial que los estudiantes estén preparados para esta revolución.

Una revolución que también tienen que impulsar los actuales profesionales de tecnología en las empresas y organismos públicos. Y, por ello, hay que asegurar su reciclaje profesional y garantizar que tienen acceso a los conocimientos necesarios para desarrollar proyectos de digitalización utilizando las tecnologías más innovadoras (IA, IoT, data, computación cuántica, nube…).

En los próximos diez años, unos 800 millones de personas necesitarán volver a capacitarse y adquirir nuevas habilidades para poder tener una oportunidad en la nueva economía digital. Antes de la pandemia, la mitad de los trabajadores no estaban formándose en competencias digitales, pero ahora son cada vez más conscientes de que van a ser un factor decisivo de empleabilidad y productividad.

Sin embargo, la realidad es que casi la mitad de las organizaciones en nuestro país no cuenta con planes de capacitación y reciclaje de sus empleados en capacidades digitales.

Tenemos ante nosotros un gran abanico de oportunidades que requieren la adaptación de los profesionales a un entorno laboral marcado por un constante cambio y la necesidad de digitalización. Además, podemos hacerlo desde un punto de ventaja. España puede liderar en Europa en cuanto a talento digital, consolidándose como uno de los países más atractivos para atraer y retener este talento.

Una de esas oportunidades la representan las regiones de centros de datos. España es uno de los grandes epicentros europeos de regiones cloud. Con una ubicación geográfica perfecta, buenas infraestructuras y suelo disponible, así como una gran capacidad innovadora, nuestro país se ha posicionado como el lugar idóneo para ubicar centros de datos desde donde proveer tecnología en la nube.

Se trata de un motor de crecimiento de la economía de nuestro país, que lleva asociadas fuertes inversiones por parte de los proveedores cloud, como es nuestro caso en Microsoft, la creación de puestos de trabajo, y la generación de negocio local en el ecosistema de empresas colaboradoras.

Por otro lado, la enorme importancia que tiene la sostenibilidad en los procesos digitales, para que las empresas conviertan sus compromisos climáticos en avances reales, hace que se necesite personas que puedan combinar conocimientos y habilidades STEM, como el uso de datos, IA o computación cuántica, con otros especializados en sostenibilidad.

Por ejemplo, ingenieros y científicos de materiales que diseñan dispositivos de hardware, tienen ahora que evaluar no solo las capacidades de los materiales que se utilizan para desarrollar un nuevo dispositivo, sino también las implicaciones de sostenibilidad de esos materiales.

Según el informe Green Jobs de LinkedIn, los empleos verdes crecieron a una tasa anual del 8% entre 2015 y 2021, mientras que el talent pool, es decir, candidatos capacitados con este tipo de conocimientos, creció solo un 6%.

En definitiva, la creación de un planeta con cero emisiones netas requerirá que la ciencia de la sostenibilidad se extienda a todos los sectores de la economía.

Digitalización inclusiva y diversa

Estamos hablando de las oportunidades que trae consigo la digitalización y de la necesidad de talento digital. En esta aproximación, no debemos olvidar la inclusión. Se necesita talento digital y este debe ser inclusivo. La formación y cualificación debe hacerse de una forma en la que evitemos que la transformación digital acabe generando más desequilibrios sociales.

El colectivo de personas con discapacidad presenta una tasa de desempleo que duplica la media nacional. Tanto es así que 3 de cada 4 personas con autismo no tienen trabajo, por ejemplo.

En línea con el octavo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que busca promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo digno, debemos trabajar por una capacitación que otorgue oportunidades a todos. Hay que habilitar y favorecer que todas las personas puedan acceder a la tecnología y tengan las mismas oportunidades laborales.

Desde Microsoft abogamos por la puesta en marcha de iniciativas que apuesten por un talento inclusivo y diverso. Sin duda, la capacitación digital abre un horizonte de oportunidades laborales y de desarrollo profesional para todos, que puede ayudar a hacer crecer nuestra economía y a que podamos vivir en un mundo mejor y más sostenible.

***Enrique Ruiz es director regional de Cloud de Centros de Datos y chief Employability Officer de Microsoft España.