La sostenibilidad, entendida como la responsabilidad que tienen las instituciones y las empresas de ser sensibles a las necesidades del planeta y de las personas, está transformando las estrategias de las compañías y sus modelos de gestión.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, además de haber logrado una importante presencia y visibilidad, nos ayudan en ese camino de transformación. Constituyen un marco de actuación universal, fácil de entender e implantar, para la transformación hacia una economía con cero emisiones netas, que nos permite vislumbrar un futuro sostenible, situando a las personas y al planeta en el centro. El reto es grande pero alcanzable.

Los ODS, y las metas que acompañan a cada objetivo, nos permiten a las empresas, a los países y a cada uno de nosotros, como parte de esta sociedad, entender cómo podemos contribuir a lograr un impacto positivo. Pasar a la acción puede parecer una tarea ingente pero la clave está en poner foco, y en centrarse en aquellos en los que tenemos un papel preponderante, eso sí, sin descuidar el resto.

Por tanto, es recomendable que cada empresa identifique sus ODS prioritarios, para determinar aquellos en los que puede tener un mayor impacto positivo. En Cepsa, como compañía energética global, hemos definido cuatro en los que enfocar nuestros esfuerzos: energía asequible y no contaminante (ODS 7); trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8); producción y consumo responsable (ODS 12) y acción por el clima (ODS 13).

Definir una estrategia y fijar objetivos de negocio teniendo en cuenta las perspectivas ambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus siglas en inglés), como parte intrínseca de los mismos, es una señal inequívoca de que la sostenibilidad forma realmente parte de los procesos de la compañía.

En Cepsa, presentamos recientemente nuestra estrategia, Positive Motion, con la que aspiramos llegar a ser un referente de la transición energética, liderando la energía y la movilidad sostenibles en España y Portugal. Para llevarlo a cabo a lo largo de esta década, invertiremos hasta 8.000 millones de euros para apostar por el hidrógeno verde, los biocombustibles y las energías renovables.

Al mismo tiempo, tenemos previsto crear más de 17.000 puestos de trabajo. Los criterios ESG están en la base de nuestra estrategia que persigue alcanzar cero emisiones netas en 2050 (net zero), con la ambición de convertir a Cepsa en una compañía net positive. Para ello, hemos establecido una hoja de ruta que contempla la reducción progresiva de las emisiones.

Además, nos hemos marcado objetivos en materia de diversidad e inclusión, de reducción del uso de recursos naturales, como el agua. Son solo algunos ejemplos a los que se suman aspectos tan relevantes como tratar de reducir al máximo nuestros residuos o dar una segunda vida a los que se producen en nuestro entorno.

Para acometer esta transformación, las alianzas con otras empresas son imprescindibles como acelerador, especialmente en el caso de la transición energética. Además, apostamos por la cooperación con instituciones y organizaciones que comparten objetivos comunes a los nuestros.

Este tipo de movimientos estratégicos nos permiten ser más agiles y efectivos, al mismo tiempo que podemos compartir conocimientos y unir fuerzas con aliados clave. Por ejemplo, colaboramos activamente con Endesa para acelerar la movilidad eléctrica en España y Portugal.

También con Redexis estamos creando la primera red global de energía fotovoltaica de estaciones de servicio de Europa, y hemos alcanzado diferentes acuerdos con algunas de las principales aerolíneas, como Iberia, Iberia Express, Vueling, Air Nostrum, Binter o TUI, para impulsar la descarbonización del transporte aéreo. Y desde el punto de vista de gestión de la sostenibilidad, tenemos que trabajar buscando aliados para avanzar más rápido.

En este sentido, que Cepsa forme parte de la Red Española del Pacto Mundial y que Maarten Wetselaar, nuestro CEO, sea miembro del Consejo Español para el Desarrollo Sostenible, nos ayuda en esa transformación.

El reto no solo implica a empresas e instituciones. Todos debemos contribuir. Nuestro día a día, nuestra alimentación, la ropa que vestimos, nuestras elecciones de movilidad o los dispositivos que usamos tienen un impacto en el entorno.

Como individuos, debemos formar parte de la transformación radical que requiere la urgencia de un reto global. Y aquí de nuevo, los ODS nos ofrecen pautas sencillas para lograr ese cambio tan necesario. No hay excusa para mantenerse al margen.

*** Teresa Mañueco es directora de Planificación y Desarrollo ESG de Cepsa.