Crisis alimentarias, guerras y cambio climático: Manos Unidas moviliza 48 millones en su lucha global por la equidad

6.700 voluntarios repartidos en las 72 delegaciones y una aportación de 70.000 socios, cuya generosidad solidaria ha permitido el apoyo de 575 proyectos en 53 países.

Esto, sumado a empresas, organismos e instituciones públicas, han contribuido a producir un cambio en las vidas de 1,6 millones de personas en África, Asia y América Latina.

Manos Unidas ha cerrado 2024 con su mayor impacto en décadas: 48 millones de euros invertidos en justicia social y climática, con especial foco en las víctimas olvidadas de una emergencia ambiental que no provocaron, pero que pagan con hambre, migración y enfermedad.

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'El Efecto Ser Humano, la única especie capaz de cambiar el planeta', reza el lema de su 65ª Campaña contra el Hambre. Y es que, este año, esa frase no ha sido únicamente una consigna, sino que se ha convertido en su misión.

Campos arrasados en Kenia o barriadas castigadas por la guerra en Palestina, la oenegé católica ha actuado alrededor del globo con un enfoque claro y urgente: defender la vida donde más duele la desigualdad.

Mujer senegalesa dentro del proyecto de Manos Unidas. Javier Mármol

África ha sido el principal destino de la inversión, con un 41% de los fondos y 235 proyectos centrados sobre todo en educación, soberanía alimentaria y salud.

En América Latina, la oenegé no solo ha regresado a Venezuela tras 15 años de ausencia, sino que también ha redoblado sus esfuerzos en países como Perú, Bolivia, Haití o Guatemala. En total, han sido 168 proyectos financiados, muchos de ellos dirigidos a mujeres indígenas y campesinas.

Por otro lado, en Asia, la prioridad fue India, donde se ejecutaron 132 intervenciones para atender a castas marginadas, viudas y personas con discapacidad.

Un niño camboyano en uno de los proyectos de Manos Unidas. Patricia Garrido

En este año, además, el rostro del cambio ha sido femenino. El 61% de las personas beneficiadas fueron mujeres y no es casualidad, ya que, indican en la memoria, "siguen enfrentando discriminaciones que las colocan en una posición desventajada".

En 2024, esto se tradujo en proyectos de formación, emprendimiento, apoyo psicológico y jurídico y empoderamiento en contextos rurales, especialmente en África y América Latina.

Actuación constante

El trabajo de la oenegé ha ido más allá del desarrollo a largo plazo. En un año marcado por guerras olvidadas, desastres naturales y migraciones forzadas, Manos Unidas ha respondido con 49 intervenciones de emergencia que beneficiaron a 190.000 personas.

Inundaciones en India y Chad, desplazamientos por violencia en Sudán y Burkina Faso, y el colapso institucional en Haití marcaron una agenda humanitaria que exigió 2,2 millones de euros en ayudas urgentes.

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El esfuerzo educativo ha sido otra de las grandes apuestas. Con programas en más de 250 colegios, la oenegé ha lanzado materiales didácticos, clipmetrajes, talleres y proyectos de innovación educativa centrados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), como el cambio climático, la justicia alimentaria o la igualdad de género.

Proyecto de Manos Unidas en India por la educación. Diha RCDSS

Más de 2.100 estudiantes participaron en proyectos que combinaban arte urbano, música, robótica e ilustración para abordar realidades del sur global. Además, se firmaron 58 convenios con universidades y se fortaleció el voluntariado joven, incorporando a más de 100 nuevos participantes, en el marco de su estrategia 2023 – 2027.

En lo económico, 2024 fue un año excepcional. Manos Unidas recaudó 51,2 millones de euros, el 83,5 % procedente del sector privado. Socios, herencias, parroquias y más de 800 empresas colaboradoras garantizaron la financiación de cientos de proyectos.

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El resto provino del sector público, que casi duplicó su aportación respecto a 2023. La Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID) y la Unión Europea financiaron intervenciones clave en Senegal, Bolivia, Ecuador o Guatemala.

El 89,8% de los fondos se destinó directamente a fines sociales, un compromiso de transparencia auditado anualmente y reconocido por la Fundación Lealtad.

"Tenemos una enorme responsabilidad con los millones de personas que ya sufren los efectos de la emergencia climática, pero también con las generaciones más jóvenes y las que están por venir", concluye la presidenta de Manos Unidas, Cecilia Pilar.