En el sentido de las agujas del reloj desde el centro: praseodimio, cerio, lantano, neodimio, samario y gadolinio.

En el sentido de las agujas del reloj desde el centro: praseodimio, cerio, lantano, neodimio, samario y gadolinio. Peggy Greb Departamento de Agricultura de EEUU

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En 100 años el ser humano duplica su dependencia de minerales raros: escasos y clave para las renovables

Un estudio de CREAF-UAB y el CSIC alerta de los riesgos que supone la explotación de la Tierra para conseguir los minerales más usados por el ser humano. 

16 enero, 2023 13:09

La extracción de minerales raros (o tierras raras) y escasos se ha duplicado en los últimos 100 años. Así de tajante es la última investigación del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales de la Universidad Autónoma de Barcelona (CREAF-UAB) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Publicada en la revista científica Trends in Ecology and Evolution, el estudio alerta de que "la extracción de elementos químicos de la Tierra puede ser limitante y conllevar riesgos ambientales, económicos, sociales y geopolíticos". Y es que su revisión bibliográfica revela que actualmente el 70% de los elementos de la tabla periódica que se utilizan no están en la biomasa.

Los investigadores recuerdan que la naturaleza necesita tan solo unos pocos elementos de la tabla periódica, como carbono, calcio, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, fósforo, silicio, azufre, magnesio y potasio, suficientes para que haya, por ejemplo, troncos, hojas, pelos o dientes. Sin embargo, son muchos más los químicos que se necesitan para "construir el mundo de los humanos, urbes, productos sanitarios, vías de trenes, aviones, motores, ordenadores o teléfonos inteligentes".

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Minerales escasos

De esta manera, la investigación española advierte de que el conjunto de elementos químicos que necesitan los humanos –el elementoma humano– está divergiendo cada vez más del que necesita la naturaleza –el elementoma biológico–. Según el estudio, en 1900 los elementos que necesitaba la humanidad provenían en un 80% de la biomasa (madera, plantas, alimentos…), en 2005 este porcentaje era del 32% y se espera que en 2050 sea solo del 20%.

"Vamos a una situación en la que el 80% de los elementos que utilicemos sean de fuentes no biológicas", advierten los científicos, que ponen el acento en los minerales o tierras raras, que son escasos y muchas veces sus reservas están localizadas en unos pocos países.

Según cuenta a la Agencia Efe el profesor de la UAB y fundador del CREAF, Jaume Terradas, estos minerales raros "hay que obtenerlos de fuentes geológicas, lo que implica extracción, comercialización entre países y que se desarrollen tecnologías de reciclaje eficientes, y su escasez y localización pueden originar conflictos sociales, económicos, geopolíticos y ambientales".

Y añade: "Sostener el elementoma humano será cada vez más complejo y arriesgado, habrá que hacerlo en términos de justicia ambiental y, por supuesto, con un uso más racional de los recursos limitados de la Tierra".

La revolución del siglo XX

El estudio explica que el elementoma humano comenzó a divergir del biológico en la década de 1900. Este fenómeno se produjo asociado al continuo aumento de consumo de combustibles fósiles y materiales metálicos, industriales y de construcción.

"Los humanos han pasado de usar materiales comunes como arcilla, piedra o cal, que se reciclan continuamente en la naturaleza y en la atmósfera, a usar muchos otros elementos, entre ellos especialmente los conocidos como 'tierras raras'", comenta a EFE Jordi Sardans, coautor del estudio. Todo derivado del desarrollo y la popularización de las nuevas tecnologías y de las energías renovables.

Así, especialmente desde finales del siglo pasado, se ha disparado la extracción de elementos como silicio, níquel, cobre, cromo, oro y otros mucho menos frecuentes como samario, iterbio, itrio, o neodimio. Según explica a EFE Josep Peñuelas, otro coautor del estudio, "estamos viviendo un crecimiento anual del consumo/extracción de elementos minerales de alrededor del 3% que seguirá hasta 2050". Algo que derivará en un consumo creciente de energía y un aumento de las emisiones de CO₂ asociadas. 

"En este escenario es posible que las reservas de algunos de estos elementos se agoten en 2050 (oro y antimonio) o en menos de 100 años (molibdeno y zinc)", añade Peñuelas. Y es que la creciente escasez de estos elementos amenaza su disponibilidad, especialmente para los países pobres, e incluso dificulta el mantenimiento de la producción en los países ricos.

Los investigadores destacan que las reservas naturales de varios de estos elementos, como las tierras raras, están en pocos países (China, Vietnam, Brasil, Estados Unidos, Rusia y República Democrática del Congo). Más del 90% de la oferta mundial y cerca del 40 % de las reservas bajo el control de China, lo que afecta a los "intereses geopolíticos contrapuestos, con el consiguiente riesgo de conflictos".

La propuesta de los autores es clara: poner fin a la obsolescencia programada y desarrollar nuevas tecnologías que favorezcan un uso más rentable de estos materiales escasos y que permitan su reciclaje y reutilización generalizados y eficientes son clave.