Vista de la Bóveda de Semillas de Svalbard, en Noruega

Vista de la Bóveda de Semillas de Svalbard, en Noruega Øyvind Breyholtz iStock

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España "compra" su ticket para el Arca de Noé de la salvación humana: el CSIC aterriza en Svalbard

Científicos españoles han entregado un cúmulo de semillas en la Bóveda de Semillas noruega, también conocida como Bóveda del Fin del Mundo.

10 junio, 2022 11:23

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En las remotas islas noruegas de Svalbard se erige una construcción científica que parece un laboratorio futurista extraído de una película de ciencia ficción: la Bóveda de Semillas. Aunque popularmente se la conoce con un nombre mucho más cinematográfico, el Arca de Noé vegetal o, incluso, la Bóveda del Fin del Mundo, en realidad su función es bastante sencilla: se trata de un almacén en el Ártico en el que se guardan semillas de especies provenientes de todo el mundo. Entre ellas, las de España.

Desde su inauguración en 2008, este centro no había albergado nunca especies españolas. Hasta ahora, ya que el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha "comprado" su particular ticket para este Arca de Noé de la salvación humana, en el que ayer mismo depositó un cúmulo de simientes. Concretamente, 1.080 variedades.

"De ellas, 300 son cereales de invierno, 114 de las cuales corresponden a trigos; 510 son leguminosas, de las que 189 son judías; 200 son hortícolas, 81 de ellas tomates, y 108 variedades de maíces", detalla Luis Guasch, director del Centro de Recursos Fitogenéticos (CRF) del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA-CSIC).

Es la primera vez en la historia que se incorporan variedades procedentes de España en la Bóveda de Svalbard, la mayor colección de bioseguridad agrícola mundialNuestra "enorme biodiversidad natural, gracias a las condiciones naturales, no sólo debe preservarse en nuestro país sino también en un proyecto mundial como es el Bando Mundial de Semillas", continúa Guasch.

"El patrimonio de la humanidad debe abordarse como un desafío de todos y esta es nuestra primera contribución”, ha rematado el científico, quien entregó in situ el material junto a la vicepresidenta de Relaciones Internacionales del CSIC, Ángeles Gómez Borrego.

Objetivo: salvar la biodiversidad

El objetivo primordial de esta bóveda es preservar la biodiversidad vegetal humana en caso de que la Tierra sufriese un colapso. La construcción, elaborada por el propio gobierno de Noruega, está preparada para sufrir todo tipo de cataclismos: desde terremotos de categoría 10 en la escala Richter hasta ciclones y guerras nucleares.

El deshielo tampoco parece un problema para la Bóveda del Fin del Mundo: los sistemas de refrigeración están equipados para sufrir radiación solar extrema o incluso la erupción de un volcán. Al estar colocada en pleno permafrost, una mezcla de rocas, tierra y sedimentos amalgamados por el hielo, es improbable que el calentamiento global ponga en peligro, al menos de momento, el funcionamiento del almacén.

Precisamente esa fue una de las razones por las que el gobierno noruego, en consonancia con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la fundación Global Crop Diversity Trust (CROP Trust) y la Fundación Bill y Melinda Gates, pusieron en marcha este proyecto de salvación de especies vegetales

Tal y como señala Guasch, el objetivo de transportar esta enorme variedad de productos a Svalbard reside en "mantener las semillas vivas" ante cualquier tipo de eventualidad futura. Y pone el único ejemplo de la historia en el que se ha tenido que utilizar material almacenado: tras la pérdida del Icarda, el banco de especies de Siria destruido por la guerra.