Las consecuencias del cambio climático que ya notamos en la Tierra

Las consecuencias del cambio climático que ya notamos en la Tierra

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Las consecuencias del cambio climático que ya notamos en la Tierra

Factores que ya vivimos en nuestro día a día como la subida de las temperaturas, los fenómenos meteorológicos extremos y el auge de enfermedades están íntimamente relacionados.

22 abril, 2022 14:16

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El Día Mundial de la Tierra debería ser una jornada de celebración y disfrute. Sin embargo, el fantasma de los últimos informes del IPCC y el retroceso en las medidas de contención de las emisiones de CO2 provocadas por las consecuencias económicas de la pandemia y, en los últimos meses, de la guerra de Ucrania, han volatilizado las metas propuestas para revertir el cambio climático. Los objetivos de las Cumbres del Clima y los Acuerdos de París están en peligro.

Los gobiernos mundiales parecen haber trastocado su agenda de prioridades ante la amenaza del poder de Rusia y el auge del descontento social generado por la inestabilidad económica. Pero el 'largo plazo' cada vez se acerca más al 'medio plazo'. Conforme se perciben de forma más clara y evidente las consecuencias devastadoras del cambio climático sobre la Tierra, menos tiempo queda para que la subida de la temperatura global no provoque un escenario catastrófico de aquí a 2050.

Los objetivos más esperanzadores augurados por la ciencia ya han sido dinamitados ante la inacción política, empresarial y ciudadana. En las próximas décadas es inevitable que el planeta entre en un escenario de calentamiento severo. Los científicos alertan de que el objetivo de 1,5ºC no se puede frenar, pero advierten que aún se está a tiempo de revertir las emisiones de carbono para no superar los 2ºC. Lamentablemente, de seguir la tendencia actual sin adoptar medidas urgentes, podríamos llegar a superar los 3ºC y hasta los 4ºC.

Mejor ni siquiera pensar en los efectos de tales escenarios. De momento ya hay algunos que están aquí. Conforme el cambio climático empeore, todos ellos se recrudecerán. ENCLAVE ODS recupera algunas de las consecuencias que ya está generando sobre la Tierra:

Aumento de temperaturas

De forma generalizada, todos los indicadores señalan una clara tendencia al alza de las temperaturas globales. La Tierra se ha recalentado. De conseguir paliar las emisiones netas de dióxido de carbono, el límite de 1,5º C se superaría igualmente y llegaría a los 2ºC, para volver a bajar a finales de siglo. En el caso de España, en el escenario más prometedor, el aumento provocará que en 2050 haya hasta 20 días más al año con temperaturas por encima de los 35 °C y entre cinco y 10 días más con niveles superiores a los 41 °C, con su consecuente efecto para las sequías, los incendios y las cosechas, así como para la salud de las personas, con algunas muertes provocadas por las temidas olas de calor extremo.

Fenómenos meterológicos extremos

Como en el cambio climático un factor va encadenado a otro, el aumento de las temperaturas genera, como reverso, una serie de fenómenos meteorológico extremos. Aunque algunos negacionistas satiricen con ello y sostengan que las olas de frío como Filomena o las heladas de Estados Unidos son la demostración de que no hay calentamiento global, lo cierto es que las olas de frío polar extremo son también una consecuencia de la desestabilización de las corrientes de chorro.

El científico del CSIC Fernando Valladares explicaba a ODS que para entenderlo sólo hace falta saber cómo o jetstream para separar las zonas frías de las zonas cálidas y templadas. "Si las corrientes en chorro se atenúan por el calentamiento global, pueden provocar que situaciones de frío extremo lleguen a latitudes muy lejanas a los polos. Ignorar eso es ignorar que el cambio climático trae, como consecuencia, olas de frío". Heladas, olas de calor, lluvias torrenciales, sequías extremas, inundaciones: existe una larga lista de fenómenos meteorológicos que se consideran extremos y que son, en muchas ocasiones, consecuencia directa de la desestabilización generada por el cambio climático.

Desaparición de biodiversidad

Lo que Elizabeth Kolbert denominaba "sexta extinción masiva" parece haber comenzado. Un ejemplo de ello son los insectos: el cambio climático ha provocado su progresiva desaparición global. Algunas zonas agrícolas han mostrado ya un descenso del 63%, alertan los expertos. "Estamos en unas tasas de extinción de 10 o 15 veces por encima de lo habitual", alertaron hace meses los científicos Robert H. Cowie, Philippe Bouchet y Benoît Fontaine en La Sexta Extinción Masiva: hechos, ficción o especulación. Se trata de un paper en el que especulan que el 13% de las especies de invertebrados, como los moluscos o los caracoles, podrían haberse extinguido en los últimos 500 años.

Más allá de los insectos y los moluscos, la amenaza a las barreras de coral, esenciales para la regulación de la temperatura del planeta, o la extinción de animales como el sapo dorado, la tortuga gigante de Pinta, la iguana de la isla Navaza, el kamao o el murciélago de la isla de Navidad, son consecuencia directa de la mano humana.

Otras especies en peligro crítico de extinción ven cómo sus hábitats naturales son devastados por los efectos del cambio climático. El ejemplo de los incendios de Australia, que amenaza a los koalas, o el de la deforestación indiscriminada en Brasil, realizada con el beneplácito del gobierno de Bolsonaro, son buenos ejemplos de hasta qué punto la falta de conciencia climática pone en peligro la vida de los ecosistemas terrestres (ODS 15).

Nuevas enfermedades

La aparición de enfermedades es otra de las consecuencias del cambio climático. Un ejemplo se vivió en 2016, en la región siberiana de Yamal, cuando un niño murió y decenas de personas fueron ingresadas después de que bacterias de ántrax volviesen a la vida tras el deshielo del permafrost. Precisamente que nuevos virus y bacterias nunca antes descubiertos salgan a la luz tras los deshielos es una de las máximas preocupaciones de los científicos, así que las migraciones masivas de animales y la sobreexplotación ganadera no alineada con los objetivos de producción y consumo responsable (ODS 12) provoquen nuevas enfermedades infecciosas.

Ecoansiedad: la nueva pandemia

La Sociedad Americana de Psicología (APA) ha definido la ecoansiedad como un "temor crónico por sufrir un cataclismo ambiental. Esta se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y preocuparse por el futuro de uno mismo y las generaciones futuras". La deriva climática está provocando que muchas personas, especialmente jóvenes, padezcan trastornos psicológicos provocados por el miedo al cambio climático. A largo plazo, esa inquietud puede provocar una nueva pandemia silenciosa: la de la ecoansiedad.

Problemas respiratorios

La contaminación atmosférica es un enemigo invisible que mata lenta y sigilosamente a través de micropartículas que se cuelan en nuestro organismo cada vez que respiramos. Un informe publicado en 2018 por Environmental Research señalaba que 1 de cada 5 muertes en todo el mundo (más de 8 millones de personas) fueron causadas por efectos derivados de la polución. 

Ozono, sulfatos, nitritos, aerosoles, partículas sólidas, líquidas en suspensión, todas ellas despertadas por la quema de combustibles fósiles, el uso exacerbado del transporte, la utilización de electrodomésticos y la producción industrial, con el agravante del calentamiento global, hacen de este cóctel de partículas perniciosas para la salud humana un enemigo extremadamente peligroso.

Los problemas respiratorios derivados de la concentración de gases contaminantes en las ciudades, sumado a las plantaciones indiscriminadas de árboles que provocan alergias en la población (como el plátano de sombra), así como las temperaturas extremas, pueden afectar a la salud de la población. Los alérgicos y asmáticos son los más perjudicados, así como las personas que padezcan problemas pulmonares y cardiovasculares.

Subida del nivel del mar

El nivel del mar no ha parado de crecer: aumenta unos tres centímetros por decenio desde los años 90. Así lo afirma la Agencia Europa del Espacio (ESA). Según señala el organismo, más de un tercio de este aumento se debe a la expansión térmica, es decir, que a medida que el agua de mar se calienta, esta se expande. Los otros dos tercios son consecuencia de la adición de agua dulce al océano tras el derretimiento de los glaciares y de las capas de hielo de la Antártida y Groenlandia.

Aunque aún no han generado grandes daños, la subida del nivel del mar es otra de las consecuencias que, a medio y largo plazo, puede hacer desaparecer las costas de numerosas ciudades. Por ejemplo, alrededor de un tercio del territorio de los Países Bajos está por debajo del nivel del mar, y una subida podría afectar a ciudades como Ámsterdam o Róterdam. Otras, como Alejandría, Nueva Orleans o Venecia, también son motivo de preocupación. En el caso de España, el gobierno puso en marcha esta semana el plan Estrategia para la Protección de la Costa en la provincia de Málaga, que replicaría en Almería y Baleares, para paliar los efectos de que "la línea del mar avance y retroceda la línea de tierra", tal y como aseguró el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán.

Hambrunas y sequías

Lamentablemente, los países más afectados por las consecuencias del cambio climático también se sitúan en los territorios más pobres y desfavorecidos del planeta. El sur global, concretamente África, Oriente Medio y Asia, así como Centroamérica y la parte norte de América del Sur, serán los territorios más afectados por la subida de temperaturas, con el impacto que eso puede tener en las lluvias y cosechas. En el caso de África, la falta de suministros y de agua ya provocan hambrunas y sequías que, con el paso de los años, se recrudecerán aún más, lo que provocará desplazamientos migratorios masivos hacia el norte por parte de millones de refugiados climáticos.

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