Imagen de archivo de un menor con el móvil.

Imagen de archivo de un menor con el móvil. iStock

Historias

¿Por qué mi hijo no puede desconectar? Una psicóloga alerta de la epidemia silenciosa que amenaza a los niños

La especialista infantojuvenil María García, colaboradora de la campaña Cargando Valores, explica la fina línea que separa "el uso y la dependencia".

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Raquel Nogueira
Publicada

"La frontera entre el uso y la dependencia se cruza cuando el dispositivo deja de ser una herramienta y pasa a convertirse en una necesidad emocional", explica la psicóloga infantojuvenil María García, colaboradora de la campaña Cargando Valores, impulsada por SaveFamily, que busca concienciar a las familias, al profesorado y a las autoridades de la necesidad de educar a los niños desde pequeños para que no caigan en la adicción a las pantallas.

Porque, tras realizar consultas junto a decenas de menores de diferentes edades, la experta en salud mental asegura que siempre se repiten los mismos patrones: niños que se irritan si se les retira la pantalla, que pierden interés por otras actividades y que buscan aprobación constante en redes o videojuegos.

Frases como "cuando le quito el móvil, se enfada y grita" o "dice que le arruino la vida" se repiten una y otra vez en las consultas psicológicas. Y es que, según las estadísticas recopiladas por el Observatorio SaveFamily, siete de cada diez padres apoyan la prohibición del móvil en los colegios, y más del 60% considera necesaria la restricción del acceso a redes sociales en menores.

Las cifras demuestran, explican desde SaveFamily a través de un comunicado, que hay una "pérdida de control sobre el uso de la tecnología en casa"; algo que, como se viene explicando en ENCLAVE ODS, preocupa a los expertos en salud mental.

Un ejemplo es Francisco Villar Cabeza, psicólogo clínico especialista en prevención de la conducta suicida en la infancia y adolescencia, que, después de años observando a niños y adolescentes, cuenta en una entrevista con este vertical que "la exposición a las pantallas es una variable clave en el incremento del malestar" de los jóvenes.

Eso mismo es lo que ha detectado García, quien pone el foco no tanto en la tecnología sino en la manera en que se integra en el día a día de la población: "El riesgo surge cuando el móvil o la tablet sustituyen el contacto humano, el juego libre o la gestión de emociones". Por eso, dice, "no se trata de demonizar las pantallas, sino de enseñar a los menores a relacionarse con ellas de forma sana y equilibrada".

Impacto emocional

Según el Observatorio de SaveFamily, el 53,3% de las familias afirma que el uso de dispositivos digitales tiene un impacto emocional en sus hijos. Asimismo, el 30,9% de los menores muestra irritación si se le retira el dispositivo y un 23,8% experimenta ansiedad al no tener acceso a pantallas.

García, por su parte, lo ve a diario en consulta e insiste en que, a edades cada vez más tempranas, se observan alteraciones del sueño, irritabilidad, baja tolerancia a la frustración y dificultades de atención.

Esta problemática se traslada a las aulas: un 37,8% de las familias alerta de que el uso de dispositivos móviles afecta al rendimiento escolar de los menores. Y señalan al abuso de redes sociales y al acceso a internet sin restricciones como principal problema. Desde SaveFamily advierten al respecto que "el 68% de los menores utiliza internet antes de los 11 años y hasta niños de 4 años ya disponen de móviles".

Uso y abuso

Para atajar el problema, algunos expertos proponen retrasar el uso de pantallas hasta la adolescencia. Desde SaveFamily proponen algo menos radical: reservar momentos libres de pantallas como las comidas o la hora de dormir, reforzar actividades que no dependan del teléfono y evitar que se utilicen como calmante emocional.

"El móvil no puede convertirse en una forma de silenciar el aburrimiento o la frustración", advierte García. A lo que añade: "Ayudarles a tolerar la espera, el silencio o el juego sin estímulos digitales es educar su cerebro para la vida real y un uso más consciente".

Pero, a fin de cuentas, los más pequeños harán lo que vean en casa. Porque, como insisten desde la asociación, "la dependencia digital infantil refleja una sociedad hiperconectada que también afecta a los adultos, que se esfuerzan por buscar un equilibrio entre el mundo online y la vida real".