Monte Klimanjaro, Tanzania.

Monte Klimanjaro, Tanzania. 1001slide Istock

Historias

El Kilimanjaro ha perdido el 75% de sus especies autóctonas en el último siglo y el ser humano es el principal culpable

Un estudio revela que la expansión agrícola y urbana en las laderas del monte tanzano ha provocado una drástica reducción de su biodiversidad vegetal.

Más información: El cambio climático podría convertirse en la principal causa de la pérdida de biodiversidad en el mundo

Mariana Goya
Publicada

Un nuevo estudio científico ha revelado que el monte Kilimanjaro, la montaña más alta de África, ha perdido el 75% de sus especies de plantas naturales durante el último siglo.

Así lo concluye una investigación publicada recientemente en la revista PLOS One. En ella, además, se determina que el principal responsable de esta drástica disminución de biodiversidad no es el calentamiento global, sino el cambio en el uso de la tierra provocado por la actividad humana.

El trabajo, liderado por Andreas Hemp, de la Universidad de Bayreuth (Alemania), y su equipo, analizó más de un siglo de transformaciones ecológicas en esta montaña formada por tres volcanes inactivos, situada en el noreste de Tanzania.

El entorno

El Kilimanjaro constituye uno de los ecosistemas más singulares del planeta. A sus más de 5.800 metros de altitud, la montaña alberga una extraordinaria variedad de hábitats, desde bosques tropicales hasta páramos alpinos.

Millones de personas que habitan en la región dependen de este lugar para obtener madera, alimentos, agua y otros recursos esenciales.

Sin embargo, su equilibrio ecológico se encuentra cada vez más amenazado por las presiones derivadas de la acción humana, como la deforestación, la expansión urbana, la agricultura intensiva y la contaminación.

Jirafa masai frente a la montaña Kilimanjaro en el Parque Nacional de Amboseli, Kenia.

Jirafa masai frente a la montaña Kilimanjaro en el Parque Nacional de Amboseli, Kenia. pawel.gaul Istock

Hasta ahora, la mayoría de los estudios sobre la pérdida de biodiversidad en el Kilimanjaro habían puesto el foco en el cambio climático. Sin embargo, Hemp y su equipo decidieron explorar otras causas menos investigadas.

Para ello, combinaron diversas fuentes de información: mapas históricos, datos censales, imágenes satelitales y un extenso registro de campo que incluía datos de casi 3.000 especies vegetales identificadas en distintas zonas de la montaña.

El impacto humano

El análisis permitió reconstruir la evolución del paisaje entre 1911 y 2022, pudiendo detectar cómo las transformaciones humanas habían impactado directamente en la flora local.

En ese periodo, las laderas inferiores —las más accesibles y habitadas— experimentaron la pérdida de tres cuartas partes de sus especies vegetales naturales por kilómetro cuadrado. La principal causa fue la conversión de hábitats naturales, como sabanas y bosques, en terrenos agrícolas o áreas urbanizadas.

Los investigadores atribuyen esta transformación al rápido aumento de la densidad poblacional en la región, que pasó de 30 personas por kilómetro cuadrado en 1913 a 430 en 2022. Y es que este crecimiento, combinado con el desarrollo económico, impulsó la expansión de infraestructuras y cultivos, reduciendo progresivamente los hábitats naturales.

El estudio también destaca que, pese a la atención mediática y científica que recibe el calentamiento global, este factor no mostró un efecto directo significativo en la pérdida de biodiversidad vegetal del Kilimanjaro durante el periodo analizado.

"Fue sorprendente descubrir que, contrariamente a las narrativas comunes, el cambio climático no tuvo un efecto medible en las tendencias de la biodiversidad local, lo que enfatiza la urgente necesidad de abordar los factores socioeconómicos, como el uso de la tierra, en las políticas de conservación", explica el equipo de investigación.

Atisbo de esperanza

Más allá del diagnóstico, los autores subrayan que existen ejemplos esperanzadores dentro de la misma región. En determinadas zonas del Kilimanjaro, la biodiversidad se ha mantenido relativamente estable gracias a la aplicación de prácticas agrícolas tradicionales sostenibles —como la agroforestería— y a la creación de áreas protegidas.

El estudio es también pionero en la escala y el enfoque de su análisis. Según los autores, es la primera investigación que logra vincular las densidades de población humana con las densidades de especies vegetales en una resolución espacial de un kilómetro cuadrado en una región tropical.

Kilimanjaro en la sabana africana.

Kilimanjaro en la sabana africana. Byrdyak Istock

Esto, dicen los investigadores, fue posible gracias a la combinación de tecnologías de teledetección con datos de campo recopilados durante décadas. "El proceso requirió la limpieza y verificación de datos ecológicos de campo en diversos tipos de vegetación, lo que destaca el papel fundamental de las colecciones biológicas y la experiencia taxonómica de los herbarios de todo el mundo", explican.

De este modo, los resultados aportan información crucial para orientar las políticas de conservación en el África oriental y en otras regiones tropicales amenazadas.

Y es que, al identificar el cambio en el uso de la tierra como el principal factor de pérdida de biodiversidad, el estudio refuerza la necesidad de integrar la planificación territorial y la gestión de los recursos naturales en las estrategias de protección ambiental.

Porque, tal y como defienden Hemp y su equipo, comprender los verdaderos motores del deterioro ecológico del Kilimanjaro es "clave para diseñar soluciones efectivas que aseguren la coexistencia entre las comunidades humanas y los ecosistemas de montaña de los que dependen".