El secretario general de la OEI, Mariano Jabonero, junto a su equipo durante la entrega de los Princesa de Asturias.

El secretario general de la OEI, Mariano Jabonero, junto a su equipo durante la entrega de los Princesa de Asturias. Cedida

Historias

La Organización de Estados Iberoamericanos celebra su 75 aniversario: cooperación como bien público internacional

Este organismo ha sido clave para personas, empresas, autoridades e instituciones. Así lo relatan múltiples personalidades a ENCLAVE ODS.

Más información: La Organización de Estados Iberoamericanos recibe el Princesa de Asturias de Cooperación Internacional

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Aquella lluviosa tarde del 25 de octubre de 2024, Leonor pronunció una frase que tocó el alma de muchos invitados a la ceremonia de entrega de los premios Princesa de Asturias: "Dotar a los más vulnerables de las herramientas necesarias para abordar y comprender mejor la vida".

Elogiaba así a la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), que recibía el galardón a la Cooperación Internacional.

La emoción que transmitía es similar a la que mueve a diario al mayor organismo de cooperación multilateral iberoamericano.

Y lo hace a través de una red de trabajo que se extiende a 23 países y 19 oficinas nacionales, con más de 600 proyectos activos y la colaboración de casi 4.000 profesionales.

El premio Princesa de Asturias reconocía su esfuerzo por mejorar la calidad educativa y su papel en la promoción de la ciencia y la cultura como mecanismos de cohesión de la región. No en vano, la organización puede presumir de tender puentes entre Europa y América Latina.

Sus proyectos benefician diaria y directamente a miles de personas. "A las escuelas van millones de niños con hambre", se indigna Mariano Jabonero, su secretario general desde 2018, por algo que es una realidad que está en la base ideológica que mueve la estrategia de la OEI.

Alianzas y transformación

Es fundamental destacar su capacidad de articular alianzas y convenios con instituciones, universidades y empresas de toda Iberoamérica.

De hecho, lo dijo su secretario general durante su reciente intervención en el IV Observatorio de los ODS, organizado por EL ESPAÑOL, Invertia y este vertical: "Si no hay alianzas, no se cumple ninguno de los objetivos. Sin el 17 el resto no se consiguen".

Así, ha suscrito más de 700 convenios en los últimos dos años con instituciones públicas, privadas, ONG y empresas, demostrando una apuesta activa por la cooperación transversal.

"En un momento en que se cuestiona el multilateralismo, instituciones como la OEI y líderes como Mariano Jabonero son más necesarias que nunca". Lo explica Nuria Vilanova, fundadora y presidenta de ATREVIA, empresa de comunicación y asuntos corporativos.

Vilanova es, además, presidenta del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI), que agrupa a presidentes de empresas iberoamericanas, y participa activamente en espacios de responsabilidad social, comunicación interna y liderazgo.

Precisamente en el último congreso de CEAPI, celebrado en junio de 2025, Jabonero defendió que "para mejorar la competitividad regional es urgente ampliar las competencias profesionales, especialmente las digitales".

Evolución y nuevos desafíos

La OEI ha ido experimentando transformaciones estructurales desde su nacimiento en 1949, en un mundo que aún se recuperaba de la posguerra.

Creada en principio como una Oficina de Educación Iberoamericana, fue extendiendo después su ámbito de actuación, especialmente en las décadas de los 50 y los 60.

De hecho, sus estatutos se aprobaron en 1951 y, tres años después, durante el Congreso celebrado en Quito, se constituyó formalmente como organismo intergubernamental, si bien solo en 1985 se adoptaron los estatutos actuales en Panamá.

Congreso Nace la OEI (1951).

Congreso Nace la OEI (1951). Cedida

Entonces pasó a denominarse Organización de Estados Iberoamericanos, amplió sus metas y reconoció al español y al portugués como lenguas oficiales.

También se crearon en ese momento las conferencias iberoamericanas de ministros de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, hoy claves para el diálogo político y técnico en la región.

Impacto social y cultural

Su lema es Hacemos que la cooperación suceda, y en esa misión la educación sigue siendo la constante.

Pero, como recuerda Vilanova, Jabonero es consciente de que los niveles son preocupantes. "Su denuncia es precisa: la inversión en educación sigue por debajo de los niveles previos a la pandemia".

La OEI busca algo más que la mera transmisión de conocimientos. Su apuesta es clara: transformar la calidad educativa para que nadie quede atrás.

Eso se traduce en programas que impulsan la formación docente, promueven la educación inclusiva y acompañan a los sistemas educativos en su transición digital. Porque la educación es motor de cohesión social y oportunidades.

La OEI recalca permanentemente que no hay que gastar más, sino gastar bien. También recuerda Nuria Vilanova que ha puesto en evidencia políticas como la de "un computador por niño, porque no había contenido ni formación. Jabonero ha dicho muchas veces que gestionar la educación es tan complejo como dirigir una gran empresa en cada país. Por eso apuesta por la inteligencia artificial, siempre que se use con utilidad y sin riesgos."

A pesar de estas inquietudes, lo cierto es que, como evidencia Vilanova, los resultados son contundentes: "el 97% de universalización en la primaria, una matrícula en secundaria que alcanza al 77% y un crecimiento del 32% en educación superior en solo una década".

La exministra de Educación de El Salvador, Darlyn Mesa, recuerda uno de sus programas paradigmáticos, de alfabetización para adultos, el denominado PAEBA: "El papel de la OEI fue fundamental, por su acompañamiento técnico más allá de los recursos donados. La visión no era solo alfabetizar sino dar una educación completa para adultos".

Mesa habla con emoción de la cooperación de la OEI en su etapa como viceministra. "Tenía una visión del mundo que iba más allá de los programas regionales. Quería formar y abrirnos la mente sobre intercambios y alianzas. Nos ayudó a pasar de una visión de Centroamérica a una global."

Y ya como ministra destaca que compartieron la misión y metas de cara a 2021, "porque había una visión clara de que la educación necesitaba indicadores y financiación en sus distintos tramos, la OEI compartía mi visión de largo plazo y me ayudó en la implementación de grandes temas".

Siendo la cultura otro de sus vectores de actuación, es destacable su empeño para dar visibilidad, proteger y proyectar el patrimonio iberoamericano cuya magnitud no es necesario explicar. La OEI apoya la educación artística desde edades tempranas, promueve industrias creativas y culturales.

Además, se ha imbuido como defensora de los derechos de autor en un contexto de digitalización en una región en la que conviven lenguas, tradiciones y expresiones artísticas de enorme riqueza.

Por ejemplo, la Carta Cultural Iberoamericana es la brújula que orienta este esfuerzo colectivo, garantizando que la cultura sea motor de desarrollo económico y social.

Dotación de ordenadores al Colegio Santa Elena (Paraguay).

Dotación de ordenadores al Colegio Santa Elena (Paraguay). Cedida

Gracias a su acción, artistas, gestores culturales y proyectos comunitarios han encontrado un respaldo para el crecimiento y la internacionalización.

El pasado domingo 28 de septiembre, durante la celebración de la Conferencia Iberoamericana de Ministras y Ministros de Cultura, en Barcelona, se determinó la actualización de la Carta.

La declaración de los 22 países tiene como objetivo avanzar en equidad de género, así como en derechos culturales y digitales.

DDHH y ciudadanía activa

El respeto merecido por la OEI en la región ha supuesto, por ejemplo, que haya sido designada para el apoyo técnico-operativo de la COP 30 en Brasil. "Es un reconocimiento a su eficacia y relevancia internacional", afirma Vilanova.

Es básica su implicación en las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno. De hecho, desde que en 1991 se celebró la primera en México, la OEI ha estado presente como socio técnico clave.

Lo vivió en primera persona Enrique V. Iglesias, que ha sido secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y primer Secretario General Iberoamericano.

"De las primeras cosas que pedí al Gobierno de España fue el apoyo de la OEI en las Cumbres Iberoamericanas", recuerda. Su papel ha sido convertir las declaraciones políticas en programas reales, con impacto medible en educación, ciencia, cultura y derechos humanos.

Lo que los presidentes y jefes de gobierno acuerdan en una sala, la OEI lo traduce en proyectos que llegan a aulas, laboratorios, centros culturales y comunidades de toda la región.

De cara a la próxima cumbre que se celebrará en España en 2026, la institución llega con un papel consolidado y con nuevos desafíos sobre la mesa: la inteligencia artificial, la transición digital y ecológica, la equidad educativa y la movilidad académica.

"La OEI –sigue Iglesias– ha tenido un papel histórico en enseñarnos a dialogar y cooperar, y ese diálogo es la base para enfrentar juntos los retos que vienen".

A lo largo de su historia, pero especialmente en las últimas décadas, la defensa de los derechos humanos en la región ha sido vital para la Organización.

A través del Programa Iberoamericano de Derechos Humanos, Democracia e Igualdad, ha impulsado la construcción de instituciones democráticas más sólidas, transparentes y coherentes con los compromisos internacionales.

La OEI impulsa el fortalecimiento de instituciones más sólidas, transparentes y cercanas a la ciudadanía.

Pero su objetivo va más allá de las estructuras de poder: se trata de construir una ciudadanía activa, crítica y empoderada, capaz de participar en la vida pública y de exigir el cumplimiento de sus derechos.

Esta misión se concreta en iniciativas que promueven sociedades inclusivas, plurales y tolerantes, donde la educación en valores democráticos es básica para la convivencia.

La OEI acompaña a los países en este proceso con una amplia red de alianzas; con gobiernos, universidades, organizaciones sociales, organismos multilaterales y banca internacional.

Cada proyecto refleja una convicción clara: la democracia se consolida cuando se traduce en oportunidades reales para las personas.

Por eso es importante trabajar en el terreno. Como cuenta Alexandre Pupo, secretario general de la Organización Internacional de la Juventud (OIJ), "no podemos quedarnos en Madrid haciendo proyectos institucionales, sino teniendo impacto directo in situ".

En ese mismo sentido se explica Darlyn Mesa. "He trabajado con muchas organizaciones, pero la OEI siempre va a ser diferente; está integrada por nuestros países y autoridades y por tanto por los máximos representantes gubernamentales. Los países somos los protagonistas".

Y concluye que "ha sido capaz de entender el contexto de cada nación y su funcionamiento e integrarlo. Impulsa, pero bajo las reglas del país, sin dar recetas".

Orgullosa, habla de la evolución de su relación. "Al principio tuvimos la asistencia financiera y técnica de la Organización. Después, nos quedamos con asistencia técnica y su ayuda en la gestión financiera. Eso tomó años y nos permitió más adelante trabajar con la OEI con la confianza desarrollada y una oficina ya instalada en el país."

Campamento de cierre del proyecto 'Impulsando la Educación' (Paraguay).

Campamento de cierre del proyecto 'Impulsando la Educación' (Paraguay). Cedida

Por su parte, Pupo recuerda con orgullo y agradecimiento que "la OEI fue la cuna de la OIJ, y hoy seguimos compartiendo proyectos y una misma misión: fortalecer la identidad iberoamericana a través de la educación y la cultura".

Para él, esta alianza es un ejemplo de cómo la cooperación puede multiplicar el impacto en temas decisivos como la juventud y la democracia.

En la actualidad, parte de la actividad de la OEI está muy centrada en el fortalecimiento de la democracia. "Es importante generar diálogo, valores democráticos", destacó Mariano Jabonero en la presentación de la plataforma Iberoamérica en Democracia que la organización ha fomentado durante este 2025.

Uno de los impulsores y coordinadores de la plataforma es el exdirigente socialista Ramón Jáuregui. En su opinión, "las razones que explican este declive de la democracia están creciendo, existen ahora los problemas con las grandes tecnológicas de las redes y la desinformación. La idea es aportar una iniciativa aprovechando la plataforma que tiene la OEI".

"Con la Organización de Estados Iberoamericanos aprendimos a dialogar y a cooperar en tiempos difíciles. (…) A partir de la cultura aprendemos a comunicarnos y afianzar el campo para hablar políticamente", asegura rotundamente Enrique V. Iglesias.

Su visión es muy interesante por haber destacado siempre como defensor del multilateralismo, la integración iberoamericana, el desarrollo económico regional y la cooperación.

Para él, uno de los mayores logros de la institución ha sido precisamente su capacidad de evolucionar en el campo educativo, combinando la mejora de la calidad con la inclusión social.

Para Iglesias, la cultura es mucho más que un bien simbólico: "Es belleza, pero también es conexión, porque es una forma de colaborar". Esa visión conecta con la misión de la OEI de hacer de la cultura un puente para el diálogo político, social y generacional.

Hoy puede afirmarse que se trata de un organismo capaz de transformar consensos políticos en resultados tangibles. Su historia es, en buena medida, la misma de Iberoamérica: conflictos superados, democracias recuperadas, cultura proyectada y educación convertida en motor de integración y de futuro.

En realidad, La OEI no solo es un organismo internacional: es un bien público regional que demuestra, con hechos, que la cooperación es posible y transforma realidades. En palabras de Nuria Vilanova, "Iberoamérica necesita más OEI y más líderes como Mariano Jabonero".