Manifestación bajo el lema 'Nuestra tierra arde. Contra el fuego de la inacción: ¡Prevención y medios ya!'

Manifestación bajo el lema 'Nuestra tierra arde. Contra el fuego de la inacción: ¡Prevención y medios ya!' Miriam Chacón / ICAL

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Clamor social por el abandono de Castilla y León ante el fuego: "No es la España vaciada, es la España que vacían"

Asociaciones, colectivos, sindicatos, bomberos forestales y vecinos de la que hasta ahora es la comunidad más afectada se manifestaron contra la "inacción".

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Las campanas del ayuntamiento dan a lo lejos las ocho en punto de la tarde del miércoles 20 de agosto en Valladolid. La plaza de la Fuente Dorada, punto de encuentro en pleno centro de la capital, ya es un hervidero de gente.

Más de 1.500 personas —según fuentes policiales— se amontonan bajo el lema que lleva días resonando desde que se produjera en León, el pasado lunes 18 de agosto, la primera manifestación para dejar latente lo que, afirman los asistentes, se trata de un "abandono total" de la región ante los incendios que asolan España: "Contra el fuego de la inacción".

Antes de comenzar lo que sería el discurso inaugural, sonidos de sirenas detienen el bullicio. Los bomberos se abren paso con su camión por la calle que colinda a la plaza, lanzando gritos y muestras de apoyo a los manifestantes, protagonizando uno de los momentos más emotivos de la tarde noche del miércoles.

Lágrimas brotan de los rostros de algunos de los asistentes, que se han desplazado desde todas partes de la comunidad para mostrar apoyo a aquellos que, ahora mismo, luchan contra las llamas. "Desde Valladolid nos solidarizamos con todos los pueblos y provincias afectadas", comienza emitiendo una voz que emerge entre el gentío.

"España no estaba preparada para esta lucha contra el monstruo que nos acecha cada día: el cambio climático", prosigue. Y aunque todos somos víctimas, Castilla y León es especialmente vulnerable a lo que califican como "una fractura" entre la ciudad y el campo. Pero no es algo que les pille de nuevas.

Manifestante durante la marcha.

Manifestante durante la marcha. Andrea G. Cilleruelo

Las voces de esta tierra aseguran que llevan años sintiendo este "dejar de lado", mientras gritan al son del ritmo de un tambor que "Castilla y León fue primero vaciada, y luego quemada". Lo cantan las voces presentes en Valladolid, pero lo sienten en sus carnes las gentes que se encuentran ahora mismo en la primera línea.

Como Brígida Monge, de 40 años de edad y vecina de Guardo, pero natural de San Pedro de Cansoles, el pueblo que se sumió bajo las llamas el pasado 16 de agosto tras el incendio que ya ha destrozado gran parte de la montaña palentina.

Carteles de reivindicación durante la marcha.

Carteles de reivindicación durante la marcha. Andrea G. Cilleruelo

Lo piensa desde hace tiempo, pero ahora más que nunca, reivindica a ENCLAVE ODS que esta región "no se trata de la España vaciada, es la España que vacían". "Porque no es que no queramos estar en nuestro pueblo, es que no nos dejan", culmina.

Un pueblo hecho cenizas

Para Monge, San Pedro de Cansoles no es solo su pueblo, es su vida, su "lugar favorito en el mundo". Pero ya de niña tuvo que dirigirse al municipio de Guardo, a apenas unos kilómetros de distancia, porque "tuvimos que ir al colegio".

Pero esta mujer nunca se desvinculó de sus raíces. La casa de sus padres seguía allí, y con ella sus recuerdos y vivencias de una infancia que no olvida. "Iba muy a menudo", cuenta, pero habla en pasado porque desde que desalojaran el pueblo el pasado sábado, no ha "podido volver".

Tampoco sabe cuándo podrá hacerlo. Gran parte de esta pedanía ha quedado hecha cenizas, pero era una muerte anunciada mucho antes. "La falta de prevención" de una aldea rodeada de monte y campo hizo que esto "ya se viera venir". "Pero claro, nadie hace nada hasta que pasa", dice.

No se refiere solo a las llamas. Habla también de cuando el pueblo fue privado de cobertura, hace ya unos años. O también de cabinas y teléfonos desde donde los mayores pudieran llamar si lo necesitaban.

Según fuentes policiales, se han dado cita más de 1.500 manifestantes.

Según fuentes policiales, se han dado cita más de 1.500 manifestantes. Andrea G. Cilleruelo

"Quitaron lo del cobre, y no pusieron fibra. Llevamos años pidiendo que se haga algo, pero nadie nos escucha", expresa emocionada, pero también con la ansiedad de alguien que sabe que ha estado a punto de perderlo todo. "Por suerte, no he sido de las principales afectadas", se consuela.

Ahora, los gritos de Monge y Palencia resuenan en la voz de los miles de manifestantes que inundan las calles de Valladolid, en una marea que discurre por las calles principales, reclamando que, por favor, nadie vuelva a olvidarse de esta tierra.

Lágrimas desde el Bierzo

Este río de gente desemboca, acompañado de las últimas horas de luz del día, frente al ayuntamiento de la ciudad. El grito de "el campo y el pueblo no se venden, se defienden" ruge ante miles de personas congregadas en el acto.

Humo amarillo y rojo comienza a brotar de las bengalas que han encendido un grupo de bomberos forestales que se encuentran entre la gente, y que ponen la nota de color a la protesta que ha llegado al final del recorrido. 

Se da turno a los manifestantes. Los cabecillas de la marcha ofrecen sus micrófonos a esas voces desplazadas y afectadas. Como la de una vecina del Bierzo, que se acerca "con chuleta" para gritarle a España entera sus pesares.

"Desde que nací, mis piernas recorren la tierra berciana, sus montes verdes. Tengo en mi memoria Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad. La imagen de su vegetación, de su biodiversidad. Pero esta vez, no pude disfrutar de sus bosques de robles, ni de árboles centenarios", comienza relatando visiblemente emocionada.

Quema de bengalas en la plaza mayor de Valladolid contra los incendios. Andrea G. Cilleruelo

"Desde que llegamos el pasado 10 de agosto, cinco columnas de un inmenso humo rodeaban mi valle. El azul del cielo iba desapareciendo día tras día para cubrirse por una capa de ceniza. El sonido de los hidroaviones era constante y, para siempre, la imagen que tenía se ha borrado para dar paso a la de un apocalipsis", añadía.

En ese momento, un ensordecedor aplauso y banderas de El Bierzo ondeando la interrumpen, en lo que casi es el cierre para la jornada. Sin embargo, esta mujer quiere acabar haciendo una mención a su padre que, con 84 años, "lo ha perdido todo".

"Pienso en gente como él, que a su edad ha perdido su casa, sus recuerdos", compartiendo un sentir que sacude de norte a sur Castilla y León, una tierra ahora consumida por las lumbres, "pero que fue condenada a la muerte mucho antes".