Una joven en bicicleta pasea por la ciudad.

Una joven en bicicleta pasea por la ciudad. aldomurillo Istock

Historias

Aumentar la vegetación urbana un 30% evitaría un tercio de las muertes relacionadas con el calor, según un estudio

Una investigación global concluye que reverdecer las ciudades podría haber salvado hasta 1,6 millones de vidas entre 2000 y 2019. 

Más información: Islas de calor, Madrid Nuevo Norte y otras ciudades europeas que 'bajan' las temperaturas con árboles

Mariana Goya
Publicada

En dos décadas, el aumento de la vegetación urbana podría haber salvado más de 1,1 millones de vidas. Así lo ha revelado un estudio internacional publicado recientemente en The Lancet Planetary Health. 

La investigación concluye que incrementar un 30% la cobertura vegetal en las ciudades podría haber evitado más de un tercio de todas las muertes relacionadas con el calor entre 2000 y 2019. En total, muestran que hasta 1,16 millones de vidas podrían haberse salvado con el incremento de las zonas verdes en los entornos urbanos. 

El estudio, dirigido por el profesor Yuming Guo de la Universidad de Monash en Australia, se basa en un modelo de 20 años de duración que analiza los efectos del aumento de vegetación en 11.534 zonas urbanas de todo el mundo.

Para llevarlo a cabo, el equipo de investigadores utilizó informaciones de mortalidad y clima de 830 ciudades en 53 países, extraídos de la Red de Investigación Colaborativa Multipaís Multiciudad (MCC).

Estos datos fueron cruzados con información satelital sobre vegetación obtenida mediante el Índice de Vegetación Mejorado (EVI), desarrollado a partir de imágenes del satélite Terra de la NASA.

Los resultados determinados que si se hubiera incrementado la vegetación urbana en un 10%, 20% y 30%, la temperatura media durante la estación cálida se habría reducido en 0,08 °C, 0,14 °C y 0,19 °C, respectivamente.

El profesor Yuming Guo, autor principal del estudio.

El profesor Yuming Guo, autor principal del estudio. Universidad de Monash

Estas pequeñas bajadas térmicas habrían bastado para prevenir 860.000, 1.020.000 y 1.160.000 muertes relacionadas con el aumento de temperaturas, lo que representa entre el 27% y el 37% del total de muertes por calor registradas durante ese periodo.

"Este es el primer estudio de modelado que estima los efectos de enfriamiento y modificación de la vegetación, lo que proporciona una evaluación más completa de sus beneficios en la mitigación de la mortalidad relacionada con el calor", explicó Guo.

Impacto desigual

El efecto de reverdecer las ciudades no se distribuye por igual en todo el planeta. Las zonas urbanas del sur de Asia, Europa del Este y Asia Oriental presentan los mayores beneficios potenciales en términos de reducción de muertes por calor.

En concreto, el continente asiático podría haber evitado 527.989 muertes, seguido por Europa (396.955), América Latina y el Caribe (123.085), América del Norte (69.306), África (35.853), Oceanía (2.733) y Australia y Nueva Zelanda (2.759).

Estas diferencias responden tanto a factores climáticos como a desigualdades sociales y urbanas. Según el estudio, la efectividad del aumento de vegetación urbana está condicionada por el tipo de clima, el nivel socioeconómico, la densidad de población y otras características demográficas.

Por ese motivo, los investigadores subrayan la necesidad de diseñar estrategias adaptadas a cada contexto local.

Amenaza creciente

El calentamiento global ha convertido el calor extremo en una amenaza cada vez más frecuente y letal. Entre 2000 y 2019, la exposición al calor se asoció con unas 500.000 muertes al año, lo que representa cerca del 1% de la mortalidad global.

Y el futuro se muestra inquietante. En los escenarios de calentamiento más extremos, se estima que las muertes por calor podrían representar entre el 2,5% de la mortalidad en el norte de Europa y hasta el 16,7% en el sudeste asiático entre 2090 y 2099.

Frente a este panorama, la vegetación urbana se posiciona como una herramienta de mitigación eficaz y de bajo coste.

Según los investigadores, el verdor reduce las temperaturas mediante varios mecanismos físicos: proporciona sombra, desvía la radiación solar y favorece la evapotranspiración, es decir, la liberación de vapor de agua desde el suelo y las plantas, lo que ayuda a enfriar el ambiente.

Estos efectos no solo reducen la temperatura percibida por la población, sino que también disminuyen directamente el riesgo de muerte por calor.

Además de su capacidad para mitigar el calor, la vegetación tiene beneficios adicionales sobre la salud: fomenta la actividad física, mejora la salud mental, reduce la contaminación del aire y estimula el compromiso social.

Por ese motivo, concluye Guo, "preservar y expandir la vegetación podrían ser estrategias clave para reducir la temperatura y mitigar los impactos del calor en la salud".