Un rayo cae sobre un campo.

Un rayo cae sobre un campo. BalazsKovacs Istock

Historias

Ser alcanzado por un rayo, letal para unos y beneficioso para otros: así afecta este suceso a los árboles tropicales

Una nueva investigación asegura que especies como el Dipteryx olifera aprovechan los rayos para crecer más, liberarse de parásitos y ganar terreno. 

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Mariana Goya
Publicada

Un nuevo estudio publicado en la revista New Phytologist demuestra que algunos árboles no solo sobreviven al impacto de un rayo, sino que, sorprendentemente, prosperan gracias a él.

Esta revelación, liderada por el ecólogo forestal Evan Gora del Instituto Cary de Estudios de Ecosistemas, podría cambiar la forma en que entendemos el papel de los relámpagos en los ecosistemas tropicales.

Cada año, los rayos matan cientos de millones de árboles en todo el mundo. Sin embargo, mientras investigaban en el Monumento Natural Barro Colorado en el centro de Panamá, Gora y su equipo descubrieron un árbol de Dipteryx oleifera que había sobrevivido a un potente impacto eléctrico sin apenas daño visible.

A diferencia de más de una docena de árboles vecinos que murieron por la misma descarga, este ejemplar no solo resistió, sino que parecía haber salido fortalecido. La descarga incluso arrancó una liana parásita de su copa, liberándolo de su abrazo invasivo.

"Ver que hay árboles que reciben el impacto de un rayo y no sufren daño fue simplemente alucinante", recordó Gora. Y así, lo que comenzó como una anécdota de lo más curiosa ha terminado por convertirse en una investigación a largo plazo.  

El poder de los rayos

Durante varios años, el equipo rastreó 93 árboles alcanzados por rayos, entre ellos nueve ejemplares de Dipteryx oleifera, y los monitoreó minuciosamente.

Los resultados fueron de lo más fascinantes. Los nueve árboles de Dipteryx sobrevivieron con daños mínimos, mientras que los árboles de otras especies perdieron 5,7 veces más hojas en sus copas y el 64% murió en un plazo de dos años.

Además, los rayos redujeron las infestaciones de lianas en los Dipteryx en un 78%, eliminando una carga importante sobre su capacidad de acceder a la luz solar y a los nutrientes del suelo.

El impacto no se limitó a los parásitos. Los árboles alcanzados por el rayo también mataron, en promedio, a más de nueve árboles vecinos. ¿La razón? La electricidad se propagó a través de las ramas, lianas y pequeños espacios entre los árboles, electrocutando a los competidores más cercanos.

Este fenómeno, aunque letal para el entorno inmediato, abrió claros en el dosel del bosque que permitieron al Dipteryx crecer con más fuerza y menos competencia.

Gracias a imágenes de drones y modelos en 3D, el equipo confirmó que los árboles de Dipteryx oleifera suelen ser, en promedio, cuatro metros más altos que sus vecinos más cercanos.

El técnico César Gutiérrez sube a una torre para detectar y localizar rayos en la zona de estudio.

El técnico César Gutiérrez sube a una torre para detectar y localizar rayos en la zona de estudio. Evan Gora Instituto Cary de Estudios de Ecosistemas

Esto se debe, en parte, a que los rayos que matan a sus competidores les proporcionan una ventaja en la competencia por la luz.

A largo plazo, esta ventaja se traduce en un mayor éxito reproductivo. Según los cálculos del equipo, la tolerancia a los rayos multiplica por 14 la capacidad reproductiva de esta especie.

Un 'pararrayos' natural

Quizás el hallazgo más asombroso es que estos árboles parecen atraer los rayos. Con sus copas anchas y su notable altura, podrían tener hasta un 68 % más de probabilidades de ser alcanzados por un rayo que otros árboles promedio.

Y aunque un impacto directo no es algo frecuente, se estima que cada árbol de Dipteryx oleifera es alcanzado aproximadamente una vez cada 56 años. Dado que pueden vivir cientos o incluso miles de años, pueden sobrevivir a múltiples descargas a lo largo de su existencia.

De hecho, durante el estudio, uno de estos árboles fue alcanzado dos veces en tan solo cinco años.

¿Podría esto indicar que han evolucionado como verdaderos pararrayos vegetales? Para Gora, la respuesta está en camino. El siguiente paso del equipo es investigar qué propiedades eléctricas o estructurales hacen posible esta resistencia, y si otras especies podrían compartir esta extraordinaria capacidad.

¿Únicos en su especie?

Más allá del caso particular del Dipteryx, el estudio revela que los rayos juegan un papel mucho más complejo en los bosques tropicales de lo que se pensaba.

Hasta ahora vistos casi exclusivamente como una amenaza, estos fenómenos naturales pueden estar remodelando silenciosamente la composición del bosque, favoreciendo a unas especies sobre otras y afectando la dinámica del carbono almacenado.

Con el cambio climático provocando un aumento en la frecuencia de tormentas eléctricas en muchas regiones tropicales, la influencia de los rayos podría volverse aún más importante. Y es que, como concluye Gora, "es mejor que un árbol Dipteryx oleifera sea alcanzado que no".