
Una cría de lince ibérico en España. WWF
Así están reapareciendo especies en peligro en medio de una extinción masiva: las victorias de la conservación
A pesar de la pérdida de biodiversidad, un estudio de la Universidad de Cambridge asegura que los esfuerzos para recuperar fauna funcionan.
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La crisis de biodiversidad en la que está sumida el planeta es innegable. La comunidad científica lleva años alertando de la caída en picado del número de especies desde los años 70 del siglo pasado hasta el punto de denominarla como extinción masiva.
Es precisamente esta situación la que ha llevado a muchos países a poner en marcha planes urgentes de conservación y restauración de la naturaleza. Especialmente en Europa, donde la Unión ha venido haciendo énfasis en la necesidad de recuperar diversidad biológica como esfuerzo de adaptación climática.
Ahora, una investigación liderada por la Universidad de Cambridge, con apoyo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), BirdLife International y las universidades de Oxford y Durham, publicada el pasado mes de marzo en la revista científica PLOS Biology hace un análisis pormenorizado de los resultados que las iniciativas de conservación están obteniendo. Y, según los autores, están teniendo más éxito de lo esperado.

Y es que al menos el 28% de las 160.000 especies conocidas están en peligro de extinción, y un millón de ellas se encuentra en esta situación, dicen los autores, como consecuencia directa de la actividad humana.
A partir de un estudio de más de 67.000 especies incluidas en la conocida como lista roja de la UICN, la investigación asegura que muchos animales están resurgiendo gracias a los esfuerzos orientados a su conservación. Algo que, aseguran los autores del estudio, mejoraría aún más si se recopilase la evidencia concreta de qué funciona y qué no.
Medidas conectadas
A pesar de los éxitos, los investigadores hacen una llamada a la acción urgente pues, dicen, la situación es crítica. Como explica Ashley Simkins, doctoranda del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge y autora principal del estudio, "todas las especies que han cambiado el nivel de peligro [de extinción] en el que se encuentran se han beneficiado de medidas de conservación".
Esto, indica, "es una señal de que las iniciativas conservacionistas funcionan". Aunque, insiste, no haya una receta mágica que funcione para todos los casos. Lo que sí han descubierto es una interconexión o, al menos, similitudes, entre las propuestas exitosas.
Muchas de las especies estudiadas, asegura la investigación, viven en zonas aisladas, como islas, donde los esfuerzos de conservación intensivos pueden "implementarse por completo". El texto hace referencia, así, a la protección de hábitats, la cría en cautividad y las reintroducciones en los ecosistemas.
Para Simkins es "vital" celebrar las historias de éxito "donde y cuando podamos", a pesar de que "la pérdida de biodiversidad sea una crisis genuina". Pues, insiste, "es muy difícil para una especie mejorar su estado de conservación, pero con el esfuerzo adecuado, podemos cambiar las cosas".
El lince o el kākāpō
Uno de los ejemplos de buen hacer que pone el estudio de Simkins es el del lince ibérico. El que fuera uno de los gatos en mayor peligro de extinción del mundo ha resurgido cual ave fénix. Lo mismo sucede con el kākāpō, un loro que no vuela oriundo de Nueva Zelanda.

Imagen de archivo de un kākāpō. iStock
Ambos, dice la investigación, se han beneficiado sin duda de los programas de recuperación. Como también lo ha hecho el bisonte europeo, al que la caza desmedida abocó a la extinción a principios del siglo XX. Ahora, en cambio, campa libre por partes de Europa del Este gracias a décadas de esfuerzos de conservación sin pausa.
El estudio también destaca la "recuperación dramática" de muchas especies marinas. Ejemplo de ello son el regreso de las ballenas jorobadas y azules, que estuvieron al borde de la extinción debido a la caza comercial. Ahora, gracias a la moratoria internacional sobre la caza de cetáceos, han logrado recuperarse.
6 veces menos especies
A pesar de todas las buenas noticias que recoge el estudio, también hay datos menos halagüeños. Y es que los investigadores descubrieron que "seis veces más especies están disminuyendo que mejorando". Es decir, por cada especie que mejora, hay seis que empeoran su situación.
Por eso, Simkins y su equipo insisten en que hay que pensar en términos de salud humana: la prevención en términos de conservación, como con las personas, es "preferible" y más "efectiva a nivel de costes" que las intervenciones de emergencia.
"Hemos mejorado bastante en lo que podría considerarse conservación de urgencia, es decir, esa que se focaliza en las especies con un riesgo muy alto de extinción", asegura Simkins. Pero, alerta, "somos menos buenos en prevenir que las especies no acaben amenazadas". Por eso, concluye: "Necesitamos ir más allá de tratar los síntomas de la pérdida de biodiversidad y comenzar a abordar las causas raíz".