El pueblo Rjukan bajo el monte Gaustatoppen. istock
¿Cómo sería la vida en una ciudad sin sol? Los noruegos lo saben y esta es la ingeniosa solución que han buscado
Este pequeño pueblo está en un valle en el que la montaña Gaustatoppen tapa completamente el sol en invierno.
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Cuando se funda una ciudad se buscan elementos claves, y que esté cerca de una fuente de agua dulce es primordial. También que tenga tierra cultivable y buenas vías de comunicación con otras comunidades. Aparentemente, cuando Rjukan se empezó a desarrollar, el sol no era una prioridad.
Ubicada en el fondo de del valle de Vestfjorddalen, en la zona occidental de la península escandinava, fue una caída de agua de algo más de 100 metros lo que atrajo a la empresa Norsk Hydro, productora de aluminio y energía renovable a principios del siglo XX.
El detalle estaba en que la ciudad empezó a crecer alrededor de la fábrica que se encontraba junto a esa catarata, donde en los meses de invierno no daba el sol. Para solucionarlo, los primeros ingenieros pensaron un plan para poder reflejarlo con un juego de espejos. No fue hasta 2013 cuando, de septiembre a marzo, la luz llegó a la plaza del pueblo.
Cuando te acercas a los polos, las horas de luz y oscuridad son más extremas, hasta el punto de llegar a seis meses de luz y otros seis de oscuridad. Noruega, aunque no está en el punto más ártico del país, está lo suficientemente alejado como para que, en durante el invierno, el sol solo se levante apenas durante unas horas.
El juego de espejos de Rjukan consigue que el sol llegue unas horas en innvierno. Reuters
Además, la imponente montaña Gaustatoppen detrás del valle, ocultaba el sol durante más de seis meses, cuando no llegaba ni un solo rayo. Oystein Haugan, director del proyecto, cuenta que para ver la luz la gente del pueblo "tenía que coger el coche y subir a lo alto de la montaña".
"Una idea loca"
Por eso, cuenta Haugan, recuperaron un plan que tuvieron los primeros habitantes de la ciudad para reflejar la luz del sol. "Es una idea loca, pero un poco de locura es divertido", dijo el día de a inauguración. Aquel día los habitantes de Rjukan pudieron volver a disfrutar de los rayos del sol, aunque lo hicieron abrigados y a -7 °C.
Esta ingeniosa solución se basa en los reflectores que siguen la trayectoria del astro rey. Colocaron tres espejos con una superficie total de 51 metros cuadrados. El proyecto tuvo un presupuesto de cinco millones de coronas (unos 620.000 euros) y pudieron mandar cálidos rayos a la plaza central del pueblo. Pese a que solo llega durante un par de horas, "a la gente le gusta", tal como contaba Haugan en la televisión local.
Rjukan nació al albor de la revolución energética del país. En este caso fue en busca de la fuerza del agua, pero también los noruegos son pioneros en el aprovechamiento de la energía geotérmica y la eólica. Esta estación eléctrica, que se ve en el vídeo, fue la más grande del mundo en el momento de su construcción, en 1911.
Con el avance tecnológico en la producción de energía apuntan a que este año el 100% de ventas sean coches eléctricos. Y es que uno de los factores en la transición de movilidad es como se produce la energía para cargar los coches. En 2023, solo la energía hidroeléctrica cubrió el 87% del consumo total y el resto de renovables completan el mix hasta más del 99%, aunque sin llegar al 100%.
En el momento de máximo esplendor de Rjukan la ciudad llegó a tener casi 10.000 habitantes atraídos por la instalación de la central eléctrica. Hoy apenas superan los 3.000 vecinos. Eso sí, al menos estos pocos miles ya pueden decir que ven el sol durante todo el año.