Hunter Schafer, durante los premios Film Independent Spirit Awards.

Hunter Schafer, durante los premios Film Independent Spirit Awards. JB Lacroix Getty Images

Historias Derechos humanos

La actriz trans Hunter Schafer y su pasaporte masculino: el impacto del limbo burocrático para el colectivo en EEUU

La protagonista de 'Euphoria' es solo una de las personas que ha sufrido las consecuencias de las leyes tránsfobas de Trump.

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La actriz Hunter Schafer, que saltó a la fama por su papel en Euphoria, reaparecía en sus redes sociales el pasado fin de semana para mostrar a cámara un pasaporte que asegura que es un varón. Su caso ha sido la consecuencia más notoria y visible de una de las primeras medidas que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tomó al llegar al poder el pasado 20 de enero. 

Desde entonces, según la orden ejecutiva titulada Defendiendo a las mujeres del extremismo de la ideología de género y restaurando la verdad biológica en el Gobierno federal, ninguna persona puede modificar este aspecto en sus documentos. De esta manera, EEUU invisibiliza a las personas trans y no binarias que se encuentran en proceso de transición o, incluso, quienes se han realizado cirugías de reasignación de género.

Lo que ocurre es que, como cuenta Schafer en TikTok, su cambio de género "se produjo cuando era adolescente". En concreto, explica, lo hizo efectivo cuando se sacó el carnet de conducir.  

Este documento es, en la mayoría de los casos, el primer identificativo que obtiene una persona en EEUU, a los 16 años como norma. Desde entonces, indica Schafer, su pasaporte y todos sus documentos han reconocido que es mujer. Al menos, así ocurría hasta ahora.

La modificación en la documentación de Schafer vino fagocitada por su visita a España el pasado año. La actriz cuenta que tuvo que solicitar un "pasaporte de emergencia" después de que, mientras grababa en Barcelona, perdiese su mochila con todos sus documentos dentro. 

Lo que nunca pensó la estadounidense de 26 años es que su nuevo pasaporte, el definitivo que le llegó la pasada semana, ignorase por completo la información que ella proporcionó al solicitarlo. Esto es, su condición de mujer

Cuestión de DDHH

"Me sorprendió, porque creo que realmente nunca pensé que iba a pasar", confiesa. Y añade: "Es la primera vez que esto me ocurre en una década y creo que es una consecuencia directa de la Administración que dirige ahora nuestro país". 

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Esto, explica, Paula Iglesias, presidenta de la Federación Estatal LGTBI+ y psicóloga, es una flagrante violación de los derechos de las personas trans y, por extensión, de los derechos humanos. Y es que, asegura, lo que vemos en EEUU se trata de "una campaña pura y dura de odio hacia una minoría que ya de por sí es vulnerable". 

"Me da miedo la manera en que todo esto se está implementando lentamente", lamenta Schafer. E incide en el pavor que le provoca que se empiecen a "normalizar" este tipo de situaciones. Por eso, insiste, es importante mostrar que "no son solo palabras, es real, y da igual lo rico o guapo que seas, o lo mucho que encajes, nadie se libra".

Aunque esa M (de male, hombre en inglés) no cambie nada de quien es en realidad, dice la actriz, lo que sí hace es que "la vida sea un poco más complicada" para ella. Y eso que Schafer reconoce ser plenamente consciente de su "privilegio" como la "mujer trans famosa, blanca, delgada, que cumple los estándares de belleza" que es.

Habla del concepto conocido como cispassing, es decir, que una persona trans cumpla los cánones establecidos para una persona cisgénero de su mismo sexo. Es decir, que a simple vista parezca un hombre o una mujer de manual. 

La polémica orden

Según la orden ejecutiva de Trump, se considera mujer a "aquella persona que, en el momento de la concepción, produce la célula reproductiva grande" y hombre a quien la produce "pequeña".

El problema de esta articulación de la normativa está en que, como explica Carlos Alberto Castillo Sarmiento, profesor de Bioquímica en la Universidad de Castilla-La Mancha, en un artículo en The Conversation, "durante el desarrollo embrionario, todos los humanos, por defecto, salvo que el gameto reciba una señal diferente, nos vamos a desarrollar como mujeres".

Asimismo, el mandato de Trump hace desaparecer de los organismos federales cualquier tipo de protección hacia las personas trans. 

Salud mental, en jaque

Como recuerda Iglesias, estamos viviendo en directo "la negación de unas personas que van a seguir existiendo". Y eso pasará aunque "se les nieguen los espacios", añade.

La propia Schafer lo asegura en su vídeo: ella seguirá existiendo, ocupando espacios y reivindicando su lugar en el mundo. Aunque, matiza Iglesias, "la realidad es que se les relega [a las personas trans] de nuevo a los márgenes, se les niega sus derechos".

La presidenta de la Federación Estatal LGTBI+ insiste en que la orden ejecutiva de Donald Trump precipita al colectivo a "una situación aún más precaria" de la que ya tienen, con sus altas tasas de desempleo y las agresiones a la que se enfrentan a diario. "Se les está poniendo en el foco, exponiendo aún más a la violencia y además esparciendo un discurso de odio que se transformen en lo que vemos en la calle: en agresiones y en delitos de odio".

Más allá de las implicaciones a nivel administrativo y de la vida diaria que supone esta normativa estadounidense para las personas trans, Iglesias apunta hacia las consecuencias que tendrá sobre su salud mental. "Habrá quien no quiera exponerse a trabas como que, fruto de estereotipos, tu identificación no coincida con tu aspecto", asegura. 

Por tanto, algunas personas volverán a los márgenes de la sociedad, como ya ocurrió en décadas pasadas. "Otras no saldrán casi de casa", lamenta. 

Asimismo, "lo que implica a nivel existencial que te nieguen es muy duro", insiste la experta. Y es que "tener que enfrentarte a este tipo de discriminaciones y de discursos que están en auge y que se están alimentando" se traduce en poner más piedras en el camino de un colectivo vulnerable.

"Ya por el hecho de la LGTBIfobia que sufren diariamente presentan niveles más altos de ansiedad, de depresión y de estrés", recuerda Iglesias. Si a esto se le añade, además, esa "sensación de amenaza y de vigilancia constante", el estrés que se genera a diario a las personas trans impacta, quieran o no, sobre su salud mental, a nivel individual como colectivo.