
Un avión detenido en la terminal durante el atardecer. Istock
Suecia elimina el impuesto medioambiental mientras la UE propone nuevas tasas: ¿tendrá la aviación un futuro 'verde'?
El incesante crecimiento del tráfico aéreo no hace otra cosa, sino incrementar las emisiones de CO₂. ¿Podrán las nuevas propuestas ponerle freno?
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La aviación es responsable del 12% de las emisiones asociadas con el transporte a nivel mundial. O, por lo menos, esos son los datos que muestran desde Air Transport Action Group, una coalición de expertos de la industria de la aviación centrada en cuestiones de desarrollo sostenible.
Aunque si tomamos esta cifra de la Comisión Europea se eleva hasta el 13,9%, lo que sitúa a la aviación como la segunda mayor fuente de contaminación del sector, solo por detrás del transporte por carretera. Y es que gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero mundial vienen por esta área.
Pero esto solo acaba de empezar. Según la Agencia Europea de Seguridad Aérea (AESA) el número de pasajeros crecerá un 42% para el año 2040; dato que alcanzará el 100% de acuerdo con las estimaciones de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA). Lo que quiere decir que las emisiones también se multiplicarán en consecuencia.
Y es que, si revisamos las informaciones previas a la pandemia, este sector produjo aproximadamente 915 millones de toneladas de CO₂ en 2019. Es decir, supuso el 2,1% del total de las emisiones anuales. Aunque aquí sí es importante recalcar que alrededor del 80% provienen de vuelos de más de 1.500 kilómetros, para lo que no existe un medio de transporte alternativo práctico.
En lo que respecta a los jets privados, también hablamos de una cifra que no cesa su crecimiento. Según un estudio de Greenpeace, en Europa el número de vuelos ascendió hasta los 572.806 durante el 2022. Esto provocó que las emisiones se duplicasen, generando 3,3 millones de toneladas de CO₂. O en otras palabras, el equivalente a lo provocado por 555.000 habitantes medios de la Unión Europea.

Vuelo chárter X EMBRAER 135/145 con llegada al aeropuerto de Santander, España. Istock
A diferencia de los vuelos comerciales, es este caso el 55% de los jets privados se desplegaron para vuelos cortos o ultracortos de menos de 750 km, donde, dicen desde Greenpeace, optar por un tren o un ferry no habría supuesto grandes aumentos en el tiempo de viaje.
Según el reporte, además, España ocupa el cuarto lugar en la lista de países de la UE con más vuelos de aviones privados. Esto significa que se realizaron 45.633 vuelos en 2022, lo que supone un incremento del 74% en tan solo un año. Y por ende, las emisiones pasaron de las 126.786 toneladas a las 243.851. En el que destacó Palma como el aeropuerto con más tráfico de aviación ejecutiva, seguido por Ibiza.
A contracorriente
Mientras que los impactos del sector de la aviación no dejan de aumentar, a la vez que su demanda, hay quienes trabajan a favor de esta situación. Pero también quienes lo hacen en su contra.
En ese sentido, Suecia parecía ser uno de los países que se esforzaba en pro del medioambiente. Lo demostró al aplicar el impuesto medioambiental para los vuelos a su territorio en 2018, lo que suponía recargos de entre 6,70 y 44 euros en el precio de los billetes.
Sin embargo, la huida de algunas compañías low cost, como consecuencia de este incremento monetario, ha significado un nuevo acuerdo entre el Ejecutivo de derecha del conservador Ulf Kristersson y el ultraderechista demócrata de Suecia, su socio externo, para poner fin a esta medida.
Así, tal como explican desde EFE, esta tasa se suprimirá a partir del 1 de julio de 2025 con el objetivo de impulsar el transporte aéreo en el país y mejorar la accesibilidad en todo su territorio.
Se trató, además, de una medida apoyada por la ministra de energía sueca, Ebba Busch. Fue ella quien aseguró que eliminar esta tasa era una acción clave para el mundo empresarial sueco y recordó, dicen desde EFE, que solo "una minoría" de países de la Unión Europea tienen un impuesto similar.
Por el medioambiente
Con un pensamiento —podríamos decir— bastante contrario al sueco, encontramos una coalición de organizaciones de la UE y Reino Unido. En este caso, defienden la aplicación de una Tasa a los Vuelos Frecuentes (TVF) don el objetivo de mitigar los crecientes impacto sociales, económicos y ambientales del transporte aéreo en Europa.
Esta propuesta, presentada en España por Ecologistas en Acción, aplicaría un impuesto creciente a cada vuelo de ida y vuelta comprado de manera sucesiva por una persona en un periodo determinado.
Nº de vuelos en un año | Importe de la TVF | Distancia media (1.500-4.000 km) | Distancia larga (>4.000 km) | Primera o business |
1º y 2º | 0 euros | 50 euros | 100 euros | 100 euros |
3º y 4º | 50 euros | 50 euros | 100 euros | 100 euros |
5º y 6º | 100 euros | 50 euros | 100 euros | 100 euros |
7º y 8º | 200 euros | 50 euros | 100 euros | 100 euros |
9º y sucesivos | 400 euros | 50 euros | 100 euros | 100 euros |
De este modo, explican desde la confederación, "el primer billete estaría libre de cargas, pero, a partir del segundo, se iría aplicando una tasa creciente, que iría acompañada de recargos adicionales para vuelos de larga distancia y determinadas clases como primera y business".
El motivo principal de la aplicación de esta medida, señala Ecologistas en Acción, es "el preocupante incremento de las emisiones del sector". Y es que, según muestran los datos, estas habrían subido un 30% entre 2013 y 2019, fruto del exponencial tráfico aéreo.
De ponerse en marcha, los principales afectados serían los grupos sociales con mayores ingresos; lo que se justifica rápidamente al revisar los estudios. Según el reporte, Europe talks flying, en Europa occidental, el 70% de los hogares con menos ingresos, es decir, inferiores a los 23.000 euros anuales, no toma ningún vuelo al cabo del año. De hecho, en España, solo el 4,8% de la población vuela más de tres veces al año.
Sin embargo, las organizaciones señalan que al aplicar la TVF a escala europea se podría lograr una reducción del 21% de las emisiones de CO₂ del transporte aérea, consecuencia de una reducción de pasajeros en un 26%. En concreto, en el ámbito español esta medida significaría minimizar el impacto medioambiental en un 28%.