Imagen de archivo de los exteriores del Museo Guggenheim de Bilbao.

Imagen de archivo de los exteriores del Museo Guggenheim de Bilbao. iStock

Historias

Así es la ciudad más feliz de España: tuvo 10 Guinness, el mejor alcalde del mundo y fue Venecia por un día

Un estudio de Happy City Hub también la situó en 2023 entre las 200 localidades que más sonríen del mundo, superando a Madrid y Barcelona.

29 febrero, 2024 11:48

Cada año, el Institute for Quality of Life elabora un ranking en el que analiza el bienestar de las personas en distintos rincones del mundo, como parte de una iniciativa promovida por la organización londinense Happy City Hub. El estudio relaciona directamente la calidad de vida con la sensación de felicidad que hay entre los ciudadanos, extrayendo como resultado final un listado de las 200 ciudades que más sonríen del mundo.

Este peculiar índice se basa en aspectos como la gobernanza, el medio ambiente, la economía o la movilidad, de forma que las ciudades pueden sumar puntos si, por ejemplo, cuentan con un número adecuado de zonas verdes, o si los transportes públicos incluyen "sistemas de pago amigables" para hacer más fácil el uso de los mismos. 

Teniendo todos estos puntos en cuenta, no sorprende que España también forme parte de ese ranking. Lo hace no con una, sino con cinco ciudades que se sumaron a la lista en 2023 a partir del puesto 69, con Bilbao como líder de la felicidad en el país, un resultado que a muchos ha pillado por sorpresa, en especial a los amantes del clima mediterráneo.

Imagen de archivo del casco antiguo de Bilbao.

Imagen de archivo del casco antiguo de Bilbao. iStock

Parece que en la capital de Vizcaya saben poner buena cara al mal tiempo, porque lo cierto es que esta se alza con la victoria en la lista situándose por encima de Madrid (en el puesto 95), Barcelona (en el 115), León (en el 119) y Valencia (en el 125), conocida por ser una de las ciudades con mejor calidad de vida del país. 

¿Qué tiene de especial?

Siempre hemos escuchado ese refrán de "hay que bajar al sur para no perder el norte", pero según la organización británica más convendría ir actualizándolo a los nuevos tiempos. La capital de Vizcaya es una de las más sonrientes del globo y destaca en el panorama internacional por su gastronomía, su oferta cultural, y, sobre todo, el compromiso de la ciudad con el bienestar de quienes viven en ella. 

Tanto es así que, en 2012, el entonces alcalde Iñaki Azcuna fue galardonado con el Premio Alcalde del Mundo, un galardón que le llegó de parte de la fundación City Mayors de Londres y por el que su nombre dio la vuelta al mundo entero. En declaraciones a BBC Mundo, el político no dudó en contestar que "ser un buen alcalde reside en la transparencia, la honestidad y la cercanía con la gente, además de la buena gestión económica". 

A él se le atribuyen numerosos méritos y acciones por mejorar la vida en la ciudad. Desempeñó un papel importante en la transformación turística de Bilbao, que a lo largo de las últimas décadas ha pasado de ser una localidad industrial a convertirse en un epicentro mundial del turismo y las artes.  

Exteriores del museo Guggenheim.

Exteriores del museo Guggenheim. iStock

Tranquilidad y confort

Bilbao es una de las ciudades con más encanto de España, y quienes viven en ella lo saben mejor que nadie. Su población es de unos 350.000 habitantes, por lo que no es ni demasiado grande ni tampoco la podemos considerar pequeña. Su transporte público es uno de los más limpios del mundo, aunque quizás lo que más destaque de ella es que es posible recorrerla de punta a punta en tan solo media hora. 

Eso, claro está, si antes uno no se deja llevar por la variada oferta de pintxos y tapas que ofrece la ciudad. En Bilbao se come tan bien que es difícil encontrar cadenas de comida rápida, y es que aquí el tema del buen comer se toma muy en serio (no es de extrañar, si tenemos en cuenta que País Vasco es la comunidad con más Estrellas Michelín del país). 

A su alrededor tampoco falta naturaleza: la ciudad está encerrada entre montañas, y, aunque no tiene playa, a muchos les basta con darse un paseo por la ría para disfrutar de los paisajes que ofrece la ciudad. En ella, es posible ver a gente haciendo paddle surf o disfrutando de una tarde de piragua en la ciudad más alegre del país.

También bate récords

La capital vizcaína es conocida por albergar uno de los museos de arte contemporáneo más importantes de Europa, el Guggenheim. Pero además del centro, también cuenta con otros puntos que hacen de esta una ciudad llena de vida: la Plaza Nueva, el estadio San Mamés, la catedral de Santiago o el mercado de la Ribera, que incluso cuenta con un récord Guinness. 

Según confirma el portal Bilbao Secreto, este último fue catalogado en 1990 como el mercado municipal de abastos más completo, más grande en cuanto a número de puestos y el mayor entre los mercados cubiertos de Europa, aunque a día de hoy ya no ocupa ese puesto. 

Detalle de la fachada del mercado de la Ribera.

Detalle de la fachada del mercado de la Ribera. iStock

No fue la única ocasión en la que los bilbaínos batieron un récord: también aparecen en el libro por protagonizar hazañas tan peculiares como el chasquido más ruidoso del mundo (por encima de los 83 decibelios), la carrera que llenó la ría de 30.000 patitos de goma en 2013 o los cuatro Guinness que acumulan David Calvo y su cubo de Rubik. Entre ellos, destaca el de completar 185 cubos en una hora.

Una ciudad de mitos y leyendas

Cuando decíamos que la historia de Bilbao está rodeada de mitos lo hacemos con razones, y uno de ellos gira en torno a los rumores de que esta, por una noche, se pareció más a la ciudad de los canales que a una capital en el interior del País Vasco. 

Aunque cueste imaginarlo, la leyenda es cierta: así lo documenta el archivo del Ayuntamiento de la ciudad. En 1872, la Plaza Nueva fue inundada para celebrar una fiesta veneciana durante la visita de Amadeo I de Saboya.

Los vecinos crearon un estanque artificial, se disfrazaron de venecianos y navegaron en góndolas, dando lugar a una fiesta acuática de lo más particular que también se repitió en 1879, para representar la boda del Dux con el mar Adriático en una obra de teatro al aire libre.