¿Sabías que si se redujera a la mitad el consumo de carne, lácteos y huevos en la UE, se disminuiría en un 25-40% la emisión de gases de efecto invernadero y se utilizarían un 23% menos de tierras de cultivo per cápita? Este interrogante, planteado por ProVeg, organización de concienciación alimentaria con la misión de reducir el consumo mundial de animales, suscita otro: ¿quiénes son aquellos que están tratando de tener un impacto positivo para lograrlo?

Antes de responder a esta cuestión hay que detenerse a evaluar cómo sería un mundo donde se come menos carne. Según una investigación de 2016, liderada por Marco Springmann del Programa Oxford Martin sobre el futuro de la alimentación, la transición hacia dietas más vegetarianas podría reducir la mortalidad mundial entre un 6 y un 10% y las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la alimentación entre un 29 y un 70% para 2050

Otro equipo de investigadores, también liderado por Springmann, descubrió en 2018 que sería necesario un cambio global hacia una dieta flexitariana para mantener el calentamiento global por debajo de los 2 °C, un consenso político alcanzado en el Acuerdo de París de 2015.

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Además, el ciudadano medio debería comer un 75% menos de carne de vacuno, un 90% menos de carne de cerdo y la mitad de huevos, y triplicar el consumo de alubias y legumbres y cuadruplicar el de frutos secos y semillas. 

¿Quién lo está haciendo?

La respuesta es más sencilla de lo que parece: todo el mundo. Cada vez es más frecuente el consumo de productos procedentes de la ganadería ecológica o extensiva. Desde algunas organizaciones animalistas y mediambientalistas se han promovido campañas para renunciar temporalmente al consumo de productos de origen animal: Veganuary, Lunes Sin Carne, Día Mundial Sin Carne o La Semana Sin Carne son algunas de ellas. 

Y hay quienes renuncian, ocasional o permanentemente, a comer carne: los flexitarianos —que incluyen a los pollotarianos, pescetarianos y climarianos—, los vegetarianos (veggies—que incluyen a los ovovegetarianos, lactovegetarianos y apivegetarianos— hasta llegar a los veganos. También existen otras dietas sin carnes como la apivegetariana, que renuncia al consumo de productos de origen animal a excepción de la miel. 

Con respecto a los primeros, los flexitarianos, serían aquellas personas que han decidido reducir drásticamente su consumo de carne y/o pescado, alimentándose principalmente de frutas y verduras. En el punto intermedio se encuentran los piscitarianos, que no renuncian a la ingesta de productos pesqueros. Por su parte, los veganos abnegan cualquier producto derivado de los animales o que presente indicios de haberlos utilizado en su desarrollo.

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Cada vez son más los que deciden interrumpir su consumo cárnico. Según los datos de la consultora Lantern en el estudio The Green Revolution 2021, en España, el 13 % de la población adulta se reconoce como flexitariana (10,8%), vegetariana (1,4 %) o vegana (0,8%). La suma total de veganos más vegetarianos creció un 12% en comparación con las cifras de 2019.

La ética vegetariana

La ética es la principal razón que mueve a las personas a suscribir dietas muy bajas en proteína animal, según la mayor encuesta a la población veggie en España, elaborada por ProVeg Internacional y VeganaGal.

Según un estudio publicado en Our World In Data, en 2018 se sacrificaron 69.000 millones de pollos, 1.500 millones de cerdos, 650 millones de pavos, 57.000 millones de ovejas, 450 millones de cabras y 300 millones de reses; lo equivalente a 9 animales por persona. A la preocupación por el bienestar animal, le siguen otras razones como la sostenibilidad, el medioambiente o la salud

También las razones religiosas son un motivante para seguir una dieta vegana. El hinduismo, budismo, rastafarianismo y jainismo incluyen en sus credos la filosofía de no dañar a los animales y muchos de sus creyentes siguen ese principio limitando sus dietas a los vegetales. 

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El macrosondeo de ProVeg Internacional y VeganaGal revela que los productos estrella en nuestro país son la leche vegetal, el tofu, la soja y el guisante texturizados, las hamburguesas vegetales y las tiras o bocados que emulan la carne de pollo.

Crudiveganos

Siempre hay quienes llevan las ideas al extremo. Este es el caso de los crudiveganos, que además de excluir todos los alimentos de origen animal, se limitan a consumir frutos, hortalizas y semillas completamente crudas o calentadas a temperaturas por debajo de los 48º centígrados. Así se combina el veganismo y el crudismo. 

Aunque se suele citar como precedente a los ermitaños y monjes que practicaban el ascetismo, como Juan de Egipto, las dietas contemporáneas de alimentos crudos —crudistas— se empiezan a desarrollar por primera vez en Suiza de la mano del médico y nutricionista Maximilian Bircher-Benner (1867-1939). 

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Pero esta idea ya se había popularizado unos años antes, cuando el ministro presbiteriano y reformador de la dieta Sylvester Graham —padre del vegetarianismo en Estados Unidos— la promovió como una manera para evitar enfermedades. Durante los años posteriores, muchas personas han asegurado que comer alimentos crudos cura las dolencias y lo han documentado en distintas obras. 

Una dieta crudivegana suele ser rica en frutas, verduras, frutos secos, semillas, cereales germinados y legumbres. Y suele suprimir el consumo de alimentos procesados. 

Dentro de las personas que optan por esta dieta, hay quienes deciden hacerlo solo durante unas horas: los llamados crudiveganos hasta las 4 (Raw Till 4). Estos se alimentarían exclusivamente de frutos, verduras y semillas hasta las 4 de la tarde. Y seguirían otros principios como beber de 3 a 4 litros de agua al día, no tomar cafeína, limitar el consumo a 1.000 calorías tanto en el desayuno como en la comida, no tomar aceite y hacer ejercicio a diario.

Frutarianos

El frutarianismo o frugivorismo es una dieta que se limita al consumo de partes plantas que pueden recolectarse sin provocar daños a las plantas, es decir, frutas y semillas. La mayor externalidad de esta dieta está en las carencias nutricionales que provoca. Un estándar de los frutarianos es que entre el 55% y el 75% de lo que se consuma sea fruta cruda. 

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El fundador de Apple, Steve Jobs, fue frutariano, suplementando la dieta con nueces, semillas y granos. Un dato anecdótico es el del actor Ashton Kutcher que para preparar el papel de Jobs emuló su dieta. “Empecé a beber solamente zumo de zanahoria sin parar durante el día" declaró en el programa Hot Ones en 2019. Esta dieta podría haber sido la razón por la cual tuvo que visitar el hospital dos veces por pancreatitis. 

Bromeando, el actor estadounidense dio con la moraleja de la historia: "No bebas demasiado zumo de zanahoria", señaló Kutcher en el programa. En la práctica, los frutarianos suelen seguir la norma 80-10-10: el 80% de las calorías proceden de frutas y verduras frescas, el 10% de proteínas y el 10% de grasas.

'Vegano de nivel 5'

Dentro del amplio espectro vegano se pueden distinguir varios niveles. Hay quienes lo llevan como un simple cambio de hábito dietético, mientras que otros hacen de ello su estilo de vida. Algunos de los productos que evitan, incluyen productos ni subproductos animales, como la cera de abeja, la gelatina —presente en la mayoría de gominolas— y la grasa animal. Incluso en la ropa, no adquieren prendas de cuero, seda y lana. Dentro de los niveles veganos este sería el segundo.

El que verdaderamente se lleva la guinda es el 'vegano de nivel 5'. Se trata de un concepto anecdótico y satírico que se origina en el episodio de los Simpson Lisa la ecologista, emitido en el año 2000.

Esta forma de veganismo está fuera de lo imaginable: no comer nada que arroje sombra. Podría parecer una tarea muy ardua, en caso de que no seas un personaje de dibujos animados. Lo cierto es que este concepto parodia a las personas que llevan el veganismo hasta el extremo. 

Sobre todo en el mundo mediático anglosajón se han difundido filosofías vegetarianas y veganas muy particulares. No comer nada que tenga madre, que tenga cara, o que tenga culo. Hay hasta un credo de personas con la convicción de que es suficiente respirar para nutrirse y vivir: los respiracionistas o aerivoristas

Sea cual sea la dieta que sigas, por lo general, una reducción de la cantidad de carne consumida puede tener consecuencias positivas para la salud, pero siempre habiéndolo consultado antes con tu médico de cabecera. Los estudios demuestran que las personas con dietas predominantemente vegetales son menos proclives a padecer obesidad, enfermedades cardiacas y diabetes de tipo 2. A estos beneficios se suman los efectos positivos sobre el medioambiente.