Imagen de archivo de un cielo lleno de fuegos artificiales.

Imagen de archivo de un cielo lleno de fuegos artificiales. iStock

Historias

Fuegos artificiales y petardos o cómo arruinar la Nochevieja a personas autistas y animales

Una de las principales ilusiones del Año Nuevo es ver los fuegos artificiales, pero para animales y colectivos vulnerables resulta ser una pesadilla. 

31 diciembre, 2022 02:16

El espectáculo de luces y sonidos ilumina los ojos e inspira sonrisas en estas fechas, pero esta bendición no es tan buena como suena. El uso indiscriminado de pirotecnia tiene consecuencias severas para personas mayores, bebés, mascotas, animales silvestres y otros colectivos vulnerables. 

Entre los colectivos más afectados por los artificios, se incluyen las personas con autismo, trastornos del procesamiento sensorial o las que padecen hiperacusia. Estas personas no perciben los sonidos como el resto de personas. Sufren una respuesta negativa y/o exagerada a los estímulos sensoriales que ocurren en los oídos. 

Tal como apuntan desde la Confederación Autismo Españalos petardos y la pirotecnia sonora pueden resultar especialmente molestos para las personas con TEA hipersensibles al ruido. Irritabilidad, nerviosismo, miedo o ansiedad, estas son algunas las respuestas que pueden provocar los estruendos. Incluso algunas de ellas sienten la necesidad de huir y buscar un sitio tranquilo y seguro. 

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Además del potencial daño sensorial que pueden provocar, se suman otros riesgos como accidentes o quemaduras durante su manipulación. Los fuegos artificiales también tienen consecuencias sobre el medioambiente. Con su ignición, se desprenden polvos finos de colorantes metálicos, productos químicos y humos, que afectan a la calidad del aire y, si llueve después, a los sistemas de aguas de las ciudades. 

Por estas razones, si se van a encender petardos u otro tipo de pirotecnia, se recomienda mantener una buena planificación y comunicación para no causar problemas en el entorno. Avisar a los vecinos si se van a lanzar fuegos artificiales, llevar protectores auditivos o incluso ver los fuegos artificiales por televisión en casa, pueden contribuir a aliviar el estrés y la ansiedad de los más vulnerables y prevenir accidentes. 

Petardazo para el oído

El ruido intenso puede provocar una pérdida auditiva temporal o permanente en función del nivel de ruido al que estemos expuestos. Los cohetes y petardos son los que más daño puede producir, llegando a causar traumas acústicos o pérdida auditiva unilateral o bilateral, que pueden resultar irreversibles. 

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La explosión de un petardo puede generar entre 65 y 120 decibelios (dB). Es precisamente en este límite donde está el límite seguro de sonoridad. En la Unión Europea está prohibida la fabricación de artículos de pirotecnia que excedan estos límites. 

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que para evitar problemas de audición, se mantenga un nivel de sonido máximo de hasta 100 dB. Para hacerse a la idea, el ruido de un timbre está en torno a 80 dB, mientras que el ruido que puede provocar un avión en su despegue está en torno a los 140 dB. 

Un llamamiento a la acción

Varias entidades sin ánimo de lucro se han manifestado en contra del uso de pirotecnia durante estas fiestas. La Fundación Franz Weber ha reclamado "no emplear productos pirotécnicos como forma de festejar". Mientras que la Confederación Autismo España ha lanzado un comunicado donde se insta a "buscar alternativas a los petardos, para que todos podamos disfrutar de las fiestas navideñas".

Otros colectivos han dirigido su queja a la Administración Pública, y más concretamente, a los ayuntamientos, que son los encargados de la normativa que regula la contaminación acústica.

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Los Colegios Oficiales de Veterinarios (Covib) y Psicología (Copib) de Baleares alertaron a través de una carta a la Federación de Entidades Locales de Baleares (Felib) del nocivo impacto de la pirotecnia sobre la salud de los animales y las personas

En el caso de los animales, su impacto es "destacable, generando problemas en la salud a causa del miedo y la ansiedad, lo que afecta directamente a su bienestar", señaló Ramón García, presidente del Covib. Si bien podemos limitar el impacto del ruido de los petardos y fuegos artificiales sobre las mascotas, esto no sucede con los animales silvestres, que no pueden “escapar” del ruido. 

Para ilustrar el problema, solo hay que echar la mirada hacia atrás. En la mañana del 1 de enero de 2021, las calles de Roma se habían convertido en un cementerio de aves. La muerte de estos animales parecía estar relacionada con la despampanante exhibición ruidosa de petardos y fuegos artificiales de la noche anterior. 

Conscientes de estas externalidades, algunos ayuntamientos de todo el mundo, como el de Bruselas, Yakarta o Berlín (en algunas zonas) ya han decidido prohibir el uso de pirotecnia en las celebraciones de fin de año. En España, algunos ayuntamientos, como el de Cáceres, han establecido directrices y sanciones contundentes respecto a su uso no autorizado. 

¿Cómo protegerse?

Una de las mejores recomendaciones es mantenerse alejado de la fuente de sonido. Una distancia segura es situarse a 20 o 30 metros de las zonas de explosión

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El doctor José Manuel Morales Puebla, vocal de la comisión de Otología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), recomienda el uso de protecciones auditivas (cascos o tapones) a aquellas personas a las que les gusta acercarse a ver los espectáculos de fuegos artificiales. "Estar expuesto a fuegos artificiales o petardos puede producir un daño irreversible al oído", explica. 

Además, advierte del peligro de hacer estallar petardos cerca del sistema auditivo: "Si se produce una explosión de petardo demasiado cerca, la onda expansiva puede llegar a perforar el tímpano". 

Y recuerda que hay que ser muy precavidos y educar en estas cuestiones de salud auditiva, porque "con exponerse una sola vez a la intensidad suficiente, ya va a existir el daño".

Si estamos en casa y sobre todo si tenemos a nuestro cargo personas vulnerables o mascotas, podemos cerrar ventanas y contraventanas antes de que comiencen los ruidos molestos, y si es posible aprovechar ruidos de fondo, como el de la radio o televisión, que cubra los que llegan del exterior.

Tampoco hace falta recordar que la mejor de las protecciones pasa por pensárselo dos veces antes de encender un petardo