Los 'stickers' como forma de comunicación: cuando Villarejo o Jesucristo saben que has borrado un mensaje

Los 'stickers' como forma de comunicación: cuando Villarejo o Jesucristo saben que has borrado un mensaje

Historias

Cuando Villarejo o Cristo saben que has borrado un mensaje: el 'boom' de los 'stickers' para comunicarse

'Millennials' y Generación Z apuestan por este tipo de imágenes para expresar más mátices que nunca en sus conversaciones de WhatsApp.

18 agosto, 2022 00:27

De pequeños, los millennials intercambiaban pegatinas, cromos y tazos. Ahora, se dedican a pasarse entre ellos los conocidos como stickers (o pegatinas, en español) en sus conversaciones de WhatsApp. Capaces de transmitir emociones complejas, esta nueva forma de comunicarse ha desbancado, incluso, a los tradicionales emojis (emoticonos).

Poco a poco, la comunicación a través de las redes sociales ha ido evolucionando hacia formas cada vez más simples y directas. De esta forma, la escritura ha sido gradualmente reemplazada por GIFs, emojis y stickers. Todos ellos constituyen lenguajes nuevos, mucho más visuales e inmediatos que los textos de toda la vida. 

La fiebre de los 'stickers'

De entre todas estas opciones, los stickers parecen ser los preferidos por muchos usuarios digitales. Lo que los diferencia de los emojis es que su oferta es menos limitada (la de los emojis suele dependre del sistema operativo del dispositivo, mientras que la de los stickers suele ser potencialmente ilimitada), y además proporcionan a los usuarios la posibilidad de ser creativos y crear sus propios diseños.

[¿Se han quedado viejunos los emojis?]

Los stickers son mucho más recientes que los emojis. Nacieron en 2011, de la mano de aplicación de mensajería instantánea LINE, y en pocos años han superado a los emojis en popularidad. En Facebook Messenger, por ejemplo, los stickers se usan 16 veces más que los emojis. 

También en WhatsApp ha ganado terreno este soporte, desde que, en 2018, Facebook los incorporara a la aplicación, permitiendo además que los usuarios usaran sus propios diseños. En 2021, Whatsapp fue un paso más allá y anunció que los usuarios podrían crear sus diseños sin tener que salir de la app.

La fiebre de los stickers ha llegado también a los famosos, y algunos de ellos incluso han sabido sacarle rédito económico. Kim Kardashian, por ejemplo, sacó en 2015 una aplicación, llamada Kimoji, a través de la cual los usuarios podían descargar y usar emojis y stickers con la cara de la it-girl. La app se convirtió entonces en una de las aplicaciones de pago más descargadas del mundo, y, según Forbes, supuso que en el bolsillo de la estrella entraran cada minuto un millón de dólares. 

[Emojis de famosos (y de pago): un nuevo filón]

¿Un nuevo lenguaje?

Pero los sticker no son sólo un fenómeno comercial. Al contrario, constituyen un sistema de comunicación que, a pesar de sus limitaciones, puede reemplazar a veces a la escritura. En algunos chats, el texto brilla por su ausencia, y el único intercambio comunicativo que se da es a través de este soporte. 

Y es que los stickers, al igual que las palabras, significan cosas. Un sticker puede transmitir información muy completa acerca de las emociones o las intenciones del emisor, aunque también puede ser ambiguo. Como las palabras, los stickers son significantes multívocos, lo que quiere decir que su significado no es único, sino múltiple. De ahí que a veces pueda ser difícil descifrar lo que alguien quiere decirnos cuando nos manda uno de estos. 

Para hacer más fluida la comunicación mediante este soporte, los más expertos elaboran sus propias colecciones de stickers —en China las llaman biaoqing— para distintas situaciones comunicativas. De esta forma, los stickers que significan enfado estarían en una colección distinta a los que significan alegría o los que sirven para iniciar una conversación.

[Cómo crear nuevos stickers para WhatsApp en seis pasos]

Además, los stickers cumplen una función desinhibidora muy valorada por algunas personas, para quienes resulta más sencillo empezar una interacción con un sticker que con un mensaje de texto. A saber cuántas parejas empezaron a hablar a partir de que uno de ellos se lanzara finalmente a enviar un sticker

Los 'stickers' no tienen edad

Aunque los usuarios de apps de mensajería que más acuden a los stickers son los que tienen entre 18 y 36 años —y pertenecen por tanto a las generaciones Z y milenial—, su empleo se está extendiendo también a otros segmentos de la población, probablemente por efecto contagio. 

Muchos hijos se comunican con sus padres y otros familiares recurriendo habitualmente a stickers y emojis, así que a estos no les queda más remedio que asimilar el lenguaje de los más jóvenes. De esta forma, los stickers se están popularizando también entre las generaciones más mayores y, en principio, menos adaptadas a las particularidades de la comunicación digital.