Participantes en el programa ‘Aquí vive una estrella’, de la ONG Amigos del Pueblo Marroquí Itran en mayo de 2022.,

Participantes en el programa ‘Aquí vive una estrella’, de la ONG Amigos del Pueblo Marroquí Itran en mayo de 2022., Cedida Itran

Historias

‘Aquí vive una estrella’, el programa que evita el abandono escolar de las niñas bereber en Marruecos

La ONG española ITRAN ayuda a que casi un centenar de niñas continúe sus estudios de secundaria en tres poblaciones marroquíes.

6 agosto, 2022 01:08

'Aquí vive una estrella' es el cartel que se lee en casi medio centenar de puertas bereberes en cuatro aldeas de Erfoud, localidad árabe en el sur de Marruecos. En cada una de esas casas viven estudiantes escolarizadas con la ayuda del programa de apadrinamiento de la oenegé Amigos del Pueblo Marroquí Itran, con sede en Barcelona.

Cada chica tiene un padrino o madrina que le dona 10 euros mensualmente para sufragar los gastos de envío al colegio y su vestimenta escolar. La entrega se hace en mano a cada beneficiaria acompañada de su padre o madre para “evitar que los políticos locales se queden con el dinero”, afirma Mohamed Alami Susi, presidente de Itran.

El objetivo principal es “evitar el absentismo escolar y fomentar un futuro mejor para ellas y sus generaciones. Igualmente, se pretende impulsar el papel de la educación como herramienta para garantizar un mejor progreso”, aseguran desde Itran.

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Ser una familia necesitada es un requisito, pero también se tienen muy en cuenta los resultados escolares, que deben ser buenos “porque les pedimos los expedientes académicos y si no aprueban, se les da una oportunidad, se estudia porqué han bajado su rendimiento; y si no se les saca del programa y la ayuda se destina a otra niña”, explica Mercedes Creus, responsable de esta iniciativa.

Siempre con el compromiso de estas familias a alimentar a sus hijas de manera adecuada, preocuparse de la higiene, tanto de la niña como de la casa, así como a mantener un ambiente familiar en el que la niña se pueda desarrollar tanto a nivel emocional, como académico. Además, por supuesto, de garantizar la asistencia diaria a la escuela y el seguimiento de sus progresos educativos.

De esta manera, se evita también que no saquen a sus hijas del colegio cuando, por ejemplo, les viene la regla, como es habitual en las zonas rurales, por miedo a embarazos no deseados, o para ponerlas a trabajar.

“No pudimos convencer a los padres de una niña superdotada para que siguiera estudiando”, lamenta Alami. Varias personas de la asociación acudieron a visitar a la familia, pero la única solución que les dieron fue encontrarle un marido y que este decidiese. "Para los padres, su hija tenía la edad de casarse y con 17 años ya andaba muy justa de tiempo", explica el presidente de Itran.

Un grupo de participantes en el programa de escolarización.

Un grupo de participantes en el programa de escolarización. Cedida Itran

Además de la falta de transporte en zonas alejadas de los centros de estudio, tampoco existe un marco de higiene adecuado debido a la falta de agua o a que cuentan con un solo baño para compartir.

De esta manera, dejan de escolarizar a sus niñas al finalizar los estudios de primaria, coartando su evolución personal y profesional. “Existe desigualdad entre los niños y las niñas en cuento a la escolarización, sobre todo en el mundo rural”, confirma Mehdi Azdem, de la asociación Racines en Casablanca.

“Los baños rotos, mixtos o que no cumplen con los cánones de higiene son motivo de la no escolarización de las niñas. Los padres rechazan que las hijas entren en un baño con los niños”, explica Azdem a EL ESPAÑOL.

De hecho, esta organización puso en marcha el proyecto Speak Art sobre la educación nacional, donde se trata el abandono escolar de las niñas. “Se explica como hay un problema de infraestructuras en los centros. Se orienta a la sociedad marroquí para solucionar el abandono escolar y se intenta remediar para que haya una igualdad en los colegios entre las niñas y los niños”, detalla Azdem.

Se trata de un trabajo para cambiar las mentalidades con campañas de sensibilización y de comunicación.

84 niñas apadrinadas

El programa de Itran es modesto, pero con la colaboración de la ONG local Essom alcanza ya a 84 niñas, la mayoría en enseñanza secundaria, de Erfoud, Midelt y Amellagou (región de Mequínez). Se trata de zonas rurales, donde la tasa de analfabetismo es alta, sobre todo en las mujeres.

Entre los beneficiarios hay algunas estudiantes universitarias, porque el apadrinamiento comenzó hace 15 años en Erfoud con niñas que ahora ya están en la facultad. La duración del contrato es hasta la mayoría de edad de la niña, o hasta que el padrino desee finalizarlos. Igualmente, ayudan a Mohamed, un chico con síndrome de Down, y a otras niñas con discapacidad, incluso a una madre menor soltera.

Hasta allí, lo más recóndito del país, casi en el desierto, frontera con Argelia, llegan los voluntarios de Itran. EL ESPAÑOL acompañó a la oenegé en un viaje a Erfoud, donde los directores de los colegios colaboran con el programa para lograr que las alumnas continúen sus estudios. Se hace un seguimiento constante de la escolarización de las niñas para que se cumplan los objetivos.

Las mujeres esconden su ropa moderna bajo mantos negros que enrollan alrededor de su cuerpo. Ocultan incluso su cara si pasa un hombre. La primera impresión es que aquello no se parece al Marruecos turístico, al de las grandes ciudades con zocos y diversión, también está lejos de las playas surferas con hoteles de lujo.

Luchar contra el analfabetismo

Más del 35% de analfabetismo en Marruecos se da en mujeres, frente al 16% en los hombres, según los últimos datos publicados por UNESCO en 2018.

Por su parte, la Agencia Nacional de Lucha contra el Analfabetismo en el país vecino asegura que la tasa ha disminuido en los últimos años, pero no está disponible la cifra actual. En 2014, rondaba el 32%, equivalente a 8.600.000 personas.

Los responsables de la agencia sostienen que el porcentaje ha mejorado desde 2014, si se tiene en cuenta el número de personas (más de un millón anual) que han seguido los programas de alfabetización llevados a cabo en alianza con organizaciones de la sociedad civil y con el Ministerio de Asuntos Islámicos.

La lucha contra el analfabetismo en Marruecos se limita a la educación de las competencias básicas: lectura, escritura y aritmética, además de habilidades que faciliten la integración en la vida cotidiana. Para ello tiene tres niveles, el tercero dura dos años y se dirige a artesanos, a marineros y a agricultores.

En todo caso, la agencia marroquí tiene el objetivo de reducir la tasa general de analfabetismo al 10% para 2026. Algo que se desconoce si se podrá alcanzar porque la covid ha afectado al suspender los programas y no impartir clases online.

De momento, las mujeres son las principales beneficiarias de los programas de alfabetización, aunque en las zonas rurales es muy inferior. En la temporada de lectura de 2019-2020, antes de la pandemia, un 87% de las inscripciones eran de mujeres, mientras en el campo suponían el 57%.

Las cifras del analfabetismo

Nabila Mounib, secretaria general del Partido Socialista Unificado (PSU), denunció en una entrevista con EL ESPAÑOL durante su campaña electoral de 2021 que “el 47% del analfabetismo se da entre mujeres, mientras entre los hombres es del 27%. Las mujeres son víctimas de mucha violencia”.

Por ello, en su partido político, considerado en sus comienzos en 2016 como el Podemos marroquí, defienden que “hace falta sensibilización para la campaña de igualdad y respeto de la mujer porque estamos en una sociedad patriarcal”.

En la lista de espera de apadrinamiento en Itran, otras chicas aguardan su turno para recibir las ayudas. Serán las siguientes en asegurar sus estudios al menos por un año. El objetivo de la oenegé es llegar al centenar de niñas apadrinadas

Tras el verano, con el inicio del nuevo curso, se entregará el kit escolar con distinto material para los estudios. La ayuda incluye también la ropa y el calzado a la familia dos veces al año, lotes de alimentos de primera necesidad y anualmente, cuando es posible, una bici, un móvil o un ordenador.