Carga de carbón.

Carga de carbón. Kiko Delgado EFE

Historias

Vuelve el ‘fantasma’ del carbón a España: llegan toneladas por mar a centrales recién activadas

En plena crisis energética, países como España recurren a fuentes como el carbón para equilibrar los precios desorbitados del mercado, algo que pone en peligro los objetivos climáticos de la UE para 2030.

17 marzo, 2022 03:23

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El Golden Savannah, un buque de bandera hongkonesa con origen en el puerto ruso de Taman Anch, llegó el pasado 4 de marzo a Algeciras para desembarcar unas 160.000 toneladas de carbón. Su destino era llegar a la central térmica de Los Barrios, en Cádiz, reactivada tras un año de parón en el que se pretendía avanzar hacia su cierre definitivo.

Este barco abandonó el puerto español el 14 de marzo, pero es posible que no sea el último. Como asegura Javier Gil, portavoz de AGADEN-Ecologistas, existen informaciones de que llegarán más toneladas los próximos meses: "Las centrales térmicas necesitan energía, necesitan su materia prima".

En la otra punta de nuestro país, la central térmica de As Pontes, en A Coruña, recibirá las próximas semanas más material descargado de dos buques carboneros con destino al puerto exterior de Caneliñas. Allí, según fuentes consultadas por Europa Press, podrían desembarcar hasta unas 235.000 toneladas de carbón, repartidas en 70.000 en uno de los barcos y las 165.000 restantes en otro.

Ambas son dos centrales que se encaminaban hacia su cierre definitivo, pero cuyo proceso operativo de finalización se ha visto interrumpido. La escalada en los precios de la energía están provocando que países como el nuestro acudan de forma temporal a otras fuentes de energía como el carbón.

Y más, si cabe, en plena guerra de Ucrania, que está acelerando en la Unión Europea la necesidad de desconectarse del gas ruso para evitar la escalada de precios. De Rusia, de hecho, Europa obtiene hasta el 40% del gas que consume y en torno a un tercio del carbón.

Los cargamentos de este combustible fósil, de hecho seguirán llegando. Son, junto a las renovables y el gas procedente de otros países, una alternativa a la energía de la que proveía a Europa el país ruso.

En la central de A Coruña, por ejemplo, arribaron hasta tres buques para reactivar una central cuya petición de cierre sigue vigente. Entre los meses de octubre y diciembre, se descargaron hasta 177.000 toneladas de carbón en Galicia. Además, a su personal se le ha prorrogado el contrato hasta el próximo 31 de mayo.

La escalada en los precios de la energía están provocando que países como el nuestro acudan al carbón para equilibrar los precios del mercado

En lo que concierne a la central de Algeciras, ya está operativa y proporciona energía al mercado energético. La compañía a su cargo, no obstante, asegura que es una puesta en marcha temporal en función de la evolución del mercado, porque después pretende desmantelar la instalación para iniciar un proyecto de energías limpias basado en el hidrógeno verde.

Además de estas dos centrales, hay otras dos que están aún hoy operativas en nuestro país, como son la de Aboño y la de Soto de Ribera, ambas en Asturias, y para las que está previsto su cierre este 2022. Como cuenta Paco Ramos, responsable del área de energía en Ecologistas, esta comunidad aún hoy mantiene un nivel ya de por sí históricamente alto en el que el carbón "es casi un monocultivo".

Central de As Pontes, en A Coruña.

Central de As Pontes, en A Coruña.

¿Habrá un adiós al carbón?

El conflicto con Rusia ha intensificado la crisis que ya se llevaba viviendo en Europa desde hace un año. Según datos recogidos por Bloomberg, las plantas del continente llegaron a quemar hasta un 51% más de carbón que en el año anterior. Y es que se trata de una alternativa rápida al gas y es una opción para satisfacer la demanda de energía. Sin embargo, nada sale gratis.

Esta vuelta –se espera– temporal del carbón tiene un efecto directo en la emisión de gases de efecto invernadero. Su quema genera emisiones de dióxido de carbono y la minería subterránea, gas metano. Además, la contaminación del carbón llega a permear en el agua y en la tierra, y es perjudicial para la salud, ya que aumenta el riesgo de asma y otras enfermedades de tipo cardíaco e, incluso, cáncer.

Debido a este efecto perjudicial tanto en la salud de las personas como en el medioambiente, países como el nuestro llevan persiguiendo la descarbonización completa en los últimos años. Una decisión aún más presente tras la decisión vinculante de la UE para reducir las emisiones en al menos el 55% para 2030 y llegar a ser climáticamente neutra en 2050. Para ello, los miembros comunitarios deben descarbonizar la energía que consumen.

En diciembre del año pasado, Frans Timmermans, vicepresidente ejecutivo para el Pacto Verde Europeo, declaró que "Europa debe dar cierre a la época de los combustibles fósiles y recurrir a fuentes de energía más limpias. Esto pasa, entre otras cosas, por sustituir el gas fósil por gases renovables y gases hipocarbónicos, como el hidrógeno". 

El carbón se convierte en una alternativa rápida al gas y en una opción para satisfacer la demanda de energía

No obstante, la situación actual de crisis energética pone un punto y aparte en esta transición, porque además del nuestro, países como Alemania han vuelto a reactivar sus plantas de generación de carbón. Algo preocupante puesto que este combustible fósil es el responsable de, al menos, el 40% de las emisiones globales de efecto invernadero.

Más recientemente, Timmermans señaló que "es una decisión soberana de cada Estado miembro decir: 'Vale, seguiremos un poco más con la nuclear o el carbón'". Así las cosas, volvía a insistir en que los países debían cumplir sus compromisos climáticos para el año 2030 en cuanto a reducción de emisiones.

Para Ramos, esta apuesta temporal por el mercado del carbón no es motivo de preocupación. A su juicio, aunque es cierto que ha habido un incremento en su uso, "representa un incremento marginal sobre una reducción inmensa producida en los últimos años".

Así, explica que en diciembre de 2021, la generación de carbón en nuestro país experimentó un aumento del 224% respecto al mismo mes del 2020, pasando de 222 gigawatios por hora a 721. "Esto es una mala noticia", asegura, pero añade que, en contexto, la realidad es que en el mismo mes de 2018, la generación de carbón suponía el 14% a nivel nacional. En el 2021, tan sólo el 2%.

"La guerra lo descompone todo", lamenta Ramos, pero, a pesar de ello, subraya que ahora nos encontramos en un plan de cierre de las centrales térmicas para avanzar hacia energías más limpias. Como señala el experto, "las renovables aún van a tardar un tiempo, pero mientras hay que seguir cubriendo espacios".