C.M. rescató a un centenar de mujeres activistas y sus familias de Afganistán.

C.M. rescató a un centenar de mujeres activistas y sus familias de Afganistán. Esteban Palazuelos

Historias

La Rescatadora: la española que sacó del infierno de Kabul a 100 afganos con la ayuda del móvil y una amiga

Un centenar de mujeres afganas y sus familias, que no estaban en la lista de evacuación de ningún país, consiguen aterrizar en Europa. Hablamos con la artífice de un rescate que se fraguó desde España.

2 septiembre, 2021 02:13

Un día te despiertas y tu futuro se ha borrado de un plumazo. Por distante que parezca, ese momento puede llegarle a cualquiera (casi) sin previo aviso. Así le ocurría este agosto a millones de personas en Afganistán, y sobre todo a los miles de mujeres y niñas de uno de los peores países del mundo para ser mujer.

Activistas, fiscales, abogadas, periodistas y trabajadoras de oenegé -todas ellas amenazadas por los talibanes- se descubrían, mientras Europa ultimaba su rescate a colaboradores, abandonadas, por la comunidad internacional, a su suerte. “Ellas son las verdaderas heroínas de la historia”, cuenta C.M. en una conversación con EL ESPAÑOL.

Ella, una amiga, sus teléfonos móviles y sus redes de contactos han hecho posible el rescate de las olvidadas, mujeres que llevan veinte años -incluso más- luchando por los derechos de sus “hermanas” afganas. Nos pide que no revelemos su nombre ni el de las que ha conseguido sacar de Afganistán pues, explica, teme por su vida. Pero más que nada teme por la de aquellas que aún no han podido escapar de emirato talibán.

Las cinco jóvenes rescatadas por C.M. embarcando en el avión del ejército español.

Las cinco jóvenes rescatadas por C.M. embarcando en el avión del ejército español. C.M.

Pero el futuro de las que ya están en suelo europeo, dio un vuelco gracias a una simple llamada de C.M. a “una importante escritora afgana” que conoce desde 2015 y que aún no ha podido salir del país. “¿Qué puedo hacer?”, le preguntó. Y con esa simple frase empezó a cambiar, sin proponérselo, el destino de un centenar de personas, empezando por el de cinco mujeres jóvenes que ya forman parte de su familia.

“Un contacto de otro país en otro continente me puso en contacto con una de ellas: estaban las cinco juntas en Kabul, sin familias, sin protección, sin hombres, y muertas de miedo”, cuenta C.M. con una cadencia en la voz que baila entre el orgullo -por la fortaleza de las jóvenes- y la emoción. Nos explica que se han evitado un destino, probablemente, atroz en manos de los talibanes.

Primer rescate en Kabul

Su primer mensaje para ellas fue decidido: “Stay strong” (sed fuertes). Y esas dos palabras les ayudaron a capear el temporal hasta aterrizar en España, como ellas mismas reconocen en un audio de WhatsApp de agradecimiento que su rescatadora nos reproduce. Pero su camino no fue fácil: eran cinco mujeres de entre 20 y 28 años, sin hombres a su lado, intentando salir de un Kabul asediado por los talibanes. Y sin visado.

“Lo más complejo de la situación era sacarlas de su casa, llevarlas a la zona correcta del aeropuerto y, todo ello, a la vez que conseguíamos salvoconductos para que pudiesen abandonar el país”, cuenta C.M. Sin salvoconducto se encontraban en un callejón sin salida.

El primer contacto fue con cinco mujeres de entre 20 y 28 años, sin hombres a su lado, que intentaban salir de un Kabul asediado por los talibanes

“Lo más problemático fue encontrar un país que quisiese darles un visado. Parecía una misión imposible hasta que los Gobiernos de España, Polonia y Portugal se ofrecieron a ayudar”, explica con lágrimas en los ojos. Gracias a España, explica, esas cinco primeras mujeres tienen ahora un futuro en nuestro país.

“Son mujeres jóvenes, con educación superior, con ganas de aprender español y por fin están a salvo”, explica la artífice de su rescate. Y recuerda: “Sé que van a ayudarnos a hacer de este país un lugar mejor aún, pero no solo ellas, sino todas las activistas  a las que hemos ayudado”.

Rescatando a una ministra

El camino de C.M. se cruzó también con un personaje inesperado: una exministra afgana que se había quedado atrapada en Kabul. Aunque el cargo que había ostentado era una diana en su espalda, consiguió cruzar la capital afgana hasta llegar al aeropuerto. Pero, en medio del caos, visado en mano, no fue capaz de alcanzar el avión antes de que emprendiese el vuelo.

Su periplo no acababa ahí: “Una vez en el aeropuerto se encontró con que no podía acceder a la puerta que le tocaba”, explica la artífice de su salida. Una avalancha de gente hacía imposible que quienes tenían visado llegasen a sus puertas de embarque. Y esto, antes de que los atentados desataran el caos.

Cuando al fin consiguió acceder al aeropuerto -gracias a unos soldados-, la exministra se encontró en la sala de espera para un vuelvo a un país que no era el que la acogería. C.M. explica que la llamó asustada. Estaba sola y nadie le daba una solución: “Nadie se responsabilizó de ella, nadie le decía cómo llegar a su avión”.

"Conseguir salvoconductos parecía una misión imposible hasta que  España, Polonia y Portugal se ofrecieron a ayudar”

“Gracias a mis contactos, conseguimos que un soldado de su país de acogida fuera a buscarla y la metiese en un vuelo de salida”, asegura su rescatadora aliviada. Ahora, está sana y salva en su nuevo hogar.

Un mañana mejor

El futuro de las cien personas a las que C.M., su amiga y sus contactos han conseguido sacar de Afganistán es incierto. Ahora empieza para ellas el largo proceso de la solicitud de asilo, pero también el de la integración.

Nuestra rescatadora prevé que las mujeres jóvenes que vienen sin familias son las que más fácilmente se integrarán. “Me preocupan las más mayores, que tienen que dejar atrás su carrera, con un idioma nuevo… y también los niños pequeños y cómo se van a adaptar al nuevo entorno”, dice.

Después de abandonar sus vidas, su país y, en algunos casos, sus familias, a estas mujeres no les queda más que empezar de cero. En un país que desconocen, con un idioma que no hablan. Ahora, empieza el gran reto de reconstruir sus vidas lejos de la amenaza talibán.