La percepción y la opinión de las personas acerca de las empresas y sus políticas de negocio está influyendo en sus hábitos y decisiones, ya sean de consumo o de empleo. Esto significa que los valores que se vinculen a cada empresa tienen un impacto directo en sus beneficios, así como en su capacidad para contratar y mantener un tejido de trabajadores de alta calidad.

Es más, la forma en que la compañía aborda los factores de diversidad, igualdad e inclusión, sin duda es una de las claves que más están alterando el paradigma entre las marcas y sus empleados y clientes actuales y potenciales.

Esta realidad, ha llevado a algunas empresas a replantearse sus estructuras, sus prácticas operativas y a reflexionar sobre su contribución a la sociedad. No obstante, resulta decisivo que estas transformaciones no lleguen desde la superficie, sino que se liguen a los valores sustanciales de la cultura de cada empresa y, además, respondan a otros objetivos más ambiciones y de nivel mundial como los acordados para la Agenda 2030.

Aunque a menudo tienden a asociarse con prácticas vinculadas al cuidado del medio ambiente, lo cierto que es los ODS van más allá y también apelan a la defensa de la diversidad y la inclusión social.

Para nosotros, la palabra que define la forma en que entendemos y abordamos la diversidad y la igualdad es el cuidado; en otros términos, desarrollamos nuestro valor fundamental, el cuidado, para convertirlo en una realidad que respalde nuestro compromiso con nuestros empleados, clientes y comunidades y del mismo modo esté orientado hacia la consecución de los ODS.

En primer lugar, es fundamental comprender qué sesgos son susceptibles al lugar de trabajo y cómo afectan a sus empleados, para así poder tomar la responsabilidad pertinente como empresa. Por ejemplo, muchas de las compañías han apostado por el Objetivo 8 (Trabajo Decente y Crecimiento Económico), desarrollando programas de diversidad, igualdad e inclusión que se fundamentan por instaurar estrategias flexibles en sus procesos de contratación y considerar otras aptitudes además de las tradicionales.

Esto ayuda a construir un entorno que presenta igualdad de oportunidades, tiene en cuenta que cada persona presenta un distinto background y dónde es posible acceder al tejido empresarial con independencia del punto de partida. En resultado, también da soporte a la consecución del Objetivo 10 (Reducción de las Desigualdades).

La proliferación de nuevos modelos empresariales permite que los segmentos de la sociedad más vulnerables, incluidos los que viven con discapacidad, accedan a otros rangos salariales de manera que repercuta en el nivel de vida. Las empresas deben poner el foco en iniciativas de diversidad e Inclusión para evolucionar.

Las personas son el centro en la meta histórica por el 2030, por lo que, de igual modo, deben de ser el centro de todos los esfuerzos de las compañías esta materia. Marcar la diferencia en diversidad, igualdad e inclusión comienza con tomar conciencia acerca de los prejuicios y la exclusión sistemáticos que existen en la vida cotidiana y sus efectos en cadena dentro de las organizaciones individuales y en el mundo.

Una vez realizado este ejercicio, las empresas tienen la capacidad para evolucionar y continuar diseñando iniciativas relativas a diversidad, igualdad e inclusión en diferentes áreas de interés clave, como en la plantilla de trabajadores (a quién y cómo se contrata); el lugar de trabajo (cómo se sienten al trabajar en la compañía); el mercado (cómo se incluyen a los clientes y productos); y la comunidad (cómo se puede hacer del mundo un lugar más equitativo).

El estímulo en estas áreas ha de ser materializable con acciones concretas y demostrables, como desarrollar comisiones internas multifunción, diseñadas con el objetivo de mejorar la equidad en la contratación, cuidar la incorporación de los empleados y proporcionar formación continua a los directivos.

En nuestra compañía, por ejemplo, hemos lanzado Zoom Talks, una serie de debates en directo que ofrecen la oportunidad de aprender más sobre nuestros respectivos comienzos, experiencias y perspectivas. Incluso, nos hemos centrado en reforzar nuestro equipo contratando a nuestro primer director de Impacto Social y a nuestro
primer director de Talento Emergente Global.

Los acontecimientos exógenos a Zoom y la meta común por el desarrollo sostenible nos instan a escuchar constantemente, a reconocer nuevos desafíos, a adaptar nuestra estrategia y, sobre todo, a apoyar las necesidades de nuestros empleados y las de nuestros clientes. De esta forma, se fomenta un sentimiento de cuidado y de comunidad dentro de la empresa, que ha elevado enormemente la vida diaria y la carrera de los empleados.

Estamos al principio de nuestro camino hacia diversidad, la igualdad y la inclusión, y desde Zoom seguiremos aprendiendo e incrementando nuestros esfuerzos. Sin embargo, lo que siempre será constante es nuestro compromiso con nuestro valor principal, el cuidado.

Lo que queda claro es que el éxito de las empresas se medirá por su continua evolución, cultura y determinación de cambio, y su futuro será prometedor si la dirección es convertirse en organizaciones más diversas, equitativas e inclusivas.

*** Nicolás Robinson Andrade es director de Relaciones Gubernamentales de Zoom para España y América Latina.