Ana M. Ángel Esteban, psicóloga y sexóloga con consulta en Toledo.
Ana M. Ángel Esteban, psicóloga: "El uso de juguetes sexuales puede influir en el número de relaciones"
La especialista advierte de que "todo lo que crea gratificación puede generar adicción".
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El uso de juguetes sexuales no deja de ser un complemento positivo tanto en la vida individual como en pareja, pero también puede entrañar sus riesgos si no se emplea con cuidado.
La psicóloga y sexóloga toledana Ana M. Ángel Esteban advierte sobre la importancia de la higiene y de respetar la zona de uso de cada juguete para evitar infecciones, además de aportar consejos claros para disfrutar de ellos sin que afecten a la salud sexual ni las relaciones de pareja, ya que un exceso de uso puede generar "adicción" y problemas como "no sentir nada por acostumbramiento".
La especialista responde a EL ESPAÑOL de Castilla-La Mancha sobre algunas de las preguntas más habituales sobre este tema:
- ¿Qué beneficios aporta el uso de juguetes sexuales en la vida íntima y cuándo podría convertirse en un problema?
- Son una forma de aumentar el placer, la fantasía y la excitación, tanto psicológica como real al usarlos. Rompen rutinas, pero debe haber un acuerdo en la pareja, porque si no, puede generarse malestar y otras consecuencias con el tiempo. Otro problema es el uso exclusivo de forma autónoma y habitual, que puede influir en el número de relaciones sexuales en pareja.
- ¿El uso frecuente puede generar una "dependencia" o afectar la respuesta sexual sin ellos?
- Sí, por supuesto. La costumbre a un nivel de estimulación muy intenso —como vibradores de alta potencia o succionadores— puede 'malacostumbrar' al cuerpo y retrasar la respuesta a la estimulación natural de la pareja. Este efecto suele ser reversible si se alternan las formas de estimulación o se espacian los momentos de autosuficiencia con los juguetes.
- ¿Qué señales físicas o emocionales deberían llevar a alguien a replantearse su manera de usarlos?
- Algunas señales son sentir irritación o dolor frecuente, necesitar siempre el juguete para alcanzar el orgasmo, notar disminución de la sensibilidad, tener que aumentar la potencia para llegar al clímax o quedarse sin orgasmo por ser imposible al estar ya habituada, con la frustración que eso produce. Hay veces que se utiliza para aliviar la ansiedad o la soledad de manera compulsiva. Ejemplo: los estudiantes se masturban mucho más en periodo de exámenes por la liberación de endorfinas que se produce y por la relajación al tener un orgasmo. También hay personas acostumbradas a hacerlo antes de dormir para reducir el tiempo de latencia del sueño, a modo de ansiolítico o somnífero. Si el juguete se convierte en la única vía de placer, o para otras situaciones, tenemos un gran problema
- ¿Cómo influye el uso repetido de estos juguetes en las relaciones de pareja: fortalecen la intimidad o pueden crear distancia?
- Depende de cómo se usen. Cuando se comparten y se utilizan de forma consensuada, son geniales: aumentan la excitación, fomentan la comunicación, la curiosidad y el juego en la relación. Pero si uno de los miembros se siente sustituido o se usan como imposición de fantasías, pueden generar malestar y distancia. Todo vale siempre y cuando ambos estén de acuerdo.
- ¿Qué recomendaciones daría a quienes quieren disfrutar de los juguetes sexuales sin que afecte su salud sexual ni sus vínculos afectivos?
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Lo principal es la moderación y la variedad: no depender siempre del mismo tipo de estimulación y, preferiblemente, no asociarlo con pornografía, que puede distorsionar las expectativas. Hay que combinar el juguete con la relación de pareja y cuidar la parte emocional del sexo. También es clave la lubricación y mantener los juguetes limpios. El uso individual debe hacerse cuando hay excitación, no de forma rutinaria, para que siga siendo placentero y no pierda efecto al usarlo con la pareja.
"Está muy bien disfrutar con una misma, pero sin abusar. Todo lo que crea gratificación puede generar adicción. Es recomendable variar la estimulación y usar fantasías sexuales imaginadas, no imágenes pornográficas, para que la experiencia con la pareja siga siendo intensa y satisfactoria. ¡Toma nota y disfruta con y sin juguetes!", finaliza Ana M. Ángel Esteban.